EL PAPA, CONTRA LA CORRUPCIÓN: «LA POLÍTICA ESTÁ ENFERMA»
Francisco pide «luchar contra los abusos» y culmina en Perú un difícil viaje con el trasfondo de los escándalos sexuales en la Iglesia
El Papa Francisco exhortó ayer a los obispos peruanos a denunciar los abusos y a luchar contra la corrupción, concluyendo un difícil viaje a Chile y Perú centrado en la denuncia de lacras muy graves: el abuso sexual de menores, la corrupción, la esclavitud sexual y el feminicidio, sin olvidar el problema del clericalismo, que disminuye la capacidad renovadora de la Iglesia.
El sexto viaje del Papa a América ha sido el más difícil pues los abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes habían enrarecido mucho el ambiente en Chile. El Papa abordó frontalmente el problema en su primer discurso y se reunió con algunas víctimas en privado al día siguiente.
Con la misma firmeza condenó desde Temuco, capital de la Araucanía, los crímenes de la dictadura de Pinochet y la marginación de los mapuches.
En su etapa peruana, denunció desde Amazonia la esclavitud sexual de menores y el saqueo de la selva, hogar de centenares de grupos étnicos amenazados por empresas petroleras, mineras y madereras, además de la minería ilegal. Su grito contra el feminicidio -»una plaga de América»- en Lima fue de una gran contundencia.
En la capital del Perú fustigó la corrupción durante su discurso a las autoridades, pero dejando claro que es un problema que afecta a todos los sectores del país, por lo que su erradicación es una prioridad importante.
Con aspecto muy cansado, pero a la vez rebosando energía, el Papa Francisco dejó los discursos escritos en sus últimos encuentros con religiosas, obispos y jóvenes en Perú y tiró de espontaneidad. Optó por hablarles desde el corazón y responder a las preguntas de los prelados, sorprendidos por un inesperado coloquio colectivo en lugar de escuchar un discurso.
Comenzó su último día en América Latina con una visita a unas 500 monjas de clausura. Había muchas religiosas jóvenes, que acogieron a Francisco con un entusiasmo más propio de un concierto, como si fuera un ídolo juvenil. Les animó a tener corazón grande y a «rezar mucho por la unidad de esta amada Iglesia peruana, porque está tentada de desunión. A ustedes les encomiendo la unidad. El demonio es mentiroso, chismoso, busca dividir. Un chisme es como la bomba de un terrorista».
Denunciar los abusos
Poco después, en el Palacio Arzobispal de Lima, Francisco sorprendió a los obispos del Perú con un precioso discurso sobre el ejemplo misionero de santo Toribio de Mogrovejo, «que de 22 años de episcopado pasó 18 fuera de Lima, recorriendo por tres veces el territorio». Recordó que San Toribio «en sus visitas pudo constatar los abusos y los excesos que sufrían las poblaciones originarias y no le tembló el pulso, en 1585, cuando excomulgó al corregidor de Cajatambo». Francisco animó entonces a los religiosos «a denunciar los abusos y excesos que se cometen frente a su pueblo»
Tras su discurso, el Papa también les invitó a entablar un diálogo y a hacerle preguntas. Ante una cuestión sobre la Amazonia, el Papa confesó haberse sentido «muy emocionado». «Me dio un poco de vergüenza cuando los indígenas le impusieron los adornos de vivos colores.
Francisco les invitó a ser paternales con los sacerdotes pues «sin paternidad, los presbíteros se caen o le tienen miedo al obispo, y se apartan o le mienten. Quizá nos haga bien examinarnos sobre nuestra paternidad». Cuando alguno se porte mal deben aplicar medidas disciplinarias, «pero nunca tomen una decisión irreversible so-
bre un sacerdote sin un proceso antes. No dar una patada y echarlo».
Con la misma soltura se ha referido a los graves problemas de corrupción, droga y abusos, difíciles de corregir entre otros motivos porque «la política está enferma. Hay excepciones, pero está más enferma que sana».
El corazón, «sin photoshop»
A continuación, hablando a miles de jóvenes desde el balcón de la Plaza de Armas, Francisco les ha exhortado a no esconder los fallos ni «hacer ‘Photoshop’ a la realidad. «Los filtros de colores y la alta definición solo van bien en los vídeos, pero nunca podemos aplicárselos a los amigos. Déjenme decirles que el corazón no se puede ‘’’».