20 euros menos
Seguro que ya se han dado cuenta aunque todavía no sea parte de las conversaciones playeras. Llenar el depósito de gasolina cuesta lo mismo que antes de que empezara la guerra en Ucrania. Es una muy buena noticia. Y más cuando hace nada los aprendices de Nostradamus, muchos, auguraban que antes de volverlo a ver a estos niveles la gasolina se iba a ir a 3 euros.
No lo comentamos porque preferimos hablar de lo que nos espera cuando volvamos o por lo que sea pero no por ello deja de ser igual de importante. Con independencia que una vez más se demuestra que la subida y la bajada no son simétricas –supongo que desde la CNMC sabrán explicar mejor lo del efecto cohete y pluma en lo que se amparan las petroleras, a mí me cuesta–, para lo que sirve este movimiento es para confirmar las tesis más constructivas que contra viento y marea se han mantenido en estos últimos meses a la hora de abogar por el carácter coyuntural de esta crisis que no tiene nada que ver con la de los años setenta del siglo pasado. No hay un problema de oferta como entonces y ha sido solo cuestión de tiempo para que el el mercado terminara ajustándose y los precios reconduciendo.
Además es probablemente el mejor anticipo de lo que puede pasar con el precio del gas en los próximos meses si finalmente acaba imperando el sentido común. Si nada se rompe del todo al final de la historia, el gas debería volver a donde estaba de un día para otro. No hay un problema de gas en el mundo. Y al final del día, los rusos serán los que decidan si quieren seguir quemándolo y no volver a vendérselo a su mejor cliente nunca, o con sus idas y venidas tratar de que todo siga más o menos igual porque ellos son los mayores beneficiarios de que la baraja no se rompa. Los rusos pueden hacer pasar frío a los alemanes un año. Los alemanes tienen en su mano el futuro económico de su vecino. No son manos comparables a pesar de las apariencias. Como ha pasado con el petróleo y el resto de materias primas, con el gas el mercado probablemente también se ha dejado llevar y no deberíamos tardar en verlo.