Alerta en Washington por los autobuses de emigrantes enviados de Texas y Arizona
➤ Los vehículos son despachados por gobernadores republicanos. La alcaldesa de la capital pide a Biden que movilice a la Guardia Nacional
Familias enteras de desplazados malviven en la estación de trenes y autobuses, que está a tiro de piedra del Capitolio
Los autobuses, enviados por gobernadores republicanos, llegan a cualquier hora del día y de la noche, y sus puertas se abren a un calor y una humedad asfixiantes, y poca ayuda. Una familia hondureña, padre, madre, tía y tres niños de 9, 10 y 12 años, comen de platos de cartón en el suelo a las puertas de Union Station, la terminal de trenes y autobuses que está muy cerca del Capitolio. Dicen que llegaron en uno de los últimos autobús de Texas, hace una semana, y aún no saben muy bien qué hacer.
Con los albergues saturados y las organizaciones de ayuda humanitaria sin manos ni recursos, familias como esta se suman a las más de 4.000 personas sin techo que habitan ya en la capital, que tiene una población de unos 700.000 habitantes. «Nos dijeron que nos ayudarían al bajar del camión, pero no tienen espacio en el albergue para los seis», dice Elmer Flores, el padre, de 42 años, que dice que llevaba un colmado en su país antes de emigrar por la criminalidad y la extorsión. Ante esta crisis sin precedentes, la alcaldesa de Washington, capital federal de Estados Unidos, ha pedido al presidente Joe Biden que movilice a la Guardia Nacional. La razón, expresada en una carta enviada por el gobierno local de Washington al Gobierno federal es que «el ritmo de llegadas ha alcanzado un punto de inflexión». Por ello solicita Muriel Bowser, demócrata, 150 soldados de la Guardia Nacional por día «para ayudar a las ONG con personal, para cubrir turnos de 24 horas los siete días de la semana», según reza en esa misiva fechada el 19 de julio y hecha pública ahora. La Casa Blanca no ha dicho si aceptará ese pedido.
Según la alcaldesa de la capital, son 200 autobuses los que han llegado, con 4.000 inmigrantes sin papeles, enviados por los gobernadores de Texas, Greg Abbott, y Arizona, Doug Ducey. Después de que Biden levantara las restricciones de entrada en EE.UU. por la frontera de México aplicadas por Trump durante la pandemia, esos gobernadores, republicanos ambos, anunciaron que comenzarían a enviar a sin papeles detenidos antes de pedir asilo a las llamadas ciudades santuario, normalmente bastiones demócratas que no cooperan con las agencias migratorias en deportaciones. Washington es una de esas ciudades, un lugar en que los demócratas ganaron en las presidenciales de 2020 con un 92% de los votos.
Albergues masificados
El primer autobús, según el gobierno local, llegó aquí a mediados de abril, y el ritmo se ha intensificado durante el verano. Ante la masificación de los albergues, que además acogen a la elevada población sin techo en Washington, la alcaldesa ha pedido a Biden que permita que se empleen instalaciones militares, como Fort McNair o la base de uso conjunto de Bolling, como albergues temporales en plena ola de calor.
Preguntado por si habrá más autobuses en semanas venideras, el equipo del gobernador texano dijo que no tiene intención de reducir el ritmo. Según dijo Renae Eze, secretaria de prensa de Abbott, en un correo electrónico: «Washington D.C. finalmente entiende con qué tienen que lidiar los texanos todos los días mientras nuestras comunidades son invadidas y abrumadas por miles de inmigrantes ilegales gracias a las políticas de fronteras abiertas del presidente Biden… Si la alcaldesa quiere una solución a esta crisis, debería pedir al presidente Biden que tome medidas inmediatas para asegurar la frontera, cosa que no ha hecho».
La alcaldesa se convirtió en una estrella emergente de su partido durante las protestas raciales de 2020, tras el homicidio de George Floyd a manos de agentes de policía. En aquellos días, Bowser participó en protestas ante la Casa Blanca y hasta le cambió el nombre a la calle ante la residencia presidencial por el de «Plaza Black Lives Matter», es decir, «las vidas negras importan», lema de la protesta. Cuando Trump movilizó a la Guardia Nacional en la capital para atajar los disturbios, Bowser se opuso, acusando a Trump de militarizar unas protestas legítimas.
Por ley, las fuerzas armadas no pueden desplegarse dentro de territorio estadounidense si no lo solicita el gobernador correspondiente, normalmente como respuesta a desastres naturales, o en casos extremos, ante una insurrección. Como Washington es una capital federal, es el presidente el que ordena la movilización en ese caso. Durante el saqueo del Capitolio de 2021 Trump podría haber movilizado a la Guardia Nacional y no lo hizo.