Veraneo en el norte
«Es una suerte contar con la amistad de Victoria de Lecea, una señora culta y con conversación»
Empiezo mi veraneo, que no vacaciones, en Galicia, donde coincido con Mike Domecq y Miguel Arias Cañete, que tienen una boda y un bautizo, aunque ni de la misma pareja, ni de la misma familia, faltaría más. Improviso un almuerzo informal en La Aldeana, cuyo propietario trabajó mucho años en el tristemente desaparecido restaurante Jockey de Madrid y al que conocí. Se suman Dolores y Juan Vieites Baptista de Sousa que preside ahora la Patronal Gallega, con los que cenaría después en El Monte Real Club de Yates de Bayona. Ha sido nombrado Gallego del Año recientemente.
Emprendo viaje por el norte. Al pasar por Llanes visito a mi amigo el diseñador y peletero Miguel Marinero en su casa, donde me enseña su nueva actividad como escultor con obras de madera a la deriva muy interesante y que presentará a mediados de agosto en una exposición. Llego a Santander, donde había previamente convocado a cenar en la Posada del Mar a la condesa de Revilla de Camargo y a su hermana Mariuca
de la Cagiga, junto a Joserra Azpiroz y lo paso fenomenal. Ellas están encantadas con la feria taurina que empieza. La ciudad está en plena Semana Grande y las calles y terrazas están abarrotadas de gente.
En la maravillosa iglesia de Periedo asisto a la boda de Eduardo Collar y Olaso y Casilda Calderón Aguilar y a la posterior celebración en Los Corrales de Buelna. Una boda divertida y muy alegre con una novia ideal y una madrina elegantísima con mantilla sin peina, puesta como se ve en los cuadros de Goya. Ahora es una opción-tendencia, porque la Condesa Zichy la llevaba de la misma manera en la boda de su hijo Imre con Casilda Pérez-Maura y Bustos.
Siguiendo por la autopista del norte, llego a Bilbao para ver la espectacular exposición de coches del Museo Guggenhein, con la aportación de los de Norman Foster, entre otros muchos propietarios como coleccionistas, museos y fundaciones del mundo entero. Una gran idea la de unir el arte y el motor. Tuve el apoyo de
Pilar Aresti y Victoria de Lecea, presidenta de los Amigos del Guggenhein, con la que almuerzo después en el Club de Golf de La Galea. Es una suerte contar con la amistad de una señora tan culta y con conversación interesante.
Llegó a Biarritz con la impresión de que casi no quepo. La animación llena bares y restaurantes, calles y comercios, playas a tope y surfistas casi pidiendo paso para practicar su deporte. El Hotel du Palais ha sido reformado y casi no hay sitio para los que pretenden disfrutar de las terrazas ante la Grand Plage.
El emperador Napoleón III mandó construir, a petición de su esposa, una casa de verano, Villa Eugenie, cuyo proyecto encargó al arquitecto
Durand, porque la emperatriz quería estar cerca de España y competir con los palacios de su hermana Paca, duquesa de Alba. Un capricho de Eugenia de Montijo con forma de E, el hoy Hotel du Palais, fue residencia imperial de verano, famosa en su época porque allí las fiestas y bailes congregaron a la realeza europea que, años más tarde fue vendido por la propia emperatriz. Hoy es un lugar de lujo, exponente de ‘la grandeur de la France’, con el estilo del Segundo Imperio.
El Chateaux Brindos, donde pasaron su luna de miel la Duquesa de Alba y Jesús Aguirre ha sido renovado. El lago con sus casas, que son habitaciones sobre el agua, con un servicio de lanchas para acceder a ellas, sigue siendo un lugar refinado, con un jardín que invita a soñar y cenar allí, un placer.
Y en Arcangues celebrar el santo de Anabel, en el Auberge d’Achtal, fue muy chic, como la anfitriona. Allí, en Arangues, está la tumba de
Luis Mariano y su música en Francia sigue viva.