Desconcierto en buena parte de los negocios: «El decreto es un lío»
► El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso es el único entre las CC.AA. que recurre al Constitucional la norma de Sánchez ► La inmediatez en la aplicación del plan de ahorro dificulta cumplir el límite de climatización y el cierre de puertas
Ayer amanecían las calles del centro de Madridcomo un miércoles cualquiera de verano: las tórridas temperaturas de agosto comenzaban a subir para azotar las horas puntas del día, otra jornada más. Sin embargo, para las tiendas, empresas o centros comerciales esta fecha es un punto de inflexión en la normativa de sus temperaturas: ayer, el Gobierno de Pedro Sánchez ponía en marcha el Plan de Ahorro Energético, que impone, entre otras medidas, tanto al sector público como al privado, establecer como mínimo una temperatura de 25 grados para los aires acondicionados en el interior de los locales durante los meses de verano, así como un máximo de 19 grados en invierno para la calefacción.
En el resto de España el malestar general se extiende a lo ancho y largo del territorio. Los más afectados, los pequeños comercios, que además de percibir el decreto como «incoherente», sienten que desde las administraciones centrales no les tienen en cuenta y desconocen cuáles son las necesidades de estos establecimientos, que en su gran mayoría son familiares y autónomos que llevan tomando sus propias medidas para ahorrar desde hace semanas.
«Fijaron el mínimo en 27º, pero ahora lo han bajado a 25º, ¿no? Fuera hace un montón de calor, es un poco lío...». Un dependiente de un negocio de moda en la madrileña calle de Serrano se quejaba de esta manera de la confusión que las medidas impuestas por el Gobierno central han generado. El sector de la moda es uno de los más afectados por este plan de ahorro, pues parte de su actividad comercial está sujeta a las sensaciones del cliente cuando pasa por el establecimiento: «Nos tiramos toda la ola de calor con el aire acondicionado roto y los clientes se quejaban de las temperaturas, o directamente les daba pereza probarse la ropa. La correcta aclimatación es clave para este sector», relataba una trabajadora de otro pequeño negocio de la zona. Y pese a la entrada en vigor del real decreto ley, las temperaturas en este tipo de tiendas prácticamente se mantuvieron ayer como siempre: «Es un horror, con el calor la gente no se cambia a gusto y los clientes están incómodos», se quejaba otra trabajadora.
Ya sea por la ineficacia del mensaje de Sánchez o por la fuerte negativa del Gobierno regional a reconocer su utilidad –de hecho, el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso es el único, entre todas las comunidades autónomas, que recurrirá la norma el Tribunal Constitucional–, los minoristas del textil apenas han tocado sus aires acondicionados.
Tampoco se veía ningún tipo de cartel informativo en los exteriores de los establecimientos y las puertas de los locales en su mayoría permanecían abiertas de par en par, precisamente lo contrario que indica el decreto de ahorro energético: «Un comercio con la puerta cerrada no invita a entrar», reivindicaba otra de las trabajadoras. Pese a lo que cabía esperar en un primer día de aplicación de una nueva norma, no se vio inspección alguna para que estas medidas estuvieran cumpliéndose adecuadamente.
«Yo estoy a favor de que se tomen medidas para el ahorro energético, pero creo que tienen que ir dirigidas a cada tipo de negocio», argumentaba otra dependienta. De esta manera ha opinado también Mar de Miguel, vicepresidenta ejecutiva de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM): «Consideramos acelerado y precipitado este plan de medidas, ya que no ha distinguido las diferentes casuísticas a la hora de aplicarlo a las diferentes actividades económicas y en diferentes territorios», dijo.
En los negocios de alimentación, como algunos pequeños supermercados, se mantenían ayer unas temperaturas algo más altas y adecuadas a las medidas del plan, al igual que las puertas cerradas –algo que suele ser habitual de estos locales, aun sin las restricciones aplicadas–. Sin embargo, en el caso de los mercados, estos se encuentran exentos de las medidas hasta el día 30 de septiembre, al considerarse un «trabajo de mediana in
tensidad». Aun así, en el mercado de La Paz, por ejemplo, la temperatura ayer por la mañana rondaba los 27 grados, dentro de lo estipulado, aunque van a «pedir a la Comunidad que se pueda ajustar la temperatura a los 25º, para la correcta conservación de hielos o pescaderías», informaba el gerente del mercado Guillermo del Campo. Asimismo, se van a instalar pantallas digitales informativas para especificar las nuevas temperaturas.
A primera hora de la tarde era el turno de la mayoría de locales de hostelería y ocio. «Por ahora no puedo decir que se haya dado ningún problema, la cosa es esperar a ver lo que pasa dentro de las salas», indica a ABC el encargado de los cines Renoir de Princesa. Tanto la temperatura de las salas como la información en carteles se siguen a rajatabla en este espacio.
Este primer día del plan de ahorro no es tal para comerciantes y hosteleros, en su mayoría autónomos y familiares, de Castilla y León. La elevada factura de la luz ha forzado a estos locales a tomar sus propias medidas para ahorrar desde hace tiempo.
Críticas
Desde la otra Castilla, el punto de vista es similar. Tomás Palencia, presidente de la Asociación de Hostelería de Toledo afirma: «Acatamos el decreto pero no vamos a poner cierres en las puertas; vamos a seguir con la normalidad, con la coherencia». Palencia defiende que el Gobierno central «se vuelve a meter con el comercio, con las pymes». Otro comerciante toledano, que prefiere el anonimato, arremetió contra el plan de ahorro ya que complica la situación para los pequeños comerciantes y defiende que son los propios establecimientos los que «sabemos qué tenemos que hacer para ahorrar».
En la Comunidad Valenciana, por su parte, comparten el mismo sentimiento y el Ayuntamiento de Alicante señaló que en esa ciudad primará «la seguridad» de los transeúntes y, por tanto mantendrán, la iluminación en los monumentos de la ciudad cuando lo consideren recomendable.
«Un comercio con la puerta cerrada no invita a entrar», dicen en uno que incumple la norma
«No vamos a poner cierres en las puertas; sabemos qué tenemos que hacer para ahorrar»