ABC (1ª Edición)

Bollaín rueda la historia del primer Romeo negro

La directora ultima en Madrid «Yuli», su nueva película basada en un guion de su pareja, Paul Laverty

- LORENA L. ANTÓN MADRID

Tras emocionar con «El Olivo», Icíar Bollaín regresa con otro guion de su pareja, Paul Laverty (colaborado­r habitual de Ken Loach), para contar la vida del bailarín que consiguió romper con la idea de que los bailarines de ballet tienen que ser «príncipes blancos y rubios»: Carlos Acosta. «Fue el primer negro que interpretó un “Romeo” con el Royal Ballet londinense, con la española Tamara Rojo. Tuvo que luchar el triple debido a su origen humilde y prejuicios raciales», cuenta la cineasta. Pero el verdadero sueño de Acosta era convertirs­e en futbolista. Sin embargo, fue su padre quien le obligó a estudiar danza clásica. Creía que así le daría la disciplina que faltaba en su barrio de La Habana, aunque tampoco le dejó olvidarse de su origen humilde. Bollaín define esta película, producida por Morena Films y BBC, como un filme «opuesto a Billy Elliot», ya que las historias que se muestran en la gran pantalla suelen contar la historia de un niño que quiere bailar y al que su familia no le deja, pero aquí es al revés.

«Su biografía recorre los últimos treinta años de la isla, cómo parte de su familia se fue a Miami y otra se quedó, o cómo volvió con el “periodo especial”», recuerda Bollaín. Pero no es un biopic al uso. «La historia está rota, dividida en dos mundos. En uno está Carlos Acosta, en el presente, ensayando en La Habana con su compañía un espectácul­o –que comparte nombre con la película– que recorre su vida y que ha sido inventado para el filme, y ha sido coreografi­ado por María Rovira. Pero es en ese teatro en el que él está bailando esos momentos cuando se va al pasado, y nos vamos a la ficción», cuenta la cineasta. Cuba tiene un papel importante en «Yuli». Sin embargo, se trata de una historia personal de alguien que tuvo una relación buena con su país. «Se benefició de las oportunida­des que se les daba a los artistas de crecer, aún viniendo de barrios humildes. Y él lo devolvió al retornar a La Habana, primero con el Royal Ballet y luego creando su propia compañía», matiza la directora instantes antes de volver al trabajo. Hasta en el descanso para comer sigue analizando la escena con sus ayudantes tras haberla repetido tantas veces como consideró necesario. Sabe que se trata de una apuesta compleja, especialme­nte por las escenas de baile. «Aquí no hay cisne negro, no hay planos de cintura para abajo. Aquí actúan y bailan,pero baila entero. No hay truco», dice con rotundidad.

Con acento español

Bollaín comenzó a rodar «Yuli» el pasado mes de noviembre en Cuba y, ahora, continúa en Madrid las grabacione­s de este filme en los teatros del Canal, que simulan ser un escenario londinense. La directora se muestra meticulosa en el rodaje. Busca la perfección en cada plano así que no duda en repetir la escena una y otra vez, exigiendo un esfuerzo titánico a Keivin Martínez, el encargado de interpreta­r a Carlos Acosta en su juventud. Para esta película, Icíar Bollaín se ha rodeado de profesiona­les españoles para asegurarse de que hasta el más mínimo detalle de esta historia esté cuidado. Álex Catalán, que dio luz a la desolación de «1898: Los últimos de Filipinas» o que puso color a la transición española en «La isla mínima», se asegura de que reluzcan los saltos de las tres versiones de Carlos Acosta que veremos en el filme de la madrileña. Mientras que Alberto Iglesias, compositor de las bandas sonoras de películas como «Hable con ella» o «Julieta», ha hecho lo propio con la música.

 ?? ABC ?? Keivin Martínez encarna a Carlos Acosta, el gran bailarín cubano
ABC Keivin Martínez encarna a Carlos Acosta, el gran bailarín cubano
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ABC La directora, con el protagonis­ta, durante el rodaje

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