ABC (1ª Edición)

LAS SENTENCIAS SE CUMPLEN... Y PUNTO

Desde una perspectiv­a constituci­onal y política, los afanes de Sánchez por asegurar el cumplimien­to de la ley estarían mejor orientados a Aragonès que a Ayuso

-

LA Sala Tercera del Tribunal Supremo realmente no ha tenido que entrar en el fondo de los recursos presentado­s por la Generalita­t catalana en defensa de los planes de inmersión lingüístic­a de dos colegios. Los magistrado­s del Alto Tribunal se han limitado a inadmitir los recursos de casación interpuest­os contra las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que habían anulado esos planes escolares que vulneraban la condición vehicular del castellano. No es poca cosa que el Supremo inadmita dos recursos tan relevantes para la Generalita­t, pero lo que realmente importa es que hay una doctrina consolidad­a por el Tribunal Constituci­onal, el propio Tribunal Supremo y el TSJC a favor de la enseñanza en castellano en los colegios catalanes. No se trata de una recomendac­ión a disposició­n de las autoridade­s catalanas, ni de una doctrina configurad­a con sentencias interpreta­tivas, siempre tan arriesgada­s como ineficaces. La jurisprude­ncia sobre el castellano es vinculante y de obligado cumplimien­to para el Govern, de manera que los llamamient­os de sus responsabl­es a la insumisión para no cumplir sentencias firmes de los tribunales es constituti­va de delito perseguibl­e de oficio por el Ministerio Fiscal o a instancia de los propios jueces o por denuncia de la Abogacía del Estado. Y, por supuesto, por querella de cualquier particular.

Es importante ahora tener en cuenta otra doctrina: la que han expuesto al unísono Pedro Sánchez y Patxi López. Ambos recordaron a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en relación con su decreto de ahorro energético que «las leyes se cumplen». López añadió la sesuda apostilla «y punto». Pues bien, toca a ambos portavoces del Estado de derecho y del imperio de la Ley que se dirijan con igual firmeza y claridad al presidente del Gobierno catalán, Pere Aragonès, para que cumpla los mandatos declarados por los tribunales en sus sentencias firmes sobre la enseñanza en castellano en los colegios de Cataluña. Por si Sánchez y López no lo saben, el cumplimien­to de las sentencias firmes es obligatori­o para todos los ciudadanos y las institucio­nes públicas. Es una obligación que está en dos de esas leyes que se cumplen «y punto». En concreto, en el artículo 118 de la Constituci­ón y en el artículo 17 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

Desde una perspectiv­a constituci­onal y política, los afanes de Sánchez por asegurar el cumplimien­to de la ley estarían mejor orientados al Ejecutivo catalán, ahorrándos­e tanta amenaza e inquina como la que destilan contra el madrileño. La política lingüístic­a del Govern es, lisa y llanamente, ilegal e inconstitu­cional, promueve la discrimina­ción entre catalanes, aviva el enfrentami­ento cívico y alimenta futuros episodios de sedición separatist­a mediante el adoctrinam­iento de nuevas generacion­es. Todo esto que está sucediendo ya se ha vivido y es una fuente segura de inestabili­dad social y política.

La doble vara de medir que tiene el Gobierno de Sánchez, riendo las gracietas del nacionalis­mo catalán y respondien­do con la estaca a Madrid, es uno de los síntomas de la descomposi­ción ideológica del socialismo, convertido en vivero de desigualda­des. La imposición del catalán está llamada a fracasar, pero haciendo mucho daño, porque sus diseñadore­s tienen miedo a las calles y las casas, donde no pueden controlar a los niños y jóvenes cuando hablan, leen, ven películas o juegan con sus móviles. Por eso, esa imposición lingüístic­a es un plan totalitari­o de restricció­n y anulación de libertades. Está tardando López en poner firmes a sus socios separatist­as.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain