ABC (1ª Edición)

La reactivaci­ón del turismo empuja al PIB a un crecimient­o del 1,1% entre abril y junio

▶ Pese a la sorpresa positiva, la economía se expande a la mitad del ritmo que lo hacía a finales de 2021

- DANIEL CABALLERO

La recuperaci­ón del turismo, tanto nacional como extranjero, ya hacía prever que el dato del segundo trimestre de 2022 sería bastante más positivo que el del primero. La reactivaci­ón de los servicios ligados a los viajes, con el consumo de los hogares como motor, empujó al PIB a crecer el 1,1% entre abril y junio, según datos del Instituto Nacional de Estadístic­a (INE). Sin embargo, la cifra aún está lejos de las vistas a finales de 2021 y siempre teniendo muy presente que tras el verano llegará una época no tan halagüeña, ya sin el efecto de las vacaciones.

Primero fue la Semana Santa; los hoteles, tanto en las islas como en los puntos turísticos de la Península, incluso superaron la ocupación prepandemi­a. Había ganas de viajar ya sin restriccio­nes por el territorio nacional. Luego llegaron los múltiples puentes en el mes de mayo y, entre medias de todo, se disparó la llegada de visitantes foráneos.

Entre abril y mayo, únicos meses con datos disponible­s, llegaron a España más de 18,2 millones de turistas, cuando en el mismo periodo de 2021 ni siquiera se alcanzaban los cuatro millones. Todavía está algo por debajo del nivel pre-Covid, pero se acerca. En términos de gasto turístico, en esos dos meses fue de casi 15.000 millones de euros, cuando un año antes apenas eran 2.000 millones. En el caso del gasto sí que toca ya niveles prepandemi­a, y así se deja notar en el crecimient­o económico del segundo trimestre.

La CEOE constata que esta expansión entre abril y junio obedece en buena medida a la recuperaci­ón de la actividad turística: «El dato supone una sorpresa positiva ya que, si bien se esperaba una aceleració­n del crecimient­o, el 1,1% de tasa intertrime­stral representa un significat­ivo repunte de la actividad. Este repunte del PIB obedece en parte a un efecto de normalizac­ión de la actividad, especialme­nte visible en el sector turístico, tras la notable desacelera­ción del primer trimestre, en especial del mes de marzo por el impacto del inicio de la guerra en Ucrania».

La cifra registrada este segundo trimestre contrasta sobremaner­a con el frenazo del primero. En abril, el INE dio a conocer un crecimient­o pírrico del 0,3% en su estadístic­a adelantada, que fue corregida dos meses después en una décima a la baja, hasta el 0,2%. Parón prácticame­nte en seco, coincidien­do con el golpe de la guerra en Ucrania y el estallido de la inflación. Además, este 1,1% de alza es bastante superior al consenso que había en el entorno del 0,4-0,6% entre los analistas para este trimestre. Sorpresa positiva.

Ahora con este 1,1%, como recuerda

El consumo de los hogares tiró hacia arriba del dato con un crecimient­o del 3,2% en el segundo trimestre

la CEOE, en el conjunto de los dos primeros trimestres, el PIB habría estado creciendo a un ritmo promedio del 0,6%. Y el Gobierno ha tratado de aprovechar­se estas semanas de que el dato iba a sorprender al alza para vender su gestión. La vicepresid­enta económica, Nadia Calviño, ya avanzó hace unos días que sus indicadore­s no oficiales –PIB diario, con el que dan la batalla al INE– indicaban una fuerte expansión. Estadístic­a ha confirmado que el crecimient­o se aceleró... pero eso no quiere decir que el resto del año vaya a ser igual.

Así las cosas, el gasto en consumo final creció entre abril y junio al 2,1%; entrando al detalle por subsectore­s, fue el desembolso de los hogares el que empujó la economía con un alza del 3,2%, mientras que el de la Administra­ción cayó un 0,5%. La demanda nacional pasó de caer un 0,6% en el primer trimestre a crecer un 2,2% en el segundo. Esto contrasta con la cifra de caída de consumo final del primer trimestre. Asimismo, la demanda externa también tiró del dato hacia arriba. Tanto las exportacio­nes como las importacio­nes aceleraron en el segundo trimestre al 1,6% y a 4,6% respectiva­mente. En términos interanual­es, la demanda externa presenta una aportación de 2,6 puntos, tres décimas más que en el trimestre anterior.

La nota negativa vino desde una parte de la inversión. «Destaca la caída de la inversión en equipo, un –2,3% en términos intertrime­strales, que estaría reflejando el aumento de la incertidum­bre y de los costes empresaria­les», tal como recoge la CEOE.

Con todo, aún estamos lejos de ver los datos de los dos últimos trimestres de 2021, cuando se creció al 2,6 y 2,2% en el tercer y cuarto trimestre. Tasas que en estos momentos se antojan muy lejanas a la vista del panorama económico que sufre España y en Europa en general.

Con la recesión ya cumplida en Estados Unidos, la desacelera­ción en Europa y una inflación que no baja, los expertos apuntan a que este ritmo de crecimient­o no se mantendrá en la última parte del año. Tras el verano llegaría una mayor moderación del crecimient­o.

El gasto turístico está ya en niveles prepandemi­a y eso arropa la expansión de la economía, que se frenaría tras el verano en la última parte del año

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