¡A Canaletas!
Los culés fingen el orgasmo del Gamper más ruidosamente que Meg Ryan en ‘Cuando Harry encontró a Sally’ mientras que los madridistas, menos festivaleros, facturan en silencio un nuevo título, el 98 de su historia, otro día más en la oficina. Esto de irse a Canaletas para celebrar un torneo amistoso organizado por uno mismo y ganado a partido único y en tu propio campo al décimo clasificado de México debe ser similar a como cuando yo meto tripa en la piscina a lo ‘Manolo la nuit’: al llegar a la habitación del hotel, a punto ya de ponerme verde trébol de tanto contener la respiración, el ambicioso flan adiposo reconquista de nuevo terreno colocándome en mi humillante sitio… otra vez.
Y ahora es cuando trato de utilizar una rodaja de chorizo como paradigma de la actual situación del Barcelona, allá voy. Además de ser un tipo con un gran sentido del humor, Étienne Klein dirige el departamento de Investigación en la Comisión francesa de la Energía Atómica. Nuestro hombre publicó el otro día en Twitter un primerísimo plano de una rojiza y redonda muestra del mejor y más sabroso embutido cárnico español haciéndolo pasar falsamente por la estrella más cercana al Sol, a 4,2 años luz de la Tierra. Al comprobar que el troleo se le escapaba de las manos y que la comunidad científica mundial se lanzaba también a Canaletas para festejar la instantánea captada por el telescopio James Webb, a monsieur Klein no le quedó más remedio que confesar el engaño reconociendo que no se trataba de Próxima Centauro sino de carne de cerdo picada. Pues bien, donde el barcelonismo y su Hydra mediática quieren vislumbrar una Champions, el madridismo sólo ve la rodaja de chorizo.
Qué más quisiera yo que ser del Barça para así poder celebrarlo todo, desde una palanca hasta un Gamper pasando por el fichaje frustrado de Mbappé. Como nos recuerda Stan Lee en ‘Spider-Man’, «un gran poder conlleva una gran responsabilidad». Así que esa silueta esbelta y silenciosa que desaparece entre la arropadora oscuridad no es en realidad la de Peter Parker sino la del aficionado madridista que asiste con discreción y contención al espectáculo afrentoso de tener que ver cómo se desprestigia un año más al vigente campeón europeo y español y nuevo supercampeón continental al tiempo que se vitorea el fichaje de Lewandowski como si se tratara del título número 98 cuando, en realidad, se trata de una rodaja de chorizo.