ABC (1ª Edición)

El PP busca otro millón de votos para afianzar una mayoría suficiente

Los populares se consolidan por encima del 30 por ciento por primera vez en esta legislatur­a

- MARIANO CALLEJA

El tiempo corre a favor del Partido Popular. Cuanto más tiempo pasa, más crece en las encuestas y más se consolida una mayoría que sea alternativ­a al Gobierno de Sánchez y sus aliados «Frankenste­in», como los bautizó Rubalcaba. Es un hecho que los populares están corroboran­do encuesta tras encuesta. La tendencia se ha consolidad­o y en el principal partido de la oposición analizan los datos con precisión para saber a cuánto estarían ahora mismo de una mayoría suficiente para poder gobernar en solitario. La conclusión es que se encuentran a cerca de un millón de votos para que Alberto Núñez Feijóo sea presidente del Gobierno, sin necesidad de buscar un pacto con Vox.

A la vista de los últimos sondeos publicados en diferentes medios de comunicaci­ón, el PP está comproband­o cómo no solo ha superado la barrera del 30 por ciento, que en la situación de fragmentac­ión política actual les garantizar­ía una primera posición en las elecciones, sino que ese dato se ha consolidad­o. Incluso el barómetro del CIS del socialista Tezanos situó en julio por primera vez al PP a la cabeza en unas elecciones generales, con un 30,1 por ciento de los votos.

No es la primera vez en esta legislatur­a que el Partido Popular supera la barrera del 30 por ciento. Pablo Casado también lo consiguió. Fue justo después de las elecciones autonómica­s de Madrid, el 4 de mayo del año pasado, con Isabel Díaz Ayuso como gran triunfador­a, cuando el PP se disparó con más fuerza en las encuestas, dio un vuelco espectacul­ar y alcanzó una estimación del 30,5 por ciento de los votos, con 138 escaños en el Congreso de los Diputados, según el barómetro de GAD3 que ABC publicó en el mes de julio de ese año.

La diferencia con la etapa de Feijóo es que ese fue el techo de Casado, el hito de su mandato al frente del Partido Popular. No volvió a estar tan arriba y a partir de ese momento empezó a caer de manera sostenida, inmerso en una guerra interna dirigida desde Génova para frenar el liderazgo de Ayuso. Cuando Feijóo tomó las riendas del PP, el partido estaba en caída libre en los sondeos.

En las filas populares analizan los datos de las encuestas que se publican, cruzan los números y sacan sus conclusion­es. El PP estaría en este momento en torno al 33 o 34 por ciento, con un pico que podría llegar al 36 por ciento, como reflejó GAD3 el mes pasado. El resultado está impulsado por las elecciones autonómica­s en Andalucía del 19 de junio, que fueron un punto de inflexión en la política regional, pero también en la nacional. Fuentes parlamenta­rias del PP sostienen que ahí estuvo el principio del fin del sanchismo.

Fragmentac­ión política

En un escenario de fuerte división del voto y de fragmentac­ión partidista, tanto a derecha como a izquierda, en el PP creen que a partir de un 37 o 38 por ciento del voto podrían tener la fuerza suficiente para formar una mayoría en el Congreso que les permitiera gobernar en solitario. Serían unos 900.000 votos más de los que están reflejando la media de las encuestas en este momento, según los cálculos que manejan los populares. La cuestión es dónde tienen que buscarlos. Y la respuesta no es sencilla.

En el PP se ha perdido el miedo a hablar de una posible mayoría absoluta en las elecciones generales. Después del resultado en Andalucía, donde Juanma Moreno arrasó con un resultado histórico y consiguió lo que parecía imposible solo unos meses antes, la posibilida­d de alcanzar los 176 diputados en el Congreso vuelve a estar en los sueños y en los cálculos de Génova. Nadie descarta que se alcance ese dato si la tendencia es sostenida en los próximos meses. Pero tampoco ven imprescind­ible llegar a la absoluta para gobernar en solitario, como ocurrió en Madrid con Ayuso el 4-M.

Izquierda desencanta­da

En los análisis que maneja el PP se subraya que el PSOE ha podido tocar suelo en las últimas semanas. Los votantes socialdemó­cratas indignados con la deriva de Sánchez que podía captar el PP ya se ven reflejados en las encuestas, según esos análisis, y aunque puede haber más, el grueso del trasvase, en la parte demoscópic­a, ya se habría realizado. Además, los populares consideran que la absorción de Ciudadanos también es un hecho y se ha visto en las últimas elecciones. Por ese lado les queda poco camino que recorrer, porque el votante ya ha abandonado al partido de Inés Arrimadas.

Por el lado de Vox, las fuentes populares consultada­s ven complicado recuperar más votantes de un partido

El partido de Feijóo mira a los abstencion­istas escépticos para sumar los votos que le permitan gobernar sin Vox

al que muchos electores del PP se marcharon indignados por las políticas de lo que llamaban la ‘derechita cobarde’, y no están dispuestos a volver a apoyar a una formación que, además, está presidida por un líder que tiene la moderación y la centralida­d como banderas, y sigue tendiendo la mano al PSOE y al Gobierno de Sánchez en los asuntos de Estado.

A partir de ahí, el PP sí cree que el concepto de apuntarse al ‘caballo ganador’ funciona. Cuando un partido se sitúa en primera posición en las encuestas y se percibe que va a ser el próximo que esté en el Gobierno de la Nación, ese hecho tiene un poder de atracción nada desdeñable, sobre todo entre los indecisos o entre los que tienden al voto útil para asegurar el cambio de ciclo. Junto a ello, los populares entienden que el millón de votos aproximado extras que necesitan en las encuestas actuales para alcanzar esa mayoría suficiente puede conseguirs­e desde los abstencion­istas, que se apartaron del juego político por desilusión o hartazgo.

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// EFE Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno llegan a Génova

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