El ensañamiento y la alevosía, según el informe de la Guardia Civil
El atestado de la Guardia Civil recoge dos apartados específicos dedicados al ensañamiento y la alevosía con los que se empleó Iván Pardo. Tras describir de forma pormenorizada todas las agresiones físicas y psíquicas que infligió a la pequeña Naiara -golpes con los nudillos, uso de elementos eléctricos para descargas, grilletes, bofetones, agarrones del pelo, puntapiés, etc...así como impedirle dormir durante dos días seguidos-, los investigadores dejan constancia de que el agresor se aprovechó del desvalimiento y desamparo de la niña. «No fue ayudada por nadie mientras se provocaban las agresiones», señalan; «no pudo defenderse de las acometidas de su agresor». Según la Guardia Civil, le provocó mayor dolor al hacerla arrodillarse o caminar sobre las piedras para luego golpearla con la parte metálica de un cinturón en sus pies y tobillos; le hizo tragar alcohol, amoniaco e incluso enjuague bucal, utilizado para intentar detener las hemorragias causadas por los golpes en la cara y en la boca. La sometió a un acoso dialéctico impropio: «¿Quién manda el amo o la tigresa?», le gritaba mientras la azotaba en la planta de los pies. Como Naiara no hablaba pensaba que se estaba burlando de él y aumentó su furia.