ABC (1ª Edición)

Pedro Sánchez, vendedor de crecepelo

- JOSEMI RODRÍGUEZ-SIEIRO

Todos los días me despierto con el deseo de que el presidente

Sánchez anuncie que nos va a hacer un regalo especial a los que hemos nacido en la mitad del siglo XX, por poner un ejemplo. Va a subvencion­ar la vida a gran parte de los españoles. Les va a dar viviendas a casi todo el mundo, como si la recalifica­ción de terrenos fuera inmediata, se hicieran los proyectos de un día para otro, se aprobaran en una ventanilla de los ayuntamien­tos, como si las casas se construyer­an en tres meses, las licencias de obra y las cédulas de habitabili­dad se obtuvieran automática­mente y los notarios, registros y demás burocracia funcionase­n los 365 días al año y las 24 horas del día. Un poco todo como aquellos vendedores de crecepelo, que convertían a las cabezas de los calvos en cabezas de frondosa melena. Imagino que lo siguiente será regalar una casa a cada español, un coche eléctrico, la rifa de unas estancias en La Mareta o en Las Marismilla­s y un viaje en Falcon con destino a un viaje del Imserso.

Ya ha conseguido, con espíritu asesino, legislar sobre el aborto, remover de sus tumbas a los que toda su vida odió, pero su proyecto no ha terminado, porque hasta que no se vea como presidente de esa república de la que insistente­mente hablan los gobiernos sudamerica­nos en sus recepcione­s oficiales, y aquí no pasa nada.

Pero las cosas están cambiando, empiezan a enderezars­e. El buen gusto, poco a poco, se está imponiendo. Al programa ‘Sálvame’ le ha llegado su final. Sin duda por mi parte, se ha impuesto la educación en todos los sentidos, el principio del fin de la mediocrida­d y de la más absoluta falta de escrúpulos. Siempre me he negado a participar, pese a las ofertas recibidas. Si a ello le ponemos un poco de imaginació­n, la aparición de cierta señora con fama de gafe ha hecho el resto.

Estoy preocupado por Félix

Bolaños. Hace días que no sé nada de él, a excepción de verlo en casi todas las fotografía­s de la ceremonia de Coronación del Rey Carlos III, donde aparecía su imagen junto a la Reina Camila, al arzobispo de Canterbury y al Príncipe Louis, por poner varios ejemplos. Siempre con cara de niño bueno, antiguo alumno de colegio de curas y de ser el sobrino perfecto de unas tías abuelas que lo adoran. También me pareció verlo dándole órdenes a lord Norfolk, organizado­r de la fastuosa ceremonia real.

Pam Rodríguez está muy preocupada por la falta de hombres gordos en el Congreso de los Diputados. No sabe a qué se debe, pero piensa que es una cosa que hay que estudiar. ‘La viceminist­ra’ es un despropósi­to.

Irene Montero no tiene ninguna duda de que repetirá como ministra en el gobierno que salga de las elecciones generales, porque está muy convencida de que la tómbola que ha organizado Sánchez dará muchos premios. Su gente, de momento, ya ha elegido a más de cuarenta compañeros que han sido delincuent­es, algunos con las manos manchadas de sangre. Allá ella y su conciencia… Todo se paga.

Y por si fuéramos pocos reaparece Albano, hablando de la desaparici­ón de su hija

Ylenia 30 años después, para confirmar que se tiró al río Misisipi en Nueva Orleans. Dice haber hablado con un vigilante del puerto que fue testigo. Yo me pregunto si nadie había hablado antes con el citado empleado portuario y cuál es el motivo para volver a reavivar esta triste historia. Y segurament­e empezar a hacer un recorrido por las distintas television­es con los beneficios económicos que esto supondrá para el cantante, que asegura que su exmujer Romina

Power no está de acuerdo con esta teoría. Nada ha cambiado en esta triste historia, pero reavivarla parece hasta una indecencia.

Albano sigue beneficián­dose de la desaparici­ón de su hija. Ahora cree que la tiraron al río

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