La nueva ley ‘startup’, «un paso en la buena dirección, pero insuficiente»
Directivos y fundadores de estas empresas señalan las limitaciones del anteproyecto
La ley de ‘startups’ que actualmente desarrolla el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital es una de las medidas estrella del Gobierno de cara al otoño. Una oportunidad para mejorar la competitividad de las empresas emergentes españolas y generar un ecosistema fuerte en el mercado europeo. En 2021, se logró el récord de inversión en estas empresas, con un total de 4.249 millones de euros.
Sin embargo, fundadores y directivos de destacadas ‘startups’ españolas reconocen que, si bien es un paso en la dirección correcta, el anteproyecto de la Ley de fomento del ecosistema de las empresas emergentes contiene limitaciones para permitir que las ‘startups’ españolas lideren Europa y aumente la creación de ‘unicornios’ –compañías tecnológicas que alcancen un valor de mil millones de dólares antes de cotizar–.
Por primera vez, se establece una definición para la ‘startup’. Según contempla el anteproyecto, deben ser «innovadoras, de nueva creación o con una antigüedad de hasta cinco años en general, o de siete años en el caso de empresas de biotecnología, energía e industriales; que tengan su sede social, establecimiento permanente y la mayoría del empleo en España; que no hayan distribuido dividendos y no sean cotizadas, y que tengan ingresos de hasta cinco millones de euros».
Una definición que es de por sí limitada para Eduardo Diez-Hochleitner, presidente de Másmóvil y cofundador de Samaipata, un fondo de capital riesgo paneuropeo dedicado a invertir en mercados y marcas digitales en sus fases tempranas de desarrollo. «Ninguna empresa tiene un período de vida inicial, para salir adelante, tan corto. Debería contemplarse más años, de entre 10 y 15» señala Diez-Hochleitner, que también considera que «establecer un límite al volumen de negocio fomenta la micro ‘startup’, cuando lo que necesitamos es generar unicornios».
Otros aspectos como la eliminación de registros y aranceles notariales, así como el requisito de obtener el NIE para los inversores no residentes son celebradas por los integrantes del ecosistema español. «Ningún inversor extranjero va a coger un avión para estar dos horas en el notario, es impensable», indica Miguel Fernández, cofundador y CEO de Capchase, ‘startup’ dedicada a facilitar la financiación a otras empresas emergentes y permitir su crecimiento asumiendo deudas basadas en las proyecciones de beneficios futuros.
Impulso a las ‘stock options’
De entre las ventajas fiscales que contempla el anteproyecto, la exención fiscal para las ‘stock options’ inferiores a 50.000 euros es un factor clave. Este mecanismo permite a las empresas emergentes «atraer talento, sobre todo al principio, cuando no se suele contar con mucha financiación. Aunque no se pueda pagar el salario, se compensa con la participación en la empresa», señala Joshua Novick, socio director de Bondo Advisors, ‘startup’ centrada en las fusiones y adquisiciones de negocios tecnológicos.
Novick destaca la importancia que tuvo esta medida en la implosión de las redes sociales en Silicon Valley. «Cuando Facebook salió a bolsa, había 3.000 trabajadores de los que 600 se hicieron millonarios, con 88 de los mismos con más de 30 millones en ‘stocks’. En diciembre de 2013, ya eran 265 con más de 30 millones, de los que algunos se quedaron y otros optaron por montar sus propios proyectos», explica Novick.
El próximo ‘hub’ europeo
Aunque los ponentes coinciden en el potencial de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga o Sevilla para posicionarse como centros neurálgicos del ecosistema de ‘startups’ europeo, también consideran que queda mucho por hacer. «Si realmente queremos ponernos a la cabeza de Europa, necesitamos una ley mucho más radical. Tenemos infraestructuras de primer nivel, el mejor clima de Europa, pero de momento trabas burocráticas», afirma el cofundador y CEO de Capchase, que también señala la importancia de atraer talento extranjero para impulsar las empresas emergentes españolas. «Tenemos un talento brutal pero no hay gente que haya montado dos o tres unicornios antes. Falta experiencia respecto a países como Reino Unido o Alemania, donde llevan más años desarrollando empresas tecnológicas», añade Fernández.
Novick se pronuncia en la misma línea: «La Ley no va a transformar España en el ‘hub’ europeo para ‘startups’. Ayuda, pero no va a traer compañías. Si el objetivo es crear un mercado igual de atractivo al de Portugal o Irlanda, todavía queda mucho que remar», concluye el socio director de Bondo Advisors.