LA POLICÍA HA REFORZADO LA PRESENCIA EN LAS CALLES CON APOYO DE LOS GUÍAS CANINOS Y DE MEDIOS AÉREOS PARA ATAJAR EL PROBLEMA
después del asalto a tiros a los suecos, una mujer denunció haber oído disparos en la misma calle. «Eso fue una falsa alarma. No había vainas ni nada», apuntan fuentes de la investigación. El siguiente fue el 11 de marzo, cuando dispararon con un subfusil automático a un restaurante. Los detenidos por este suceso habían tenido una discusión dentro del local antes de esto.
Algo parecido pasó en verano en la discoteca Olivia Valère tras una discusión con los porteros de la discoteca. «Por cualquier cosa sacan la pistola. No hacen falta grandes motivos», añaden las fuentes. La oleada ha seguido con otro herido el 17 de marzo cuando desde varios coches se disparó a un local de cachimbas en una de las avenidas que llevan a Puerto Banús.
Abril comenzó con un intento de robo de una bolsa en el que un joven recibió varios disparos. Un asalto que acabó a tiros en Nueva Andalucía, el punto de conexión donde ocurren todos estos sucesos. Aunque también han saltado a Mijas, donde se han registrado otros tres tiroteos. En Las Lagunas, en calle Encina, en un bajo se recogieron una noche hasta diez casquillos y dos balas dentro del local. Esa misma noche del 4 de abril, un par de horas más tarde, en calle Estrecha, no muy lejos del primer tiroteo, la fachada de una vivienda también fue acribillada.
La tensión no quedó ahí en un municipio donde la AUGC en Málaga denuncia que la Guardia Civil con una sola patrulla tiene que cubrir, a veces, más de 148 kilómetros cuadrados de territorio con más de 100.000 habitantes. Unos días más tarde, en calle Darro, hubo otro aviso. Al lugar acudió la Policía Local, como al de calle Estrecha, porque en ese momento no había patrullas de la Guardia Civil disponibles, ya que los agentes de servicio estaban en otros avisos urgentes.
La carencia de medios es importante para combatir este fenómeno. «No hay plantilla suficiente. Hacen falta refuerzos y más medios para poder hacer el trabajo de un forma segura o eficaz», apunta Mariló Valencia, secretaria general de SUP de la Policía Nacional, una de las que con mas insistencia reivindicó que cada agente tuviera su chaleco antibalas y que pide además dietas dignas para los agentes. «A los grupos de investigación especializados hay que duplicarles el personal. Tiene que haber más agentes en esos cometidos», añade David Pola, secretario general de CEP, quien define la Costa del Sol y, sobre todo Marbella, como un ‘hub’ del crimen organizado. Un lugar donde las bandas llegan para conectar y hacer negocios.
‘Coworking’ criminal
Es el paso de la ‘ONU del crimen’ con los grandes capos controlando las actividades en la zona para que reinara la calma, que a su vez revaloriza los activos de blanqueo, a una especie de ‘coworking’ donde todos intentan pescar en río revuelto. Eso sin importar nada mas que poder tener un carga para llevarla a su país. Bandas holandesas, belgas, polacas, suecas... Jóvenes atraídos por el mito de una costa de oportunidades criminales a través de TikTok o de Instagram, que juegan a convertir las calles en una especie de ‘salvaje oeste’. Marbella Vice como marca. Nada que ver con aquellos que cuidaban, por ejemplo, que si había un muerto no fuera en un punto de inversión inmobiliaria, ya que afecta a los precios de las propiedades que se compran y al lavado de dinero.
Ahora domina la bravuconería de las nuevas generaciones y las armas que hay en la calle, sacadas del mercado negro para convertir la zona en un polvorín, que dejó un último herido el pasado fin de semana, cuando un albanés fue acribillado en el centro comercial Guadalmina. Recibió diez disparos, pero sigue con vida hospitalizado después de varias intervenciones. «No hay muertos porque no son profesionales. No son sicarios expertos que vienen a matar», aseguran las fuentes, quienes recuerdan a los suecos que sembraron el terror con varios ajustes de cuentas en 2018. Uno de ellos, al ser informado que era detenido por asesinato preguntó «¿dónde?».
Plan Marbella
No hay una relación entre incidentes, según las fuentes. «Lo único en común es que vienen de fuera y disparan aquí. No hay relación entre tiroteos. No es como en el 2018 y el 2019», explican los agentes consultados, que dicen que aquellos ‘años de plomo’ en la Costa del Sol los que disparaban eran profesionales y lo hacían por encargo para cobrar deudas de vuelcos, castigar pérdidas de una carga de droga o pacificar disputas por las sucesiones dentro de las organizaciones tras algunas detenciones. «Ahora no. Ahora disparan porque se creen que viven en la serie Narcos», reafirma uno de los expertos consultados por ABC. «Esto se soluciona con un policía en cada rotonda», añadía otro agente.
Contra eso, la primera medida ha sido tratar de atajar el problema en Marbella, que es el principal punto caliente. La Policía Nacional ha desplegado lo que ha denominado el Plan Marbella. De este modo, se ha activado un plan de refuerzo con efectivos adscritos a la Unidad de Intervención Policial y la Unidad de Prevención y Reacción de distintas dependencias policiales de Andalucía Oriental. Llegarán a Marbella para prestar servicio especial. Además, se reforzarán los servicios de Guías Caninos y los Medios Aéreos como apoyo a la Brigada Local de Seguridad Ciudadana. Algunos agentes ya han realizado los cursos para convertirse en pilotos de drones que den apoyo en los puntos calientes como es Nueva Andalucía, donde se han producido la mayoría de los incidentes registrados hasta la fecha.
Control de aglomeraciones de personas, especialmente en zonas comerciales y de ocio, sin olvidar, además, los filtros que la Policía llevará a cabo en urbanizaciones residenciales. También operativos específicos para reducir el impacto de la delincuencia, así como fórmulas para detectar e impedir los movimientos de este tipo de nuevos mafiosos armados.