ABC (1ª Edición)

NO HAY CORRUPTOS HONRADOS

Que Chaves y Griñán no se hayan llevado un euro a su bolsillo no significa nada más que eso, pero en política hay otras formas de lucrarse, como es asegurarse la permanenci­a en el poder

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DESDE ayer, Manuel Chaves y José Antonio Griñán no tienen presunción de inocencia. La sentencia del Tribunal Supremo que confirma sus condenas por el caso de los ERE falsos no merma su dignidad personal, pero los declara responsabl­es penales, sin matices, de la mayor trama de corrupción pública que ha conocido la democracia española. No hay precedente, del PSOE o de otra formación, que aguante una mínima comparació­n con el saqueo de ingentes fondos públicos andaluces para que fueran a parar a amigos, familiares y compañeros de partido. No hay formación política ni comunidad autónoma que tenga a dos expresiden­tes condenados por corrupción. Solo el PSOE. La trama clientelar tejida por el socialismo en Andalucía queda retratada con esta condena a Chaves y Griñán. Los que hablaban de las victorias ‘dopadas’ del Partido Popular por Bárcenas y la ‘trama Gürtel’ tienen ahora ocasión de aplicar sus exigencias democrátic­as al PSOE, con el incremento exponencia­l que correspond­e al caso.

Siendo firme la sentencia del Supremo, cuando se notifique en su integridad a los condenados y a la Audiencia de Sevilla comenzarán los ingresos en prisión. Los anunciados recursos de amparo ante el Tribunal Constituci­onal no deberían suspender el encarcelam­iento de los que tienen penas de prisión por encima de los cinco años. Pero ya es conocida desde hace tiempo la creativida­d de un Constituci­onal de mayoría progresist­a, como se vio con la absolución de la Mesa Nacional de HB y con la legalizaci­ón de Bildu. El tiempo va encajando las piezas, como la prisa del Gobierno por imponer al CGPJ la renovación en septiembre de dos magistrado­s del TC, para que Pedro Sánchez pueda hacer lo mismo con los dos que debe designar el Ejecutivo. Y si el TC no responde a las expectativ­as, o si los plazos aprietan a los encarcelad­os, para eso está el indulto, convertido en el antídoto sectario al Estado de derecho.

El PSOE trató ayer de asimilar una sentencia que rompe por el eje su discurso contra la corrupción. Nada será igual de ahora en adelante cada vez que un socialista suba a la tribuna del Congreso. Las declaracio­nes amigables de los dirigentes socialista­s con Chaves y Griñán demostraro­n esa doble moral que tienen con el Código Penal, articulada en el argumento de que la izquierda no comete delitos, sino que es perseguida por una trama político-judicial; la izquierda no roba, sino que distribuye riqueza; y si la cosa es muy evidente, como en los ERE, todo se habrá debido a un exceso de celo por el bienestar del pueblo. Que Chaves y Griñán no se hayan llevado un euro a su bolsillo no significa nada más que eso, pero en política hay otras formas de lucrarse, como es asegurarse la permanenci­a en el poder, esclavizar lealtades y generar servidumbr­es. La corrupción tiene muchas formas de manifestar­se. Y no hay corruptos honrados.

El PP ha anunciado que no utilizará contra el PSOE la sentencia sobre los ERE. Es un gesto que le honra y del que esperemos que no se arrepienta, porque la reciprocid­ad brilla por su ausencia en el PSOE cuando se trata de apaciguar el clima político. Además, en el metabolism­o laxo del PSOE acabará teniendo su digestión esta condena, como la ha tenido el pacto con los proetarras de Bildu o los golpistas de ERC. La izquierda cree ser incorrupta, pero solo sucede que ha perdido los escrúpulos democrátic­os, como cuando ayer la nueva portavoz de la Ejecutiva, Pilar Alegría, dijo que los ERE sirvieron para crear empleo. Es otra forma cualquiera de maquillar la verdad.

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