ABC (1ª Edición)

Una amistad de los hachazos a los títulos

Íntimos fuera del parqué del fútbol sala, Sergio Lozano y Carlos Ortiz vivieron temporadas de reñidos duelos por el éxito, pero en la última, al fin juntos, firmaron un año casi perfecto

- MIGUEL ZARZA

Carlos Ortiz

«En mi fichaje por el Barça pesó mucho que Sergio estuviese aquí, sé que ayudó en el proceso»

Sergio Lozano

«Hemos sido tíos nobles, no solo entre nosotros sino con todos los rivales»

Carlos Ortiz (37 años) y Sergio Lozano (33) asoman desde el vestuario con una sonrisa abierta, relajada. Los madrileños reciben a ABC en el Palau Blaugrana con los deberes hechos, siendo muy importante­s en el último curso del Barça, con cuatro de cinco títulos, y con la renovación del primero firmada. Y por si fuera poco, con las maletas hechas para compartir una vez más sus vacaciones, esta vez en el exótico Vietnam. Rezuman felicidad: «Cuando juegas en un club como este sabes que tienes muchas opciones de ganar títulos, aunque luego siempre es más difícil de lo que esperas. Pero ha salido todo bien y estamos muy contentos», explica Ortiz, fichado el pasado verano. Pese a su bisoñez, como azulgrana, no sobre la pista, su opinión coincide con la de un peso pesado del equipo, el capitán Lozano, elegido mejor jugador de la liga. «Sabíamos que tenemos una de las mejores plantillas del mundo. Eso no garantiza nada, pero cuando tienes una base tan buena sabes que si trabajas y tienes ese poquito de suerte en momentos determinad­os, puedes hacer un año como este».

Sus palabras transmiten complicida­d, una conexión que viene de mucho más allá de lo vivido el último curso, pues ambos pueden presumir de una larga amistad lejos del parqué, tan sólida que ni siquiera sus intensos duelos por la liga o la Champions cuando vestían camisetas enfrentada­s le hicieron mella. «Bueno, hubo una jugada...» apunta Sergio, provocando las risas de Carlos. «No fue conflictiv­a, pero sí ha generado cachondeo en algún viaje. Un doble penalti en una final de liga, que se me puso en medio y me chocó al ir a chutar. Ahí hubo un ‘¡Oye, guarreras!’, pero no fue como para jugarnos la amistad. Son cosas que pasan en la pista, pero hemos sido tíos nobles, no solo entre nosotros sino con todos los rivales. A veces puede haber alguna disputa, pero ni muchísimo menos para afectar a una amistad».

Pese a ser jugadores de corte más ofensivo uno, Lozano, y más defensivo otro, Ortiz, el segundo aclara que «en la pista no nos cruzábamos tanto como se podía esperar. Los dos somos profesiona­les y muy competitiv­os. Yo defendía a Movistar Inter y él al Barça, queríamos ganar y dábamos el máximo. Pero al acabar el partido todo volvía a su curso y volvíamos a ser los amigos de siempre». «Por fortuna nuestro deporte, y sobre todo nosotros, somos coherentes y de los que piensan que en la pista cada uno defiende a muerte lo suyo y cuando sales se acaba, esto es deporte», agrega Lozano.

Croacia fue la clave

Hasta el día que Movistar Inter puso punto final a la exitosa etapa de Ortiz con su camiseta, peleaban por títulos cada año. Porque a pesar de coincidir en sus inicios en un mismo equipo, el destino siempre les colocó frente a frente a nivel de clubes. «Coincidimo­s en Las Rozas Boadilla. Yo soy mayor que Sergio, pero cuando él era juvenil empezó a subir a entrenar con nosotros y comenzamos a tener trato, sin más», explica Ortiz. «Pero luego, pese a jugar en diferentes equipos, nos llevábamos bien. Por ser de Madrid, venir de la misma escuela, haber tenido a Luis Fonseca como mentor... Cuando Sergio debutó en la selección hicimos más migas, pero la clave fue el Europeo de Croacia 2012, donde nuestras mujeres congeniaro­n y nos acercamos mucho más. Empezamos a hacer planes y a viajar juntos los cuatro».

En la élite hubo ocasión de coincidir antes pero, como explica Lozano, nunca se concretó. «El Barça apostó por mí y siempre tuve claro que iba a seguir hasta que el club quiera. Y creo que Carlos ha tenido dos o tres veces posibilida­des de venir, pero por diferentes circunstan­cias no pudo ser. Al final ha llegado cuando ha llegado y encima hemos hecho un año espectacul­ar, así que todo sabe mucho mejor».

El fichaje de Ortiz fue un movimiento de club, pero con intervenci­ón de Lozano. «Pesó mucho que Sergio estuviera aquí, empujó bastante para que viniese y sé que ayudó en el proceso». Aludido, interviene el capitán, que resta importanci­a a su papel: «Si Carlos está aquí a la edad que ha venido es porque lo ha merecido. Mi primera llamada fue solo informativ­a, porque el técnico quería conocer su situación. Si me hubiesen preguntado habría opinado que era un jugador de rendimient­o inmediato, que nos podía ayudar en la faceta del cierre y podía aportar mucho en los minutos que jugase. Y se ha demostrado. Se ha ganado la continuida­d y está claro que fue un acierto».

«Llevábamos años hablándolo y ha sido especial, hemos disfrutado mucho, en la pista y fuera, y es verdad que ganar títulos juntos hace ilusión», reconoce Ortiz. «Más que los títulos hemos disfrutado el día a día», puntualiza Lozano, que confiesa que comparten mucho tiempo: «La pregunta es qué no hacemos juntos. Somos como una familia y disfrutamo­s el momento, que no sabemos hasta cuándo durará». Acostumbra­dos a compartir vacaciones incluso cuando venían de darse palos en la pista, esta ocasión es diferente, pues por primera vez la felicidad es plena para ambos. Como explica Ortiz «otras veces nos íbamos y uno celebraba y otro no», aunque como aporta Lozano, eso nunca impidió que se hablase de futsal. «Somos apasionado­s de este deporte y una vez que pasa el duelo para el perdedor todo se normaliza y ya está».

Tras la merecida celebració­n en Vietnam y con Ortiz renovado, ambos prometen guerra para el próximo curso, porque «se va a ver un mejor Barça».

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// GORKA GARÍN Sergio Lozano y Carlos Ortiz, con el balón de la liga

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