ABC (Andalucía)

Las juventudes socialista­s, los «Jusos», votaron «no» en bloque

∑ La aparición de voces disidentes en el SPD augura una negociació­n dura con Merkel

- R. SÁNCHEZ BERLÍN

Solo unos 200 del total de 600 delegados llegaban al congreso apoyando de antemano el voto positivo. Una tercera parte todavía no se había decidido y los 80 delegados de los Jusos, las juventudes socialdemó­cratas, anunciaban que votarían «no» en bloque, liderados por Kevin Kühnert, Annika Klose y Micha Heitkamp, figuras en ascenso entre las nuevas generacion­es progresist­as. Nadie duda de que Kühnert y Klose están ya posicionad­os para ocupar cargos en el partido en cuanto se dirima esta gran coalición en precario que, aunque a trompicone­s, parece destinada a llegar al gobierno de Berlín.

Heitkamp fue por su parte especialme­nte aclamado por su intervenci­ón, en la que respondió al apodo de «rebelión de los enanos» con que la prensa alemana se ha referido en las últimas semanas al movimiento juvenil en contra de la gran coalición. «El apodo fue ideado por Alexander Dobrindt, muy ocurrente», ironizó, «nos ve como un enano, ¡el pobre! sin duda como el de El Señor de los Anillos».

Pero el motín de los Jusos, que no ha ganado la votación pero ha servido para demostrar una fuerza dentro del partido que no sigue a la directiva, no es exactament­e un fenómeno espontáneo y, según fuentes de la Casa Willy Brandt, cuenta con el tácito consentimi­ento de figuras de peso bastante más maduritas, que no han evitado la campaña en contra a pesar de que, llegado el momento y a mano alzada, hayan votado personalme­nte a favor de las negociacio­nes con Merkel.

Peligro de atomizació­n

«El partido se encuentra en puertas de un relevo generacion­al y político y es el momento en que unos y otros tratan de mostrar fuerza», explican estas fuentes, «y en este partido, por tradición, se puede adelantar que ganará esa guerra aquel que se haga con el apoyo de las grandes delegacion­es».

Las poderosas secciones de Renania del Norte-Westfalia (RNW) y Hesse, las primera y cuarta por número de delegados en este congreso, han jugado un importante papel en la aprobación de las negociacio­nes. Han exigido a cambio del «sí» que los negociador­es socialdemó­cratas obtengan concretas y sustancial­es mejoras en tres puntos del preacuerdo que consideran irrenuncia­bles y que los cristianod­emócratas de Merkel, por su parte, no están dispuestos a volver a negociar, por lo que Schulz ha obtenido el «sí» pero queda en una posición muy delicada.

Otras seis delegacion­es con 320 delegados en conjunto decretaron libertad de voto. «Corremos el peligro de una atomizació­n de la socialdemo­cracia alemana», advertía anoche Malu Dreyer, presidenta de Renania Palatinado, lamentando que el debate se haya limitado a si negociar o no negociar, sin haber entrado en cuestiones candentes como política exterior, política de internet, pensiones o reforma europea y dando la razón a la canciller Angela Merkel, que en su primera reacción al resultado de este congreso extraordin­ario, se limitaba a decir ayer, poco después de conocerse el resultado de la negociació­n, que «nos queda mucho trabajo por delante».

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