Juegos de Invierno en el desierto
Arabia Saudí, con una temperatura media anual de 34 grados, quiere organizar unos Juegos Asiáticos proyectando nieve artificial sobre sus montañas
Después de todo, parece que el dinero también puede comprar los designios de la naturaleza, o al menos alterarlos a su favor. Un país inmensamente rico alojado sobre un desierto, con una temperatura media anual de 34 grados y en el que una gran parte de sus habitantes nunca ha visto llover, pretende organizar unos Juegos Asiáticos de Invierno. Arabia Saudí ha presentado su candidatura para este certamen en 2029 con la probable intención de aspirar un día a liderar unos Juegos Olímpicos en enero. Es algo parecido al milagro de multiplicar los panes y los peces: llevar nieve a las cumbres allí donde no hay precipitaciones. Según informó la semana pasada la Agencia de Prensa Saudita, el reino de Oriente Medio planea la construcción de pistas de esquí al aire libre con la proyección de nieve artificial sobre las montañas del norte del país.
Arabia certifica así el pensamiento que se le atribuye a Francis Bacon – «Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña»–, según el cual si las cosas no se producen en la manera ideada, se busca otro camino para conseguirlas.
En 2016 se consignó como un hecho histórico la ligera nevada que cayó en la franja norte del país, 85 años después de la última. Las temperaturas son insoportables en el desierto (55 grados) y en los puntos más secos de la nación (Rub’ al-Khali) llevan diez años sin ver la lluvia. En Riad, la capital, la temperatura media esta semana asciende a 44 grados.
Pistas cubiertas
La nieve es un elemento atmosférico estrafalario en el país. Según el medio ‘Al Arabiya’, los saudíes se habían especializado en el esquí sobre arena, surcando sobre las dunas, hasta que el dinero del petróleo llevó la nieve al desierto. Hay varias pistas de esquí a cubierto en distintos centros comerciales del reino, aunque causa furor el Snow City de Riad. Un lugar en el que, a diferencia de otros lugares de la vida, las mujeres y los hombres comparten el espacio sin las separaciones tan arcaicas y retrógradas.
Sobre la nieve artificial quiere levantar Arabia Saudí una plataforma para seguir lavando su imagen. Su Comité Olímpico anunció la candidatura a los Juegos Asiáticos de Invierno en una ciudad que aún no existe, Neom, visión futurista que se fabricará sobre la región montañosa de Tabuk, una de las pocas áreas del país con alguna precipitación durante el invierno.
«La producción de nieve artificial se realiza con agua y aire comprimido. Se lanza por cañones de agua pulverizada... –explica Toti Roselló, director de comunicación de la Federación Española de Deportes de Invierno–. Nosotros también entrenamos en centros cubiertos, pero no sé si se puede producir nieve artificial en Arabia a diez grados de temperatura».
En su empeño por retar a la naturaleza, Arabia Saudí envió a su primer equipo olímpico a los Juegos de Invierno de Pekín 2022. El esquiador Fayik Abdi quedó en el puesto 44 en el eslalon gigante masculino. El mayor exportador de petróleo del mundo busca esquiadores y ‘riders’ (practicantes de snowboard) para que lo representen en los Juegos Olímpicos de Invierno.
Con todo el dinero de sus pozos petrolíferos, el proyecto en marcha denominado Trojena y sus cañones de nieve mezcla de agua y aire comprimido espera albergar a 32 países asiáticos que acudan a sus Juegos, compitiendo en deportes tan surrealistas para una nación asentada en el desierto como el esquí alpino, el hockey sobre hielo, el biatlón, el esquí de fondo, el curling, el skeleton, el luge, el bobsleigh o el patinaje artístico.