ABC (1ª Edición)

El Barcelona golpea primero

▶ Un zurdazo de Raphinha marca la diferencia en Las Vegas. Una parte para cada equipo

- HUGHES

Ahora que se derriten los glaciares, el Madrid forma uno de hielo y nieve, roca blanca hecha de defensas y centrocamp­istas para la solidifica­ción del bloque bajo.

Rudiger jugó de lateral, lo que significa que la pareja Militao-Alaba no se toca. Había ganas en un sector de la prensa en exiliar a Alaba a la periferia del juego. Rudiger hizo de lateral izquierdo y será otro comodín estilo Nacho. En la media, Tchouaméni partía de ‘cinco’, con Valverde y Camavinga a cada lado. Tímido aun para mandar en la confección (sería una locura solo pretenderl­o) el efecto de Tchouaméni se atisbó sordo, callado, hecho de piernas, cortes, robos, e influencia física. Se intuyó su gran aristocrac­ia muscular, su muslo, su fibra larga. Camavinga estuvo más vivo, más de interior pensante, más capaz de conservar la pelota y Valverde fue, mientras jugó, el más peligroso del equipo con sus llegadas. El Madrid estuvo replegado y a la contra, sin novedad. Ver de nuevo a Ancelotti transmitía una sensación de alivio en el espectador, de familiarid­ad.

Para la filosofía de Xavi no hay amistosos y el Barcelona estuvo doctrinalm­ente irreprocha­ble en la primera parte: se mostró más presionant­e, con más dominio de la pelota e incluso con mayor viveza en las faltas. Araújo, quizás el mejor culé, controló muchos minutos a Vinicius en el hombre a hombre y ganó por bastante a Rudiger cuando se midieron la velocidad. El centro del campo del Barça, el clásico, Pedri, Gavi y ‘Busi’, eran como Aníbal y los suyos cruzando los alpes, la cordillera de mediocampi­stas del Madrid. Tenían la pelota, pero les costaba pasar por ese bosque humano. Cuando el Barcelona tuvo peligro fue al robar, al presionar arriba, aprovechan­do los errores del Madrid. Uno de Camavinga pudo ser gol de Fati y otro de Militao fue el gol de Raphinha, de fuera del área y gran zurdazo.

El Barcelona estrenó delantera (Fati siempre está volviendo) y Raphinha gustó por ese golpeo y por su velocidad más que por el regate.

En el Madrid se probó a Hazard de falso nueve. El Madrid, y más en pretempora­da, invita a la prudencia en los juicios: es muy posible que Hazard marque el gol de la Decimoquin­ta, pero en Las Vegas desde luego no convenció como alternativ­a a Benzema. Sorprende la capacidad del Barcelona para reconstrui­r una delantera cada pocos meses, cada ventana de fichajes, frente al bucle madridista de los Mariano, Hazard, Mayoral… Salió Asensio en la segunda parte, y gustó mucho más que Hazard en ese puesto imposible de sustituto de Benzema.

Los dos equipos estuvieron serios, poco veraniegos. El Madrid se replegó con gran orden, aunque el Barcelona vivió el amistoso con más pasión. No solo por su mayor ambición inicial. Todo son novedades, promesas, jugadores por descubrir, mientras que el Madrid es pura estabilida­d, pocas sorpresas y el mínimo aventureri­smo. Son las grúas de Florentino frente a las palancas de Laporta. «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo», frase de Arquímedes que ahora parece una declaració­n llena de marketing.

Tras el descanso, con el CasemiroMo­dric-Kroos, el Madrid tuvo más la pelota y equilibró el partido, sin concretarl­o en nada por la falta de delanteros. Ancelotti tiene dos mediocampo­s y su combinació­n será un arte que tenga que refinar durante la temporada. Y además está Ceballos, que gustó de falso extremo izquierdo. Es una variante interesant­e, podría ser un nuevo Isco llevando el esquema a un emboscado 4-4-2.

El Clásico es un evento de hispanidad, y los hispanos que llenaban el gran estadio de Las Vegas se pusieron de acuerdo en pitar a Piqué, quizás por lo de Shakira, que no se perdona. Continuida­d moral y estética en ultramar, católica y futbolísti­ca.

En la segunda parte se vio que el Madrid es constante, fiable y creciente, con su cara A o con su cara B, mientras que el Barcelona se resintió con los cambios, se desdibujó, aunque mostró más dinamita. Mientras Mariano la daba picuda (no estaba Benzema), Dembélé y Aubameyang refrescaba­n el asombro ante Courtois.

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// AFP Los futbolista­s de ambos equipios se pelean tras un planchazo de Busquets a Rodrigo

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