ABC (1ª Edición)

Las ‘otras’ mujeres reales que desafían los retoques de Montero: «Nos usan para subirse al carro»

▶ Con prótesis, cicatrices o kilos de más, se siguen sintiendo juzgadas sin ropa ▶ Demandan una «visibiliza­ción» real y una apuesta por parte de las empresas

- NIEVES MIRA

Aparcan el coche al lado del tuyo. Están en la cola del supermerca­do mientras esperas que llegue tu turno para la caja. Te las cruzas cuando paseas con el perro, y a veces saludas a la vecina. Pero quizá no les prestas tanta atención como cuando se quitan la ropa. En la playa, en la piscina, conforme se desnudan van sintiendo también cómo se convierten en el epicentro de las miradas, esta vez más indiscreta­s que nunca. Son las mujeres con cicatrices, con arrugas, con kilos de más, con prótesis..., en definitiva, con cuerpos que se escapan a la norma. Son las que modificó el Ministerio de Igualdad cuando las puso en el centro de su campaña ‘El verano también es nuestro’, pero esta vez sin manipular sus cuerpos.

«Entiendo que el interés de la campaña [del ministerio de Irene Montero] es intentar paliar la creciente vergüenza que sienten muchas personas a mostrar sus cuerpos en playas y piscinas, pero el peligro no está tanto en la publicidad sino en las redes sociales, donde se exponen personas que nos parecen cercanas pero están muy ‘producidas’. Esto nos afecta y nos llena de miedos, porque no queremos ser menos, y cada vez nos va dando más miedo a mostrarnos sin la protección de la ropa», explica Paloma Díaz Soloaga, profesora titular de Intangible­s y Moda en la Universida­d Complutens­e de Madrid. Para esta experta, que ha analizado la representa­ción de la mujer en publicidad de moda, belleza y cosmética desde el año 2002, resulta «necesario» que la publicidad represente a mujeres reales, pero para alcanzar sus objetivos, lo que hace es dirigir sus recursos «a hacer soñar» a quien recibe el mensaje. Por eso, no le resulta extraño que una mujer con una prótesis, por ejemplo, salga en un anuncio, pero sí lo sería que este fuera «de ropa o cosmética».

Aintzane Artola es una de esas mujeres que, con sus cicatrices por bandera, decidió dar un paso al frente para ayudar a otras tantas que antes no encontraba­n referentes. Tras sufrir un cáncer de mama tomó una decisión que los doctores no entendían: no reconstrui­r el pecho que le había sido extirpado. «Para los propios médicos, terminar en la reconstruc­ción es la forma de ‘sanarte del todo’. Cuando les dices que no vas a hacerlo, su respuesta suele ser que ya tendrás tiempo más adelante, como si no hubieras tomado una buena decisión», cuenta Aintzane ahora, cinco años después de que le quitaran un pecho. Entonces, se dio cuenta de que en el mercado tampoco vendían nada adaptado para per

Alicia Durán Modelo de tallas grandes

«Crecemos pensando que está mal vestir como nos apetezca, que tenemos que cubrir nuestros cuerpos»

Aintzane Artola Masectomiz­ada en 2017

«Lo que no se ve, no existe. Por eso muestro mi cicatriz, para que quien la vea sepa que puede elegir»

sonas como ella, a pesar de que en España cada año se realizan 16.000 masectomía­s y solo 4.800 mujeres terminan reconstruy­éndose la mama, según datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora (Secpre). Por ironías del destino, fue ella misma la que acabó poniendo rostro y cuerpo a la campaña lanzada el año pasado por Mango con ropa interior y bañadores «uniteta».

«Te das cuenta de que lo que no se ve, no existe. Por eso deberían verse las cicatrices, para que cada persona tenga la opción de elegir. Cuando pasé el cáncer y me dieron la quimio, veía por la calle a gente con peluca, con pañuelo o sin nada; tenía esas opciones. Pero no había visto en nadie la opción de no reconstrui­rse el pecho», explica.

Lo que es cierto es que Aintzane continúa soportando miradas indiscreta­s, que cree que se dan por ese desconocim­iento de qué le habrá ocurrido. «Si me cambio en un gimnasio o en una piscina ya sé que saben que he pasado un cáncer. Muchas veces me miran pero no sientes vergüenza; es algo natural», explica. Y para avanzar en esa causa, dentro de la asociación Iñurri, normalizan todo lo relacionad­o con el cáncer. De hecho, estas navidades lanzaron un calendario en el que cada una de ellas exponía sus cicatrices.

En las redes sociales donde muchos exponen su vida perfecta también proliferan comunidade­s de iguales. Es el caso de Alicia Durán, modelo profesiona­l de tallas grandes en su tiempo libre. En sus vídeos utiliza la ironía para señalar los tópicos que soportan las personas gordas: tienen que ir tapadas, no hacen ejercicio, comen y son felices todo el rato. «Desde pequeñas nos crían haciéndono­s ver que no hay que estar gordas, que debemos adelgazar aunque tengamos una salud perfecta. Crecemos pensando que es incorrecto vestirnos como nos apetezca, que no debemos mostrar nuestro cuerpo en sitios como la playa», cuenta al otro lado del teléfono. De hecho, la playa es un lugar, explica, «complicado» para mucha gente con cuerpos que se escapan del ideal publicitar­io. «Si de adolescent­e hubiera encontrado referentes, no tendría que haber pasado por un proceso de aceptación que ha sido duro para mí», recuerda sobre su pasado.

La comunidad alrededor de Alicia Durán no tiene una edad concreta, y gracias a sus consejos, algunas adolescent­es le han escrito agradecién­dole por inspirarla­s a dar el paso y cambiar el bañador por el bikini este verano. Es crítica con aquellas empresas que, dice, intentan «subirse al carro» de la aceptación de los cuerpos pero realmente «lo que buscan es una manera de publicitar­se». «Visibilida­d es enseñar muchos tipos de cuerpos y de personas», zanja. De hecho, para personas con talla grande sigue siendo muy difícil encontrar tallas de ropa, y acaban comprándol­a en internet.

Miradas indiscreta­s

Cuando se supo que la campaña del ministerio había ‘tapado’ la prótesis de una de las modelos del anuncio, Marta Casado, una joven estudiante de Periodismo con una pierna ortopédica, los retó en redes: «¿También me vais a tapar esta?». Ahora, pasada la tormenta, cuenta a ABC que nadie de allí le ha escrito, y recuerda que «no es un problema del cartel». Su reivindica­ción es «algo que viene de mucho más atrás, de que no se acepta como normal a una persona con discapacid­ad».

«Cuando voy a una ciudad en la que nunca he estado es habitual que la gente se gire y se quede mirando, pero también cuando me quito la prótesis. Entiendo la curiosidad, pero puede resultar incómodo», se lamenta. Una de sus reivindica­ciones pasa por que las ciudades sean más accesibles. «En las playas adaptadas –pone un ejemplo– con sillas de ruedas especiales para la arena, los trabajador­es trabajan de lunes a viernes, ¿cómo puede ser esto normal?», se lamenta. En este sentido, opina que falta «mucha visibilida­d», pero también apuesta a nivel empresaria­l. En su caso, la primera vez que vio una prótesis, cuenta ahora, fue en Youtube.

Marta Casado Utiliza pierna ortopédica

«La sociedad no ve de manera normal a una persona con discapacid­ad»

 ?? MARTA GONZÁLEZ ??
MARTA GONZÁLEZ
 ?? ??
 ?? ABC ??
ABC
 ?? ABC ??
ABC

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain