Scott Kelly
∑ El exastronauta ha presentado «Resistencia», el libro donde relata cómo sobrevivió un año en la Estación Espacial Internacional
El exastronauta Scott Kelly ( EE.UU., 1964) estuvo en Madrid ayer para presentar «Resistencia», una autobiografía donde recuerda la más difícil de sus misiones: la de pasar casi un año en el espacio, a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI). Allí estuvo a cargo de cientos de experimentos, trabajó en complejas tareas de mantenimiento y tomó imágenes increíbles de la Tierra a unos 400 kilómetros de altura. Su misión más importante ha sido, sin embargo, la de ser un «conejillo de Indias» para observar los efectos de la vida en el espacio, junto a su gemelo Mark Kelly, que ese tiempo permaneció en Tierra. Después de haber estado 340 días seguidos en la estación y de haber recorrido unos 231.498.541 kilómetros, su perspectiva hoy es distinta.
—¿A qué huele el espacio?
—Huele a metal quemado, como si alguien hubiera usado un soplete. Supongo que es el olor de los materiales de la estación expuestos al Sol y al vacío.
—¿Cómo es hacer tareas sencillas allí?
—Hacer cualquier cosa en el espacio es más difícil que en la Tierra. Salvo dos cosas: mover cargas pesadas y poner tu cuerpo en cualquier posición que se te ocurra para trabajar.
—¿Qué hacía en su tiempo libre?
—Hablaba con la familia por videoconferencia, tomaba fotografías de la Tierra y veía muchas peliculas y series. Además, leía algo y escribía mucho, porque tomaba notas para mi libro.
—¿Qué es lo que echaba de menos?
—Las relaciones personales, la meteorología, la naturaleza... En el espacio no nos duchamos ni bañamos. Usamos una esponja para frotarnos, así que una de las primeras cosas que hice al volver a la Tierra fue saltar a una piscina. También recuerdo que después de tanto tiempo en el espacio, me encantó ver un perro por primera vez.
—¿La misión cambió su perspectiva?
—Los que pasamos mucho tiempo en el espacio comenzamos a ver las cosas de otra forma. De alguna manera, nos sentimos que somos parte de un todo y comenzamos a pensar que debemos buscar soluciones. Por ejemplo, se aprende mucho sobre la empatía y la comunicación con otras personas. También me sentí más relacionado con el medio ambiente. Solo hay una Tierra y debemos cuidarla: debemos detener el cambio climático o tendremos problemas serios.