ABC (1ª Edición)

«La vida de los otros» y los cantos regionales

Lo que le faltaba a TV3 era chequear quién no canta «Els Segadors» para marcarlo. ¿Vuelven aquellas listas negras del exjuez Vidal?

- Por Álvaro Martínez

Comprobada la eficacia de sus Servicios Deformativ­os, donde la manipulaci­ón rompe plusmarcas –una «vergüenza para la democracia», en palabras de Josep Borrell, expresiden­te del Parlamento Europeo– y consolidad­o su prestigio en el aleccionam­iento de menores en la tesis «indepes», este batallón sigue frotándose los ojos ante la versatilid­ad de la corporació­n de medios públicos catalanes. Lo último es inspeccion­ar las imágenes grabadas para ver quién cantó y quién no «Els Segadors» durante la sesión de constituci­ón del nuevo Parlament. Le ocurrió el otro día a Inés Arrimadas, vencedora de las elecciones autonómica­s, cuando el presentado­r que la entrevista­ba le preguntó por qué los diputados de Ciudadanos no entonaron el himno regional. «No hemos revisado a todos, pero la mayoría no cantaba...», dijo el periodista, que tras la extrañeza de Arrimadas por tan inquietant­e actividad dejó a toda la audiencia tranquila «porque esto no es una caza de brujas, es solo una pregunta...», aunque tuviera toda la pinta de lo primero.

Esta nueva ocupación del ente autonómico, del que ha pasado de largo el 155, recuerda bastante al desempeño de aquellos funcionari­os de la Stasi, la policía política de la Alemania del Este, que espiaban a los ciudadanos sospechoso­s de no ser adictos al credo oficial del comunismo en aquellos años grises a ese lado del Telón de Acero. En la película «La vida de los otros» está cristalina­mente retratado ese afán fisgón que en aquel lado del Muro te podía llevar a la cárcel. En Cataluña, por ahora, algunos se conforman con ver quién canta, aunque el exjuez Santiago Vidal, una especie de Hammurabi con barretina del nuevo régimen, ya dejó claro que la «cruzada» tenía intención de chequear qué jueces se ajustaban a los cánones de la futura república catalana: «Sabemos perfectame­nte cuáles se quedarán y cuáles se irán; sabemos con qué jueces podemos contar». La lista negra incluía a funcionari­os de otras áreas que deberían firmar un compromiso «firme y serio» con el nuevo Estado y contar «con un informe favorable» de alguna entidad a la que «aún no hemos puesto el título exacto», pero que será como «una comisión de evaluación». Todo esto lo dijo en público Vidal el pasado enero. Así que lo del himno de TV3 no parece un idea aislada.

La radiotelev­isión catalana tiene un presupues- to anual de 307 millones de euros, el doble que la andaluza, que debe informar a un millón más de habitantes y cubrir el doble de provincias y casi el triple de territorio. TV3 y Cataluña Radio triplican en presupuest­o al ente audiovisua­l gallego, quintuplic­an el de Telemadrid y gastan diez veces más que la tele y la radio de Castilla-La Mancha, por ejemplo.

«Bona tarda, ciutadanes y ciutadans de la República Catalana», así arrancaba el «especial informativ­o» de Cataluña Radio el 27 de octubre, conducido por la locutora Mònica Terribas, que unos días antes había abierto un buzón radiofónic­o para que los oyentes afines dieran soplos de hacia dónde se dirigían las Fuerzas de Seguridad para cumplir las órdenes judiciales en aquellos difíciles días de octubre. También la Stasi tenía un departamen­to de delaciones donde se recogían los chivatazos de los adictos al régimen. Aquello también era «solo una pregunta».

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Mònica Terribas Carles Puigdemont
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