Sobre la calvicie y otras pérdidas en la sesera
‘POR LOS PELOS’
★★☆☆☆
Director: Nacho G. Velilla. Intérpretes: Carlos Librado, Antonio Pagudo...
Tal vez no se pueda considerar estilo al modo con que Nacho G. Velilla acomete sus películas y series, pero sí al menos sello o marca. Hace un tipo de comedia eficaz, o sea, ‘de risa’, con un humor abierto, con ventanas a la calle y que no se preocupa por su grosor ni su impertinencia o incorrección. Hay líneas de diálogo, bromas, en esta y otras películas suyas que, según a qué ministra, pueden saltársele los empastes de la boca. En el fondo, hay que ser muy maduro intelectualmente para no berrear consignas ante algunos personajes y su palabra y obra.
El artilugio argumental de ‘Por los pelos’ no da para grandes reflexiones (apenas si para pequeñas), pues trata sobre un problema que actualmente no tiene casi importancia y dentro de cien años, ninguna: la calvicie. Tres personajes muy masculinos y muy afectados socialmente por su escasez de pelo deciden, o les deciden, que tienen que ir a Turquía en uno de esos tours de implantes para restablecer su cabellera o su ego. En fin… Velilla ofrece un retrato muy caricaturizado del individuo, la pareja, las relaciones sociales, laborales y sexuales, además de raspar en los clichés de la familia, los peluquines, el reguetón y los viajes concertados y ‘low cost’.
Todos los actores están ahí para hacer gracia con sus desgracias, el trío mondo, Librado, Pagudo y Aguilera, y su entorno y situaciones familiares. Una gracia a veces cogida precisamente por los pelos, y sin el menor miedo al exceso, que es el sello, la marca o el estilo de Velilla, con el que es igual de fácil reírse mucho que nada.