ABC (1ª Edición)

Antonio Banderas «Si hago mal de Picasso, no puedo regresar a Málaga»

El actor graba para National Geographic la serie «Genius», que se estrenará en marzo en todo el mundo

- MARÍA ESTÉVEZ LOS ÁNGELES

El actor Antonio Banderas se mete en la piel de otro malagueño ilustre como él, el artista español más importante del siglo XX, hablamos del pintor Pablo Picasso. En la segunda temporada de la serie «Genius», de National Geographic, que se estrena en marzo en todo el mundo, Banderas interpreta al Picasso adulto, al artista español menos convencion­al. En Los Ángeles tuvimos ocasión de conversar con él para ABC. —¿Qué supone para usted representa­r a Pablo Picasso, un artista que también nació en Málaga? —Es importante para mí porque Picasso es una figura importante en mi vida. Tienes que pensar que cuando yo era niño e iba al colegio de la mano de mi madre, siempre pasábamos por delante de la casa de Picasso, la casa en que nació. Estoy hablando de una época en España en la que no teníamos muchos héroes internacio­nales. Picasso traspasó una barrera en un tiempo en el que estábamos completame­nte aislados por la dictadura que vivíamos con Francisco Franco en el poder. Pero Picasso era más grande que Franco y su sombra llegaba hasta España. Crecer sintiendo esta enorme proyección, esta enorme energía que nos permitió a todos enamorarno­s de su arte es un orgullo en Málaga, la ciudad donde yo también nací. —¿Por qué tomó esta vez la decisión de interpreta­r a Picasso? —Me han ofrecido interpreta­r a Picasso en varias ocasiones a lo largo de mi carrera, pero siempre dije que no. En esta ocasión sentí que era el momento adecuado. Dije que no antes porque me parecía una enorme responsabi­lidad que me lo ofrecieran. Por alguna razón en aquellos instantes de mi vida no era el momento, pero ahora sí. El proyecto vino con un gran guion, con la seriedad necesaria, con el apoyo de National Geographic, con las verdades del artista sobre la mesa. Todo eso era necesario para dar forma a un personaje tan complejo como este. —¿Le ha sorprendid­o la vida de Picasso? —Estamos en mitad del rodaje y es muy difícil para mí hablar de un personaje que estoy interpreta­ndo. Es un proceso complicado y, especialme­nte, con un personaje como Pablo Picasso. Hasta el momento estamos muy contentos, trabajando duro y nos queda todavía mucho camino por andar. —¿Qué ha aprendido de Picasso que no sabía? —No lo sé todavía. Probableme­nte tenga que terminar el trabajo para saber exactament­e qué es lo que Picasso va a darme, y me refiero a los detalles de su personalid­ad. Una de las cosas que sé ahora es que su dimensión artística estaba completame­nte unida a su personalid­ad, a su dimensión personal. No había una separación entre el artista y la persona. No solo era capaz de pintar, de dibujar la realidad, sino que estaba al servicio del contexto político y social que vivía. Era un visionario y un artista íntimo que reflexiona­ba sobre la vida. Todo en Picasso está unido, no hay una separación. No dejaba de ser pintor cuando se mar-

chaba a casa, y su casa era el estudio. Una de las lecciones de Picasso con las que me quedo es que los artistas no pueden dividir sus dos mundos. No puedes sentirte cómodo nunca sin el arte que te define. —¿Cual es el reto de interpreta­r Picasso? —Lo primero es una responsabi­lidad enorme. Es una de esas cosas que suceden cuando interpreta­s a un personaje real, algo que he hecho en mi carrera varias veces antes. Sin embargo, en este caso en particular he tenido que tener mucho cuidado (se ríe) por una razón principal: si lo hago mal no puedo regresar a Málaga, mi propia ciudad. Básicament­e, lo que hice, fue investigar tanto como pude; leyendo libros, viendo vídeos, entrevista­s... He descubiert­o que todo el mundo reclama como suyo a Picasso o, al menos, algo de Picasso: Galicia, Málaga, Barcelona, París, y lo mismo ocurre con la gente que escribió sobre él. Puedes analizar entre las líneas de sus biografías y ver cómo un mismo evento está contado de distintas maneras. Hay una composició­n de la realidad muy versionada sobre Picasso y sus decisiones. Sus verdades tienen muchas perspectiv­as y, por eso, tuve que tener mucho cuidado al componer mi versión. Eso ha sido muy importante para mí a la hora de permitirme investigar su vida, he querido ser lo más honesto posible. —¿Se ha tomado libertades con el personaje? —Me he permitido ser creativo, por la misma razón que Picasso una vez cogió un Velázquez y pintó «Las Meninas» desde su propio punto de vista. Nosotros, con toda la informació­n que teníamos sobre él, hemos creado un personaje que es nuestra interpreta­ción. Nos hemos dado margen para dar forma a un personaje como nosotros lo vemos. —¿Disfruta interpreta­ndo a Picasso, explorando su personalid­ad? —La dimensión del personaje, su lado artístico, es enorme. No es un artista que explorara un estilo de pintura de acuerdo a su personalid­ad. Estamos hablando de alguien capaz de liderar todos los estilos de pintura, desde el figurativo hasta el expresioni­smo, el impresioni­smo o cubismo. Hemos aprendido algo muy interesant­e y es que muchos otros artistas de su tiempo, Juan Gris por ejemplo, incluso Matisse, cuando Picasso iba a sus casas, escondían su último trabajo, su última pintura, porque si Picasso tenía la oportunida­d de verlos los recreaba mejor que ellos. Estamos hablando de un artista extraordin­ario, capaz de habilidade­s sorprenden­tes. Luego, en su vida personal, es perfecto para retratar. Lo considero un gran misterio, y no trato de idealizar el misterio, simplement­e he querido formar parte de él. Cuando termine la filmación, probableme­nte, no tengamos una explicació­n de por qué hizo esto o aquello, vamos a continuar viviendo el misterio y ese es precisamen­te el motivo de hacer esta serie, de esta exploració­n del personaje. Picasso más parece fascinante porque es un gran misterio y eso lo ha convertido en uno de los proyectos más extraordin­arios de mi vida. —Picasso tenía fama de abusar de las mujeres con las que vivía. ¿Han retratado ese aspecto de su personalid­ad? —No existen pruebas de abuso físico, aunque el hombre era increíblem­ente insincero, hasta al punto de que dañaba a las personas con las que tenía relaciones. La máscara sobre la máscara no es lo mismo que el abuso físico. Nosotros hemos intentado en estos diez episodios ser objetivos porque es un personaje muy complejo. En el siglo XX hubo espacio para la libertad sexual y eso es un tema que analizamos en la narración sin hacer un juicio moral. Yo lo he creado como actor y lo he interpreta­do de la mejor forma posible, porque no hay ningún signo de abuso físico en ningún libro. Al menos, no que yo haya leído. —¿Que destacaría de Picasso? —Que siempre rompía las reglas.

De una pieza «No había división entre el artista y la persona. Era un visionario y un artista íntimo que reflexiona­ba sobre la vida»

Mujeres «En el siglo XX hubo libertad sexual y eso lo analizamos sin hacer un juicio moral»

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Antonio Banderas, caracteriz­ado como Pablo Picasso
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