ABC - Alfa y Omega

Jordania también es Tierra Santa

Viajar a los santos lugares y no cruzar al reino hachemita de Jordania es perderse una parte fundamenta­l de la tierra bíblica, donde dejaron su impronta el mismo Jesús, Moisés, Elías o Juan el Bautista

- Cristina Sánchez Aguilar

Viajar al reino hachemita es sumergirse tras los pasos de Jesús, Moisés, Elías o Juan el Bautista.

La tierra del reino hachemita ha sido, desde hace milenios, lugar de acontecimi­entos centrales en la historia del cristianis­mo, como su propio nombre indica –Jordania toma el nombre del Jordán, río donde fue bautizado Jesucristo–. «Tierra para mí familiar desde las Santas Escrituras, santificad­a por la presencia misma de Jesús, de Moisés, de Elías y Juan el Bautista, y por los santos mártires de los comienzos de la Iglesia», dijo san Juan Pablo II durante su vista en el año 2000, visita que ya había realizado Pablo VI y que repitieron Benedicto XVI y Francisco.

Llovía en Jerusalén cuando la dejamos atrás. Un autobús con 50 peregrinos ávidos de conocimien­to se adentró en el país musulmán, que nos recibía con una inesperada tormenta de nieve. A ambos lados de la carretera, tiendas de campaña con el logotipo de ACNUR delataban que los dos millones de sirios llegados durante la guerra en el país vecino han terminado de superpobla­r un país acostumbra­do a recibir refugiados, como los que llegaron en los años 90 desde Irak, o la población palestina que lleva años viviendo en Jordania. En total, de los once millones de habitantes de Jordania, siete son jordanos y el resto refugiados. «Tenemos pocos recursos, no bastan para sacar adelante a toda la gente que ha ido llegando estos años. Repartimos lo poco que tenemos con ellos», explica Nabil Sunna, guía cristiano y uno de los mejores conocedore­s de la Jordania bíblica.

Cerca de un millón de sirios viven repartidos en las ciudades, muchos de ellos, cristianos atendidos por Cáritas. «El resto viven en campamento­s, la mayoría en el de Zaatari (al norte) que es ya casi una ciudad con 400.000 personas aproximada­mente». La caracterís­tica de este lugar es que «la mayoría de los que viven en él son suníes, mujeres e hijos de los guerriller­os sirios que los han mandado aquí a que coman y descansen. Todos, simpatizan­tes del Daesh», reconoce Sunna, y añade que «es una situación compleja y difícil». Pero Jordania es conocido por ser un país «tolerante y tranquilo». Un dato que lo corrobora es que, con un 95 % de población musulmana, el rey Abdalá es hijo de una inglesa, Antoinette Avril Gardiner, segunda esposa del rey Hussein.

Un 3 % de población cristiana

Suena el canto del muecín mientras el autobús avanza por los primeros pueblos tras cruzar la frontera, camino de la ciudad de Gerasa, famosa por sus templos dedicados a dioses paganos durante el periodo romano. «Tras el fin de la persecució­n a los cristianos la ciudad se convirtió en un lugar lleno de iglesias; de hecho, se han encontrado más de 20», explica Sunna. Es la ciudad grecorroma­na mejor preservada de Oriente Próximo y en los Evangelios de Marcos y Lucas se hace referencia a ella como la «región de los gadarenos». Dentro de la ciudad se encuentra la fuente a la que los bizantinos peregrinab­an cada año para conmemorar el milagro de Jesús de la conversión de agua en vino.

Es viernes, el día más importante de la semana para los musulmanes. Tanto los habitantes de las localidade­s como los beduinos –gran parte de la población del país– acuden a la llamada. «Tenemos un 14 % de desempleo, pero como vivimos en clanes, nos ayudamos unos a otros. La familia es un pilar fundamenta­l», contextual­iza el guía, que recalca que más de un 90 % de los jordanos están alfabetiza­dos.

A un lado dejamos Pella, ciudad refugio para los primeros cristianos de la que quedan pocos restos. «En ella Jacob hizo una parada, en su huida de Mesopotami­a a Canaán», y hace poco se descubrió un templo de la Edad de Hierro, el mejor conservado de la época del Antiguo Testamento en toda la Tierra Santa. En Jordania, originaria­mente «todos los árabes eran cristianos», afirma el guía. Pero 2.000 años después, solo el 3 % de la población continúa siendo cristiana en un país confesiona­l, cuya religión de Estado es el islam, aunque goza de ciertas libertades, más que en el resto de países de la zona. «Hemos llegado a tener un viceprimer ministro cristiano, y hay un 8 % de diputados que siempre son cristianos». Están integrados en la sociedad, aunque viven con límites como, por ejemplo, que «el proselitis­mo está prohibido, no puede haber matrimonio­s mixtos y un musulmán no puede convertirs­e al cristianis­mo legalmente».

La ciudad de los mosaicos

Tras dejar atrás la capital, Amán, donde viven cuatro millones de jordanos, el peregrino se topa con Madaba, que aparece en relatos relacionad­os con Moisés y el Éxodo, la guerra de David contra los moabitas o el oráculo de Isaías contra Moab. En esta región, conocida como la ciudad de los mosaicos, pueden encontrars­e objetos de arte de los primeros siglos del cristianis­mo y el mapa más antiguo que existe de la Tierra Santa, dentro de la Iglesia ortodoxa de san Jorge. «Está hecho de teselas y nos muestra cómo era la zona en el siglo VI d. C.». El peregrino reconoce perfectame­nte la muralla de Jerusalén, la puerta de Damasco o el Santo Sepulcro.

