ABC (1ª Edición)

Rahm baja a su peor ranking

∑Jon no era número 5 mundial desde 2019, pero ahora solo piensa en ver nacer a su segundo hijo en agosto

- MIGUEL ÁNGEL BARBERO

«Nada de lo que me exijan los demás dejo de pedírmelo yo mismo cada día» reconocía Jon Rahm antes de comenzar el pasado Open Británico. El golfista español respondía así a la pregunta de si no estaba atravesand­o por un momento bajo, en el que no se le veía en su mejor versión de los últimos tiempos. Sin embargo, su orgullo de campeón trataba de ver el lado positivo de la situación, pues pensaba que había algún asidero al que agarrarse cuando llegaba la semana más importante de la temporada.

«Llevo todo el año esperando este momento; estamos en la cuna del golf, en el lugar donde Severiano Ballestero­s ganó su torneo más importante y voy a intentar emularle con todas mis fuerzas», se motivaba. «Es más, no creo que haya que fijarse solo en los resultados y en el puesto en el ranking; me encuentro bien de juego y todo puede pasar», recalcaba con seguridad.

Empero, los números son implacable­s y ofrecían una de cal y otra de arena a sus argumentos. «Llevo un triunfo y cinco top 10 en 2022, creo que más de uno los firmaría a estas alturas de temporada», decía con razón y la cabeza alta. Mas tampoco podía ocultar que había descendido en tres meses del número uno mundial con el que había empezado el curso en Hawái hasta el 5 con el que se presentó en Escocia y con el que ahí sigue. Su peor cifra desde septiembre de 2019. «Ante eso yo no puedo hacer mucho; no depende únicamente de mí, sino también de lo que hagan los demás. Si hombres como Scottie Scheffler, Xander Schauffele o Cam Smith ganan dos o tres veces la lista se mueve mucho y no se puede aguantar el liderato», concluye.

No obstante esos deseos iniciales de hacer historia en el deporte español en St. Andrews se vinieron pronto abajo. Que si el viento, que si los golpes de aproximaci­ón y, sobre todo los ‘putts’, le dejaron fuera de juego ya en la primera jornada. Y el motivo desvelado al final de la ronda dejó perplejo a más de uno. «Estrené un ‘putter’ nuevo y no me sentí nada bien; se suponía que con una cabeza de medio grado más podría atacar mejor estos ‘greens’, pero no ha sido así. Mañana lo dejaré en casa y volveré al antiguo» justificó. Evidenteme­nte, el hecho de hacer probaturas en el grande más importante de su carrera ya dejaba entrever que las cosas no estaban tan boyantes como él quería hacer creer.

Pensando en otra cosa

Rahm es un personaje muy transparen­te. Se ve enseguida si su ambición y arrogancia tienen fundamento o son solamente una pose de cara a la galería. Está claro que en su interior siempre busca la excelencia, pero no siempre la puede conseguir. «A mí me di- cen que esta temporada lo estoy haciendo horrible, pero yo no lo siento así; cuántos quisieran ganar un torneo cada año», sonreía con cierta ironía. Pero esto tampoco le impedía reconocer que se le estaba haciendo un tanto cuesta arriba esta fase de la campaña en la que, centrado en los ‘majors,’ no había logrado sacar su mejor versión. «Por unas cosas o por otras no he jugado bien en estos torneos, que son los que realmente me motivan. ¿Que he pasado el corte en los cuatro? Pues sí, pero eso no me dice nada, la verdad», comentó con sinceridad ya con el ‘British’ concluido, viendo que en ninguno de ellos había podido luchar por la victoria. Y, en el fondo, lo que subyacía en sus palabras era su deseo de volver a casa y de pasar más tiempo con su familia antes que pensar en el golf. «Voy a volver a Arizona y desconecta­ré de todo. Solo quiero estar con Kelley y Kepa hasta que nazca nuestro segundo hijo en agosto», reconoció. Siendo un hombre tan familiar como él, es evidente que sus palabras son auténticas. Siempre ha reconocido que su prioridad en la vida no es el golf y en estas próximas semanas lo va a dar todo en casa. Luego, en cuanto aumente el número de integrante­s de los Rahm-Cahil ya volverá en pensar en sus habituales ocupacione­s, tal y como hizo hace dos años cuando nació su primer retoño justo antes del Masters. Con todo lo bueno que llegó desde entonces.

Cuando es feliz juega mejor

Ya con Kepa en sus brazos, el vizcaíno fue capaz de sobrelleva­r un año 2021 que a cualquier otro hubiera traído por el camino de la amargura. El Covid le atacó más que a nadie (sufrió tres positivos en ese período) y a raíz de ello se vio privado de una victoria que ya acariciaba en el Memorial y de una posible medalla en los Juegos de Tokio. Afortunada­mente, la tranquilid­ad que respiró entre los suyos le llevó a ganar dos torneos desde junio (entre ellos el Open USA) y a ascender al primer lugar del ranking. Lo ocupó hasta marzo de 2022 (43 semanas) y estuvo cerca de superar el registro de Seve, que lo ostentó durante 61.

Su calendario para lo que queda en la segunda parte del año lo tiene claro. «Voy a jugar los tres últimos torneos de la FedEx Cup a final de agosto; luego el BWM Europeo de Wentorth en septiembre y el Open de España en octubre», avanzó. Y, aunque no quiere pensar en ello, sabe que con la cabeza limpia y en buena forma, puede volver a ser quien era. «Ya lo he hecho en el pasado y no veo por qué no lo puedo repetir; con unas buenas semanas se sube mucho en el escalafón y el número uno siempre estará ahí».

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// ABC Rahm, tendrá un nuevo hijo
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