Apartarse del rebaño
Es muy recomendable en esto de las inversiones no ir con el rebaño. Ir por libre. Y aunque nunca ha sido fácil, quizás últimamente hacer algo diferente resulta más complicado. No se trata de ponerse en frente del mercado por ponerse en frente, se trata de sacar la cabeza de la centrifugadora del día a día y mirar más allá de los titulares. Se trata de ver cosas que otros no han visto o pensar de forma distinta, que es precisamente lo que no hace la manada que conduce al mercado para un lado y para otro sin analizar mucho las cosas por el camino. Ahí está la oportunidad y evidentemente el riesgo. Hay que distinguir en las cosas que el mercado está haciendo bien y mal. Y cuando te topas con un fallo del mercado, decidir cómo sacarle partido.
Hoy, como en muchas otras ocasiones, el mercado peca de excesivamente cortoplacista. La pregunta del verano va a ser: ¿Recesión? La respuesta es que cuando no estamos en una no encaminamos a ella. Por lo que más allá del miedo que pueda darnos la palabra que empieza por ‘r’, lo que habría que responder es cuándo y cómo de mala.
Lo que tenemos por delante no va a ser peor que lo que hemos vivido en los últimos años. El punto de partida es distinto y, aunque hay interrogantes, ni siquiera el peor desenlace la haría comparable.
En los últimos cien años ha habido casi una veintena de recesiones, una gran depresión, una guerra mundial, periodos de preocupación y cataclismos globales y últimamente la gran crisis financiera y una pandemia. En ese periodo el S&P 500 ha tenido un rendimiento medio anual superior al 10% que desde luego han disfrutado muy pocos inversores que han estado entrando y saliendo en ese periodo al calor del último titular. Por lo que mi mejor recomendación es que si está invertidos de acuerdo a su perfil de riesgo no desinviertan, sino es así aprovechen para subirlo porque lo único bueno del cortoplacismo en el que estamos instalados es que pasa pronto.