ABC (1ª Edición)

La puerta de la muralla árabe, estrella de la Galería de las Coleccione­s Reales

∑El nuevo museo de Madrid mostrará en su recorrido el tramo más antiguo que se conserva de la fortificac­ión islámica del siglo IX

- MÓNICA ARRIZABALA­GA

Un enorme cristal en la planta -1 de la Galería de las Coleccione­s Reales, que el próximo 28 de junio se inaugurará en Madrid, separa doce siglos de historia. A un lado, la construcci­ón más moderna del entorno del Palacio Real, un nuevo museo diseñado por Luis M. Mansilla y Emilio Tuñón de hormigón armado y granito que se cuelga de la cornisa desde la plaza de la Armería y que albergará 650 piezas de Patrimonio Nacional. Al otro, «los únicos muros en alzado de la fundación de la ciudad de Madrid que se conservan», con restos de dos torres y de un torreón que cubre una puerta de «hasta 1,70 metros de altura» que «miraba al río Manzanares y que aparece documentad­a en dibujos del siglo XVI», explicó en su presentaci­ón Álvaro Soler, responsabl­e de la Real Armería.

Se sabía que la Galería de las Coleccione­s

Reales se iba a construir sobre el trazado de la muralla árabe del siglo IX, pero no si quedarían restos, como felizmente se han hallado. Para Patrimonio Nacional se trata de un hallazgo «inédito» y «de máxima importanci­a». Las excavacion­es han dado con esa puerta que el paisajista flamenco Anton van den Wyngaerde dibujó en 1563 en su vista de Madrid. Estaba coronada con un arco de herradura con dovelas pintadas probableme­nte de blanco y rojo, como signo del poder de la dinastía Omeya.

Tanto por el aparejo de ladrillo y de sílex, con secciones de grandes sillares de caliza, empleado en la construcci­ón de esta muralla que alcanzaba tres metros de anchura, como por la zarpa escalonada de las torres, la corta distancia entre ellas o la anchura de apenas dos metros de la puerta, construida en codo para mayor seguridad, se han datado los restos en el siglo IX. Por entonces, el emir de Córdoba Mohamed I fortaleció la línea para proteger Toledo con una serie de fortificac­iones en la sierra de Guadarrama y una de las fortalezas se alzó en esta elevación sobre el Manzanares que se conocería como Mayrit. «Tenemos una ciudad como Madrid que ahora sí tiene vestigios de verdad fundaciona­les, lo cual no pasa en ninguna otra capital de la Unión Europea de este periodo» y además «es la única capital de la UE con un pasado musulmán fundaciona­l», resaltó el responsabl­e de la Real Armería.

La Puerta de la Xagra

Aunque Alfonso VI tomó Madrid en el año 1085, el recinto estuvo en uso hasta el siglo XIII. Tras la victoria cristiana en las Navas de Tolosa, la frontera se trasladó definitiva­mente al sur y la muralla perdió su función defensiva y quedó absorbida por la ciudad. En el siglo XIV y XV se construyer­on casas adosadas con el típico aparejo toledano, según se pueden ver en los restos conservado­s de al menos de una de estas

«Aquí no hay nada que nos pueda hablar de un pasado visigodo, ni romano», destaca Álvaro Soler, de la Real Armería

viviendas de época bajomediev­al. «Posiblemen­te éstas son casas del barrio de San Miguel de la Xagra, una iglesia románica desapareci­da que estaría ubicada delante de la fachada del Palacio Real», señaló Soler. De ahí que los arqueólogo­s sospechen que el acceso descubiert­o junto a ellas sea la famosa puerta de la Xagra, que se ubicaría aquí, de salida al campo, como el propio nombre de Xagra indica, y no en la calle de Rebeque donde se señala con una placa.

Descubiert­os en 1999 y principios del 2000, los restos arqueológi­cos se protegiero­n hasta que en 2018 pudieron comenzar a ser estudiados. En las excavacion­es se recuperaro­n además hasta 200 cajas de materiales, que se encuentran en un almacén de palacio. Predominan las cerámicas desde época medieval, aunque también se hallaron fragmentos de porcelana china del siglo XVI y XVII, unos apliques de bronce dorados del XIII –«un hallazgo muy excepciona­l»– o restos de muros con iconografí­a árabe. Una vez estudiadas, se expondrá una selección de las piezas más importante­s en la sala arqueológi­ca, donde se proyectará un documental sobre el origen de Madrid. En este sentido, Soler subrayó que «aquí no hay nada que nos pueda hablar de un pasado visigodo, ni romano». El único dato consistent­e de la fundación de la ciudad es esa muralla emiral, cuyos restos se podrán admirar en la visita general a la Galería. «En el ADN de Patrimonio Nacional está conservar este legado y ponerlo en valor para poder entender el contexto histórico», destacó en el acto su presidenta Ana de la Cueva, antes de subrayar que «en este espacio se integra la parte más antigua de Madrid con la más moderna, este maravillos­o edificio del siglo XXI».

cesita sangre, va a tener mi sangre.

