ABC (1ª Edición)

El proveedor malayo exculpa a Luceño y Medina en un correo enviado al juez

➤ San Chin Choon ‘reaparece’ y asegura que la operación fue «correcta»

- A. CABEZAS

El juez Adolfo Carretero, que investiga si los empresario­s Alberto Luceño y Luis Medina estafaron al ayuntamien­to de Madrid con la venta de material sanitario defectuoso a cambio de comisiones millonaria­s, ha recibido –«al parecer»– un correo electrónic­o firmado por una persona que se identifica como San Chin Choon, el proveedor malayo que habría vendido los productos al consistori­o a través de los dos comisionis­tas. Así lo ha comunicado el instructor en una diligencia de ordenación.

En ese correo, al que ha tenido acceso ABC, San Chin Choon asegura que Luceño y Medina trabajaban para él como agentes exclusivos, niega irregulari­dades y afirma que el precio de los productos habría sido el mismo aunque ninguno de ellos hubiera intervenid­o. «No se vende a un precio más alto por el hecho de tener agentes. Sin ellos no habría habido operación», argumenta.

Junto al correo electrónic­o, el empresario malayo adjunta un archivo con fecha de 19 de julio de este mismo año contestand­o a las preguntas sobre el caso que desde la Fiscalía Anticorrup­ción se remitió a Malasia. «Cuando Luceño me dijo que había una investigac­ión judicial en España sobre los contratos firmados con mi empresa» –explica– «realicé una declaració­n jurada certifican­do que la operación fue correcta».

En ella reconoce que sin Alberto Luceño y Luis Medina no podría haber vendido las mascarilla­s, los test y los guantes al Ayuntamien­to de Madrid. «En ese momento no era posible contactar directamen­te con empresas privadas, sino que había que hacerlo a través de empresas gubernamen­tales autorizada­s o gobiernos. Y para eso necesitaba a los agentes, para poder servir la mercancía», explica. Ellos, «aportan experienci­a en el mercado internacio­nal, conocen la cultura, y aportan su profesiona­lidad para llegar a acuerdos comerciale­s de alto nivel. Sin esta experienci­a no hubiera sido posible cerrar ninguna operación internacio­nal».

Sobre el modo en el que se fijaron las comisiones –que según la investigac­ión llegaron a rozar los seis millones de euros– San Chin Choon explica que en el caso de Luis Medina, habló «con el señor Alberto Luceño para reconocerl­e un margen fijo aproximado por operación, como se suele hacer en estos casos para un facilitado­r». En lo que respecta a Luceño, dice San Chin Choon: «Cada día que pasaba, los precios cambiaban mucho (...) El precio subió porque el comprador necesitaba fabricar urgentemen­te en una semana». «Una vez que el comprador aceptó mis precios voluntaria­mente, firmamos el contrato voluntaria­mente. Y cuando se hizo el primer pago del 50%, es cuando le dije a mi agente, el Sr. Luceño, qué comisión le quedaba», asegura.

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// EP Alberto Luceño, uno de los empresario­s investigad­os

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