«Dios te ama... en la Iglesia estamos aprendiendo»
▼ La Iglesia se abre a la comunidad LGTBI creyente para compartir camino de fe. Sin cambiar la doctrina, pero cumpliendo así su misión de acompañarla con «respeto, compasión y delicadeza», como dice el Catecismo
«Buscar y hallar a Dios en todas las cosas» es la premisa de san Ignacio de Loyola que lleva a la práctica Luis Mariano González, de una parroquia en la diócesis de Getafe y que hace camino de fe con la comunidad LGTBI de Crismhom (Cristianos Homosexuales de Madrid). Él acompaña a personas que o bien se lo solicitan directamente o acceden a la plataforma habilitada para tal efecto por Crismhom, un recorrido que a veces tiene que ver con la toma de decisiones puntuales y otras con cuestiones más profundas. «La persona que decide ponerse en marcha dejándose acompañar, se toma muy en serio su vida –sus emociones y afectos, su sexualidad, su manera de relacionarse, su fe...– para poder ir comprendiendo su vida interior, para conocerse y manejar, en la estela de Jesús, su propia humanidad», explica en entrevista con Alfa y Omega.
Un carisma, el del acompañamiento, que no solo se ofrece a personas, sino también a instituciones. Explica que hay parroquias que, a raíz de un encuentro con la realidad LGTBI cristiana, están organizando grupos de acogida y acompañamiento para las personas de este colectivo que forman parte de la comunidad parroquial. Algunas instituciones han solicitado, incluso, la creación de grupos de reflexión «para poder dar respuestas y generar espacios amables de encuentro desde el ámbito estrictamente corporativo e institucional».
Si bien la postura de la Iglesia y la doctrina no han cambiado, sí lo ha hecho la manera de aproximarse a las personas con diversidad sexual. Siempre resuenan las palabras del Papa Francisco «¿Quién soy yo para juzgar». Para Luis Mariano González, estamos en una experiencia inicial de apertura «sincera» en la Iglesia: «Yo lo vivo como una caricia de Dios a un colectivo que ha sido y es perseguido, y nos supone a la vez el reto de abrirnos al encuentro sereno y fraterno al que nos convoca Jesús por medio del Evangelio». En varias diócesis, se están dando pasos en este sentido, para acompañar mejor esta realidad.
Desde instituciones de la Iglesia
Marisol Ortiz pertenece a CVX, comunidades laicas de inspiración ignaciana, y se encarga de la atención pastoral de la diversidad sexual. En su opinión, lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de trabajar con las personas que integran este colectivo es el «amor universal de Dios a todos los seres humanos sea cualesquiera su orientación sexual e identidad». Acompaña a padres que tienen hijos homosexuales, lesbianas o transexuales: «Les digo que, a pesar de todas las dificultades, lo más importante es el amor a sus hijos, que entronca con el amor que Dios nos da en todas las situaciones. También hablamos del rechazo y les pido que no se asusten si lo sienten, en gran parte es fruto de la educación que hemos recibido. Sin derivar en un sentimiento de culpabilidad, es muy importante tomar consciencia del nivel real de rechazo hacia la persona que uno siente, sin autoengaños, pues es la única manera comenzar a trabajar para superarlo».