ABC (1ª Edición)

Luque canta por malagueñas

▶ Daniel y Ángel Téllez se quedan en petición, en un desafío ganadero de muy pobre juego

- ANDRÉS AMORÓS

En el día de la Virgen de agosto, uno de los más taurinos del año, recuerdo siempre la devoción de Vicente Zabala padre por la madrileña Virgen de la Paloma. En esta fiesta, se celebra la primera de las tres corridas a pie de la Feria taurina de Málaga, organizada este año por la empresa Lances de Futuro (José María Garzón), desde el 13 al 21 de agosto.

A Málaga la llamó Vicente Aleixandre «la ciudad del paraíso». Su tradición taurina se remonta a los Romero (Francisco, Juan y Pedro) y a Tragabuche­s. La Plaza de la Malagueta, de primera categoría, se inauguró en 1876. Allí nació la pasión taurina del niño Pablo Picasso, a fin de siglo. Para llevarlo a los toros, le exigían recibir la comunión; más tarde, comentó: «Por ir a los toros, hubiera comulgado veinte veces». A ver toros fue a Málaga Ernest Hemingway en 1959 y le deslumbró: «Nunca había estado en un sitio más hermoso». Edgar Neville soñaba con situar a la puerta de la Plaza una ‘roulotte’, para dormir allí la siesta, después de haber paladeado el pescaíto frito, y entrar directamen­te en la Plaza.

En Málaga se viven los toros como una fiesta popular, del Sur, de celebració­n de la alegría de vivir bajo el sol y el cielo azul: como una fiesta junto al mar, de raíces clásicas. Escribió Foxá: «Viene el juego de Grecia por el Mediterrán­eo, ¡oh toros, entre redes de los vasos de Creta!».

Es interesant­e la idea de un desafío ganadero entre dos encastes, los santacolom­as de Pallarés y los domecqs de Fuente Ymbro pero todos ellos dan pobre juego. Se pide la oreja para Daniel Luque y Ángel Téllez; Paco Ureña queda prácticame­nte inédito.

El parón por la pandemia perjudicó especialme­nte a Paco Ureña, después de sus cuatro orejas de Bilbao. Lucha ahora por que las empresas le reconozcan su sitio. Recibe con buenas verónicas al primer Pallarés, cárdeno, que embiste con alegre bravura al caballo. Brinda al malagueño Fortes. En la muleta, el toro se aburre pronto, sale con la cara alta y la faena, bien iniciada, queda a medias. No mata bien. El cuarto, de Fuente Ymbro, flaquea, se queda corto, a mitad del muletazo. La decisión de Ureña se estrella contra un toro que muy pronto se acobarda. Con solo un pinchazo, el toro se echa. En ninguno de sus dos toros ha tenido opciones.

Daniel Luque acaba de vivir la tarde más importante de su vida, en Dax, al matar triunfalme­nte seis toros de La Quinta, con corte de rabo e indulto. A los que hemos visto su capacidad y su actual momento, no nos extraña. El segundo, de Fuente Ymbro, sale suelto, protesta en varas. Con gran seguridad, Luque lo ahorma por bajo, con la rodilla flexionada; manda mucho pero el toro se raja a chiqueros, impide una faena lucida. Es tan antipático como cualquier Impagado. Mata con gran facilidad.

El quinto, un bonito cárdeno de Pallarés, no es Molesto –su nombre– sino apagado, en el capote y en el caballo; espera, en banderilla­s. Decepción general. El gesto de Luque también lo expresa. El toro le busca por los dos pitones. Provocando la arrancada y tragando, logra muletazos de mérito. Con serena maestría, ha sacado algo de agua de un pozo seco. De nuevo mata fácil: petición. Ha estado muy por encima de sus dos toros.

Aplaudo la inclusión en el cartel de Ángel Téllez, uno de los triunfador­es de San Isidro, que nos deleitó con la pureza clásica de sus naturales. Esta tarde supone su debut como matador en Andalucía. El tercero, de Pallarés, sale incierto pero se crece en varas y derriba dos veces. Con un toro enrazado, no fácil, Téllez logra naturales de categoría, en una faena que va a más, hasta que se distrae un momento (un error que se paga) y sufre dos volteretas. Suena el aviso y mata mal: pierde el trofeo pero da una vuelta al ruedo.

El último, de Fuente Ymbro, de salida embiste de lado, no quiere caballo, pega arreones y engancha varias veces la muleta. Téllez lo intenta pero esta vez se advierte más la escasa experienci­a del joven diestro.

El mal juego de todos los toros ha frustrado un cartel de interés. De todos modos, Daniel Luque ha mostrado su gran momento actual. Muchas letras de malagueñas tratan de toros, desde una de las más clásicas: «En el café de Chinitas / dijo Paquiro a su hermano: / soy más valiente que tú, / más torero y más gitano». Decía Lorca que Juan Breva, al cantar, «hería como un puñal, quemaba como el fuego». Y definía la malagueña: un «cante de gentes / con el corazón en la cabeza». Con cabeza y corazón ha toreado esta tarde Daniel Luque: por malagueñas.

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// ARJONA Daniel Luque, en un momento de su primera faena

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