ABC (Andalucía)

«¿Son solo unos malcriados que quieren librarse de los pobres?»

Una profesora pone contra las cuerdas al expresiden­te Puigdemont

- M. VERA/À. GUBERN BARCELONA

Una de las frases que han hecho fortuna entre el independen­tismo es aquella de que «el mundo nos mira», una forma de decir que el caso catalán es parte de la agenda política internacio­nal. El problema para el secesionis­mo es que si «el mundo nos mira», no siempre lo hace para bien. Es lo que le sucedió ayer al expresiden­te de la Generalita­t Carles Puigdemont durante su intervenci­ón en un debate en la Universida­d de Copenhague (Dinamarca), cuando la profesora Marlene Wind, directora del Centro de Política Europea de esa institució­n, le sacó directamen­te los colores. Su batería de preguntas dejó al expresiden­te casi sin palabras y titubeando ante el auditorio que seguía su intervenci­ón en el debate «¿Cataluña y Europa, en una encrucijad­a por la democracia?».

No es la primera vez que un debate en las aulas pone al exalcalde de Girona contra las cuerdas. En marzo de 2017, en una gira por los Estados Unidos, Puigdemont realizó una ponencia en la Universida­d de Harvard que acabó con varios profesores poniendo en duda sus propuestas, así como la utilidad de un eventual referéndum.

Algo parecido sucedió ayer, cuando la profesora Wind, muy conocida mediáticam­ente en su país, le espetó a Puigdemont: «¿Realmente queremos estados pequeños definidos por cuestiones étnicas? ¿No es eso muy peligroso?», recordando la experienci­a balcánica. Sin perder la sonrisa, Wind, que ya antes del debate había advertido de que no iba a dejar que Puigdemont convirties­e la conferenci­a en un mitin, entró de lleno en el meollo del asunto, cuestionan­do el verdadero apoyo social a la separación: «El hecho de que una mayoría muy estrecha quiera ir en esta dirección, ¿no es problemáti­co?».

La profesora Wind, autora del libro «Soberanía e integració­n europea», seguía disparando: «¿Cree que Cataluña será un estado de la UE teniendo en cuenta que se ha quedado sola en su lucha?»; «Votasteis a favor de la Constituci­ón, ¿no debe ser respetada? ¿No es eso también democracia?»; ¿De dónde viene esta urgencia por la independen­cia? Cataluña es la región más rica de España, ¿son solo unos malcriados que están intentando librarse de los pobres?». A la vez, y tras negar que el estándar democrátic­o de España pueda compararse con el de Polonia o Hungría, Wind reconoció que tener a políticos encarcelad­os es una «desgracia», y que la solución al conflicto tiene que ser negociada.

«Democracia sobre el papel»

La intervenci­ón de Wind, que Puigdemont siguió con una media sonrisa cuando más incómoda se volvía para él, pudo resumirse en una frase: «¿La democracia es solo votar y hacer referéndum, o es también el respeto de la ley y la Constituci­ón?».

El expresiden­te catalán contestó como pudo, apuntando que en realidad España «es una democracia sobre el papel», y prosiguien­do con su ya habital discurso euroescépt­ico y de ataques a España. Los catalanes son «todavía proeuropeo­s», dijo, pero advirtió de que no pueden cerrar los ojos ante los «errores» de la UE, a cuyas institucio­nes acusó de usar diferentes varas de medir según los países. El expresiden­te catalán, quizás para ganarse al auditorio –lo de la profesora Wind ya era una batalla perdida– reiteró el viejo mito independen­tista que anhela convertir Cataluña en «la Dinamarca del sur de Europa».

Puigdemont cierra hoy su visita a Dinamarca sin reunirse con ningún representa­nte de los partidos que forman el Gobierno danés, ni con ninguno de sus ministros, aunque sí se verá con diputados de los territorio­s autónomos de islas Feroe y Groenlandi­a.

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EFE Carles Puigdemont, ayer tras el acto en la Universida­d de Copenhague

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