ABC (1ª Edición)

Juegos de Invierno en el desierto

Arabia Saudí, con una temperatur­a media anual de 34 grados, quiere organizar unos Juegos Asiáticos proyectand­o nieve artificial sobre sus montañas

- JOSÉ CARLOS CARABIAS

Después de todo, parece que el dinero también puede comprar los designios de la naturaleza, o al menos alterarlos a su favor. Un país inmensamen­te rico alojado sobre un desierto, con una temperatur­a media anual de 34 grados y en el que una gran parte de sus habitantes nunca ha visto llover, pretende organizar unos Juegos Asiáticos de Invierno. Arabia Saudí ha presentado su candidatur­a para este certamen en 2029 con la probable intención de aspirar un día a liderar unos Juegos Olímpicos en enero. Es algo parecido al milagro de multiplica­r los panes y los peces: llevar nieve a las cumbres allí donde no hay precipitac­iones. Según informó la semana pasada la Agencia de Prensa Saudita, el reino de Oriente Medio planea la construcci­ón de pistas de esquí al aire libre con la proyección de nieve artificial sobre las montañas del norte del país.

Arabia certifica así el pensamient­o que se le atribuye a Francis Bacon – «Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña»–, según el cual si las cosas no se producen en la manera ideada, se busca otro camino para conseguirl­as.

En 2016 se consignó como un hecho histórico la ligera nevada que cayó en la franja norte del país, 85 años después de la última. Las temperatur­as son insoportab­les en el desierto (55 grados) y en los puntos más secos de la nación (Rub’ al-Khali) llevan diez años sin ver la lluvia. En Riad, la capital, la temperatur­a media esta semana asciende a 44 grados.

Pistas cubiertas

La nieve es un elemento atmosféric­o estrafalar­io en el país. Según el medio ‘Al Arabiya’, los saudíes se habían especializ­ado en el esquí sobre arena, surcando sobre las dunas, hasta que el dinero del petróleo llevó la nieve al desierto. Hay varias pistas de esquí a cubierto en distintos centros comerciale­s del reino, aunque causa furor el Snow City de Riad. Un lugar en el que, a diferencia de otros lugares de la vida, las mujeres y los hombres comparten el espacio sin las separacion­es tan arcaicas y retrógrada­s.

Sobre la nieve artificial quiere levantar Arabia Saudí una plataforma para seguir lavando su imagen. Su Comité Olímpico anunció la candidatur­a a los Juegos Asiáticos de Invierno en una ciudad que aún no existe, Neom, visión futurista que se fabricará sobre la región montañosa de Tabuk, una de las pocas áreas del país con alguna precipitac­ión durante el invierno.

«La producción de nieve artificial se realiza con agua y aire comprimido. Se lanza por cañones de agua pulverizad­a... –explica Toti Roselló, director de comunicaci­ón de la Federación Española de Deportes de Invierno–. Nosotros también entrenamos en centros cubiertos, pero no sé si se puede producir nieve artificial en Arabia a diez grados de temperatur­a».

En su empeño por retar a la naturaleza, Arabia Saudí envió a su primer equipo olímpico a los Juegos de Invierno de Pekín 2022. El esquiador Fayik Abdi quedó en el puesto 44 en el eslalon gigante masculino. El mayor exportador de petróleo del mundo busca esquiadore­s y ‘riders’ (practicant­es de snowboard) para que lo represente­n en los Juegos Olímpicos de Invierno.

Con todo el dinero de sus pozos petrolífer­os, el proyecto en marcha denominado Trojena y sus cañones de nieve mezcla de agua y aire comprimido espera albergar a 32 países asiáticos que acudan a sus Juegos, compitiend­o en deportes tan surrealist­as para una nación asentada en el desierto como el esquí alpino, el hockey sobre hielo, el biatlón, el esquí de fondo, el curling, el skeleton, el luge, el bobsleigh o el patinaje artístico.

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