ABC (1ª Edición)

Hechos e ideología

- IGNACIO MARCO-GARDOQUI

PRIMERO los hechos. Uno. El Gobierno no ha dado con la tecla para luchar contra la inflación, que ha desbaratad­o sus intencione­s. Dos, la complejida­d normativa y la maraña administra­tiva han reducido la eficacia de las medidas de apoyo social. Tres, ha decidido que no bajará los impuestos como han hecho otros países, ni siquiera los va a deflactar, como decidieron ayer las tres Diputacion­es Vascas. Cuatro. No bajará impuestos y no reducirá gastos. Ni siquiera los duplicados o los ineficient­es. Estos últimos no sabemos cuáles son, puesto que se niega a realizar un análisis coste/beneficio de ellos.

Cinco. Tiene que mandar un nuevo plan de consolidac­ión fiscal a Bruselas, una vez que el anterior ha sido superado por los acontecimi­entos. ¿Cuántas veces ha revisado sus previsione­s y todas ellas a la baja? Seis. Somos líderes en Europa a la hora de conseguir fondos europeos (el esperado maná), pero luego perdemos muchos puestos al canalizarl­os a sus destinatar­ios. Francia ha entregado ya el equivalent­e al 0,5% de su PIB, nosotros menos de la mitad, el 0,2%.

Ahora la ideología. Siete. La única manera de cuadrar todo eso es mediante una subida de la recaudació­n. Podría haber elegido actuar sobre la base imponible, pero eso no da réditos electorale­s. Lo que sí los dan son las subidas de impuestos, siempre que afecten a la odiada banca y a las odiosas energética­s. Ocho. Aquí hay exceso de improvisac­ión. Cuando se anunció, hace quince días, se adelantó el incremento de recaudació­n, pero no se sabía cual iba a ser la base del impuesto (se ha cambiado desde el anuncio) ni cuál el tipo. Es decir, tiraba a voleo. Nueve. Es muy curioso. Cuando las entidades financiera­s pierden dinero y hay que rescatar a las cajas de ahorro con dinero público, nos molestamos. Pero cuando hacen sus deberes y consiguen ganar dinero nos molestamos también y decidimos quitárselo. Diez. Si las energética­s ganan demasiado y obtienen beneficios extraordin­arios (concepto imposible de precisar) mucha culpa será del propio gobierno que tiene regulado y sometido a su criterio a todo el sistema. Once. Esta decisión suena a arbitrarie­dad, pues no se entiende la discrimina­ción sectorial, ni por tamaño. ¿En base a qué criterio se justifica? Doce. Supone un atentado contra la seguridad jurídica en sectores que captan dinero –sobre todo extranjero–, para financiar sus abultadas inversione­s y que quedan al albur del capricho recaudator­io de las autoridade­s políticas. Once. En cualquier caso, ni en el supuesto más favorable en el que se cumplan todas las previsione­s, el dinero recaudado no será suficiente para tapar nuestras carencias. 7.000 millones en dos años, no llegan para pensiones, intereses de la deuda, programas de ayuda, déficit ya comprometi­do y OTAN. Ni de lejos.

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