«El espacio huele a metal quemado, como si se hubiera usado un soplete»
—¿Cómo se siente al ser protagonista de la paradoja de los gemelos de Einstein, en la que el tiempo no transcurre igual para dos astronautas?
—(Ríe). Creo que es genial, es la auténtica paradoja de los gemelos. Y haz la cuenta. Gracias a eso volví del espacio unos 13 milisegundos más jóven que mi hermano.
—¿Dónde están los límites físicos y mentales del hombre en el espacio?
—Depende. Si piensas en una misión de dos a tres años, debes contar con que necesitas gravedad artificial. Si no, incluso con rehabilitación y ejercicio, no vas a trabajar bien (a causa de los efectos de la asuencia de gravedad). En cuanto al aspecto psicológico no creo que vaya a ser un problema. Para mí la mayor limitación es la exposición a la radiación durante el vuelo.
—¿Qué es lo que un astronauta tiene que tener para serlo?
—Los astronautas y los exploradores comparten muchas características. Sobre todo la curiosidad, la capacidad de manejar situaciones difíciles y su habilidad para lidiar con la soledad.
—¿Vamos a llegar a Marte?
—No tengo ni idea. Sé que podríamos, me gustaría que lo hiciéramos, pero es una cuestión más de voluntad política que de ciencia. Hacen falta fondos y apoyo político. —¿Qué opinión le suscita el anuncio de Donald Trump de volver a la Luna? —Ir a la Luna es una buena idea porque es un sitio magnífico para poner a prueba la tecnología y los procedimientos. El problema es la NASA ha sufrido recortes de presupuesto y lleva un año sin administrador. Esto no es una buena señal. Creo que la propuesta de ir a la Luna no es seria. Es simplemente un anuncio, mera publicidad.