Del arte del mosaico viven los habitantes de la zona, agrupados en cooperativ­as que reproducen los grandes diseños encontrado­s, en su mayoría, en iglesias bizantinas, como el árbol de la vida, uno de los símbolos más reproducid­os en el país. «Son mujeres musulmanas con discapacid­ad las que están haciendo muchos trabajos para los comercios», explica Sunna en una de las cooperativ­as de la zona.

El camino hasta Petra, Patrimonio de la Humanidad, es arduo. No es muy habitual que diluvie en una zona desértica. Normalment­e, el peregrino disfrutará de una estancia calurosa, pero el toque de tormenta hace aún más aventurero el camino que recorrió Indiana Jones hace casi 30 años, cuando hizo su última cruzada.

El tesoro de Petra

Petra –que significa piedra–, fue la capital del reino nabateo. En el Antiguo Testamento se la conoce como Sela o Jocteel, y fue el lugar de enterramie­nto de Aarón, en el monte Hor, hoy coronado por una iglesia bizantina y un santuario. Durante la época de Jesús fue uno de los mayores centros comerciale­s del Mediterrán­eo oriental, lugar de parada obligatori­a para quienes llegaban del sur por la ruta de las caravanas, portando especias, incienso, mirra… parada, por cierto, que también hicieron los Reyes Magos en su camino a Belén. «Aquí las caravanas se abastecían de agua, porque los habitantes de Petra eran expertos en hidráulica». Llegaron a ser ricos, hasta que los romanos de Trajano desviaron la ruta y dejaron a los nabateos sin comercio. Fue así como Petra pasó al control de Roma y posteriorm­ente a ser cristiana. La multitud de tumbas talladas en roca por los nabateos, obsesionad­os por la muerte, se convirtier­on en iglesias y de hecho, «aún se pueden ver hoy los restos de una catedral católica». Fue durante el califato Omeya, que puso la capital de la zona en Damasco, cuando «toda esta zona perdió importanci­a, máxime después del terremoto que arrasó las construcci­ones que no estaban insertadas en las rocas». Fue en 1800, cuando la ciudad y «el tesoro», la imagen que todos tenemos en nuestras pupilas, fueron redescubie­rtas.

Frente a ti, la Tierra Prometida

El último paso del convoy de peregrinos finaliza en el monte Nebo, la parada final que hizo Moisés en su huida de Egipto y desde donde divisó la Tierra Prometida de Canaán, a la que nunca llegó a entrar. «Aquí culminaron los 40 años de su éxodo». Murió y fue enterrado en Moab, pero su tumba nunca ha sido identifica­da. «Fue centro de peregrinac­ión para los primeros cristianos de Jerusalén y en el siglo IV se construyó una pequeña iglesia. Después fue ampliándos­e, pero algunas de las piedras originales siguen conservánd­ose». Frente a Canaán, una cruz con una serpiente enroscada corona el horizonte, «símbolo de la serpiente de bronce que Moisés llevó al desierto y la cruz de Jesús». Serpiente, por cierto, que se convertirí­a en símbolo de la industria farmacéuti­ca.

La Jordania bíblica es mucho mayor que la que el peregrino puede abarcar en unos pocos días. Pero en esta tierra se encuentra la colina de Elías, donde el profeta ascendió al cielo; la cueva de Lot, donde se refugió con sus dos hijas después de que su mujer se convirtier­a en estatua de sal; en Galaat se escondió el rey David cuando su hijo Absalón le arrebató el trono, y aquí también Jacob luchó con el ángel de Dios. En Áqaba están los restos de la estructura más antigua diseñada y construida como una iglesia –sus cimientos datan del siglo III–. Es jordano el Maqueronte (hoy llamado Mukawir), el palacio de Herodes Antipas donde fue encarcelad­o y decapitado Juan el Bautista. Se cree que Jesús, sus discípulos y la Virgen María pasaron por Anjara y descansaro­n en una cueva, conmemorad­a hoy con el santuario de Nuestra Señora de la Montaña. Pero lo más importante de todo es que según diversos estudios y hallazgos arqueológi­cos, «se puede determinar que el lugar del bautismo de Cristo está en la ribera oriental del río, en tierras de Jordania». *Este reportaje ha sido posible gracias a un viaje de Halcón Peregrinac­iones a Jordania, que pone a disposició­n de los peregrinos la nueva flota de aviones Boeing 787 Dreamliner de Air Europa

 ?? Daniel Duce ?? Vista de Gerasa, la ciudad grecorroma­na mejor preservada de Oriente Próximo
Daniel Duce Vista de Gerasa, la ciudad grecorroma­na mejor preservada de Oriente Próximo
 ?? Cristina Sánchez Aguilar ?? Fachada del tesoro de Petra, tumba excavada en roca por los nabateos
Cristina Sánchez Aguilar Fachada del tesoro de Petra, tumba excavada en roca por los nabateos
 ?? Ángeles Conde ?? Los peregrinos admiran el mapa más antiguo de Tierra Santa en Madaba
Ángeles Conde Los peregrinos admiran el mapa más antiguo de Tierra Santa en Madaba
 ?? Maya-Anaïs Yataghène ?? La última vista de Moisés a Canaán desde lo alto del Monte Nebo
Maya-Anaïs Yataghène La última vista de Moisés a Canaán desde lo alto del Monte Nebo
 ?? Cristina Sánchez Aguilar ?? Mujeres con discapacid­ad trabajan en los mosaicos, típicos de la región
Cristina Sánchez Aguilar Mujeres con discapacid­ad trabajan en los mosaicos, típicos de la región
 ?? Ángeles Conde ?? Los peregrinos disfrutará­n de una Eucaristía dentro de una jaima, en el desierto
Ángeles Conde Los peregrinos disfrutará­n de una Eucaristía dentro de una jaima, en el desierto
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