—Hay una faceta poco conocida, que es su lado personal. En el primer capítulo del documental, Montse, su mujer, solo sale una vez, al otro lado del teléfono, y le dice: ‘Mi vida, ya voy para casa’. ¿Cómo llevó ella todos estos años?

—Fue muy complicado. Yo le debo todo a mi mujer. Estoy ahora disfrutand­o de mis nietas, tengo tres, porque de mis hijos no he podido disfrutar. Son dos tíos realmente ejemplares gracias a su madre. Yo no he tenido tiempo para ellos. Ahora estoy intentando recuperar el tiempo perdido con mis tres nietas. Y me tienen loco.

—¿Este documental es un empeño en mostrar la persona tras el personaje?

—No, es una casualidad, me lo habían propuesto antes muchísimas veces y había dicho que no hasta ahora.

—¿Y quién es José María García?

—Pues es un tipo que sueña con hacer fundamenta­lmente el bien y ayudar a la gente que lo necesita. He hecho varias cosas mal, pero alguna bien; lo mejor que he hecho fue poner una clínica con mi amigo el doctor Pedro Guillén, y no sabes la cantidad de favores que puedo hacer a la gente. ¿Qué me queda de vida? Solo Dios lo sabe. Estoy al borde de los 80… qué me queda, 10, 15, 20 años, aunque 20 ya es un sueño. Entonces, ¿qué te puedes llevar al otro mundo? Pues amor, bondad, generosida­d, ayudar a la gente que lo necesita, y en eso estoy empeñado.

—Si viaja hacia atrás, ¿se imaginaba que el García de la época hablaría así?

—No, no me lo podía imaginar. Yo el 23F estaba con mi mujer en el médico, la dejé allí y me fui a cubrirlo…

—Eso se lo inculcó a sus redactores… por ser los primeros en dar la noticia hacían perrerías... ¿Por qué cree que ha desapareci­do ese periodismo?

—Primero, yo creo que en eso un pelín... también nos equivocamo­s. Digo un pelín, porque ahora, pensándolo fríamente…, ¿qué más da hacer el primero la entrevista? Lo importante es que hagas la mejor. Pero eso significa trabajo. No todo el mundo está dispuesto a trabajar. Y sobre todo a santificar el oficio. Pero coño, si mis chicos, siendo del mismo equipo, se peleaban por ser el primero. Mira: un día [Pipi] Estrada y [Roberto] Gómez me dicen por línea interna: ‘Jefe, tengo a Víctor Fernández’. Pongo la tele y lo tenían los dos agarrado.

—No digo comparándo­lo con los 2.000 millones de pesetas, pero ahora las redaccione­s son más precarias que nunca… ¿Eso también ha generado que haya menos ímpetu?

—Pues sí. La falta de dinero es absolutame­nte letal. Yo voy al gimnasio de la Moraleja, y el otro día en el vestuario estaba hablando por teléfono de este tema y al colgar me llega un tío y me dice: ‘José María, estoy totalmente de acuerdo. Mira, yo tengo un cuñado tertuliano que lleva 20 años como redactor jefe de un periódico y me ha dicho que desde hace un tiempo le están pagando con vales de publicidad y dice que ha reunido mil euros… ¡Y que me los vende por 800!’. Y ese tertuliano es el que le enseña al médico a operar y al cura a decir misa. Y esta es la fuerza del periodismo. No es que esté ahora defendiend­o a mis compañeros… pero los periodista­s tienen que comer.

—¿Cómo hubiera contado usted el caso Negreira?

—Ese caso te da cuenta de lo poco que trabajan los periodista­s. O de lo poco que les interesa esta cosa. No es tan extraordin­ario como parece. Lo único extraordin­ario es que unos torpes hayan dejado eso por escrito. ¡Si eso lleva pasando 50 años! ¡Si el primero que hizo eso fue el Real Madrid!

—¿Y su legado? ¿Cuál quiere que sea?

—No lo sé, la verdad. Como el letrero monumental que hay en la Cadena COPE, ‘Solo la verdad os hará libres’.

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// ISABEL PERMUY Los restos de la muralla árabe de Madrid y de las viviendas adosadas a sus muros en época bajomediev­al
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GUILLERMO NAVARRO

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