No estamos listos para tantos disparates
En vísperas de lo que puede ser un gran cambio político en el panorama nacional, albergo la posibilidad y el deseo de no tener que hablar de personajes como
Ione Belarra, Irene Montero o una tal Pam, por poner algunos ejemplos, como las salvadoras de la Patria, las mentes calenturientas de la modernidad y del cambio y las salvadoras de los desfavorecidos, de la clase obrera y de los inmigrantes. Claro que desde el coche oficial, desde los miles de euros ingresados mensualmente en sus respectivas cuentas y desde una evidente posición de fuerza, las cosas las han visto desde otro punto, aunque, de vez en cuando, se hayan disfrazado de rojas de raza y se hayan ido de mítines con asistentes convencidos, pero con la seguridad y tranquilidad de que no tenían ni que esperar un autobús, ni bajar o subirse a un metro. Ahora intentarán ‘pescar’ un consejo de administración, un cargo de asesoramiento o un destino en alguna organización sindical con un puesto «liberado».
Puede que también desaparezcan los validos. Esos señores que a lo largo de los siglos han tenido unos poderes casi omnímodos, comparables a reyes o presidentes y que han terminado cayendo casi también en el ostracismo más triste o en el olvido más absoluto.
Lo de la compra-venta de votos es consecuencia de la desesperación de todos estos jerifaltes, ante la posibilidad de pensar en la incertidumbre de un futuro incierto. Y hay que recordar las palabras de Sánchez en Barcelona recomendando el voto por correo, que fue «el motor del cambio en Estados Unidos».
Nadie es eterno como no lo ha sido Tina Turner, aunque se diga que los roqueros nunca mueren, porque para eso están sus imágenes y su voz grabada que, en este caso, será recordada por muchos años con su imagen vitalista y explosiva. La Familia Real, salvo el
Rey Don Juan Carlos, posó con motivo de la confirmación de la Infanta Sofía. Recibió el sacramento junto a sus compañeras del colegio Santa María de los Rosales. Frente a la impecable imagen de Su Majestad el Rey Don Felipe llamó la atención la del resto de la familia, a excepción de la Reina Doña
Sofía. Me refiero a los modelos y complementos elegidos para una ceremonia de carácter religioso, más propios para una cena en el Flanigan de Puerto Portals, que en un momento tan importante para la segunda en la línea de sucesión a la Corona. No se trata de que yo sea un antiguo, pero sí soy un clásico en cuanto a ciertos actos y momentos como este. La falta de criterio, de conocimiento y exceso de lo moderno, por parte de algunos asesores, es manifiesta y muy preocupante.
Otra cosa son los sorprendentes modelos lucidos en las diferentes alfombras rojas del Festival de Cine de Cannes.
Irina Shayk, Alessandra Ambrosio, Lilly Krug, Iris Law, Elsa Hosk o Hary Nef por nombrar a media docena de señoras que influyen en la moda, no son un ejemplo a seguir, porque los cuerpos no son los mismos para todas las seguidoras, que piensan que se van a poder vestir lo mismo que estas, de alguna manera, ‘influencers’. De momento, todavía no estamos acostumbrados a tales disparates.
Finalmente la ganadora es… Carolina Herrera. Sin competir con nadie. Con años de profesionalidad, de categoría, de clase y de elegancia será la elegida para vestir el día de la boda a la marquesa de Griñón y a Isabel Preysler. La suerte está echada y la elegancia garantizada.
Las señoras que influyen en la moda, no son un ejemplo a seguir. Los cuerpos de sus seguidoras no son los mismos