Trompetería

Habría resultado impagable disfrutar de las greguerías de Gómez de la Serna inspiradas por Paquirrín

NO tanto por obedecer a un gobierno que destila propuestas con sabor a saldos de fin de temporada, sino por ahorrar frente al hostil trallazo de la luz, el personal apaga sus brisas eléctricas cuando el sol inicia su retirada. Entonces abren las ventanas y así la galaxia doméstica que perreaba en la intimidad explota hacia el exterior. Se filtra la trompetería televisiva que arracima las familias gracias a su fulgor de pastillón espídico. Caminé junto a un bajo del paseo marítimo y escuché frases de tertulianos profesionales de los que no descasan ni en agosto. La tele, siempre la tele.

Sin venir a cuento me pregunté si Valle-Inclán, Baroja, Gómez de la Serna y compañía, o todos esos personajes disparatados de la golfemia de Cansinos Assens, habrían participado en los circos catódicos. Supongo que sí. En ese caso, habría resultado impagable disfrutar de las greguerías de Gómez de la Serna inspiradas por Paquirrín, o gozar con las réplicas de Valle cortando cabezas como si su lengua ceceante fuese la motosierra de un cafre de Texas. Recuerdo cuando un juez le preguntó que si sabía leer y escribir. «No», contestó el divino manco. «Me extraña su respuesta», dijo el juez. «Más me extraña a mí su pregunta», apostilló el inventor del esperpento. Cuentan que Pla estaba entusiasmado cuando acudió a la entrevista de ‘A Fondo’ con Joaquín Soler Serrano. Su editor le vigiló para que no llegase al plató demasiado chisposo por un exceso de ingesta de alcohol. Ruano también aprovechó una colaboración televisiva y parece que le gustaba mucho, aunque le asombraba, cuando le reconocían por la calle. Paul Léautaud, ya muy viejo, logró una fama fomidable en Francia gracias a unas colaboraciones radieras. Su tono ácido, libre, cautivó a millones de oyentes. Hoy nos conformamos con los tertulianos habituales, pero a lo mejor aquellos cráneos privilegiados habrían trasladado las discusiones hacia otras esferas. Igual hubiesen pinchado en los índices de las audiencias pero, desde luego, de saldo no eran.