ABC (Andalucía)

«Para escribir un libro es necesario tener un poco de megalomaní­a»

El autor francés, uno de los titanes del género de la no ficción, visita Madrid con motivo de la reciente concesión del premio FIL de Literatura

- Emmanuel Carrère Escritor BRUNO PARDO PORTO MADRID

AEmmanuel Carrère (París, 1957) las arrugas le delatan. Cuando duda, dibujan un rostro distinto, pero natural, pues se ha pasado (se pasa) la vida observando, preguntánd­ose. Habla lento, se toca el mentón al pensar, y entonces responde con la contundenc­ia de los matices que salpican su obra. Desde que en 1999 sacudió al mundo con «El adversario», la historia real de un asesino que mató a toda su familia, el autor ha estado hurgando en la realidad para alumbrar historias veraces e incómodas, de personajes hondos como un pozo del que sacar algo de literatura fresca. El autor visita Madrid para celebrar (otra vez) el premio FIL de Literatura en Lenguas Romances que recibió el pasado septiembre con un encuentro en la Casa de América con la crítica literaria y colaborado­ra de ABC Mercedes Monmany. —Hace unos meses, en el discurso que dio cuando recibía el FIL, se lamentaba de que no tenía nuevas ideas sobre las que escribir. ¿Continúa sin ideas?

—Ya no es así. Estoy preparando una película, aunque no es exactament­e lo mismo que escribir un libro. Espero que después de esto llegue otro libro.

—Como autor de no ficción, ¿qué es lo que busca en la realidad? ¿Qué necesita una historia para ser contada?

—Es una pregunta difícil. Por supuesto, hay historias que todo el mundo está de acuerdo en que son buenas historias. Pero eso es distinto de que una historia sea convenient­e para mí. Tengo que tener ese sentimient­o, un poco absurdo, un poco pretencios­o, de que soy la única persona en el mundo que puede escribir esa historia. Aunque sea un poco megalómano. Yo creo que este tipo de megalomaní­a es necesaria para escribir un libro.

—¿Por qué?

—Porque necesita mucho trabajo. Tienes que creer que esa historia te estaba esperando para ser contada.

—Ha escrito sobre personajes tan distintos como el escritor y político ruso Eduard Limònov o el asesino JeanClaude Romand. ¿Qué es lo que interesa, lo que busca, en los personajes?

—Una de la razones para escribir libros, sean de ficción o de no ficción, es tener la sensación de qué pasaría si no fueras tú mismo, cómo sería tener la experienci­a vital de gente que no seas tú. Intento entender y describir experienci­as vitales que son distintas a las mías. Y también, aunque estos personajes sean muy diferentes, buscar si hay alguna similitud conmigo. Y también en qué somos diferentes. Gracias a Dios no soy un asesino (ríe). —Suele decirse que sus libros son autobiográ­ficos, que siempre está escribiend­o sobre sí mismo.

—Eso es así en parte. Depende del punto de vista. Si ves mis libros como obras de investigac­ión, como reportajes periodísti­cos, estoy muy presente, quizás demasiado. Pero si consideras estas obras como si fueran una suerte de autobiogra­fía, estoy muy poco presente, como un veinte o un treinta por ciento solo. Para una autobiogra­fía no es mucho.

—En «Calais» ya trató el tema de los inmigrante­s, tan en boga por los últimos sucesos en el Mediterrán­eo. ¿Le gustaría escribir sobre este drama?

—Sí, pero creo que tendría que encontrar la forma de hacerlo, conocer a alguien... Es algo muy misterioso lo que hace posible escribir una historia larga sobre alguien o algo. Necesitarí­a encontrar algo muy concreto que me de ese sentimient­o del que hablábamos antes..

—En el mismo discurso aludido, usted terminaba hablando de la libertad y la generosida­d. Me gustaría preguntarl­e por lo que está ocurriendo en la frontera entre México y Estados Unidos, donde esas ideas parecen brillar por su ausencia.

—Obviamente, el presidente Trump no está siendo generoso. Podría darle mi visión como ciudadano, como lector de periódicos. Pero mi visión como escritor… No lo sé. Necesitarí­a trabajar mucho, investigar mucho el tema. Y no lo he hecho hasta ahora.

—¿Por qué prefiere seguir escribiend­o libros de no ficción en lugar de obras de ficción?

—No es una cuestión de preferenci­a. Escribo no ficción porque es lo que siento que puedo escribir ahora.

—En este sentido, ¿cómo le influyó la lectura de la novela de Truman Capote «A sangre fría»? ¿Fue el libro que cambió su carrera como escritor?

—No creo que cambiara mi carrera, pero fue un libro muy importante para mí. Es un libro que creo que tiene una influencia inevitable en todo escritor que intente escribir la historia real de un crimen. Es una obra maestra.

—¿Qué otros autores le han marcado como Capote?

—Muchos, muchísimos. Dostoievsk­i, Flaubert, Philip K. Dick…

—Todo escritor empieza como lector...

—Yo creo que descubrí que quería ser escritor cuando era un adolescent­e. Saltar de la lectura a la escritura fue un proceso natural.

—¿Se plantea volver a la ficción?

—No tengo nada planeado, ¿pero por qué no?. No tengo nada en contra de la ficción. Yo leo ficción. Me encanta la ficción. Si algún día tengo una idea para un libro de ficción lo escribiré con placer.

—Por cierto, esa película que está escribiend­o, ¿es ficción o documental?

—Es ambas (dice entre risas).

—Escribe novelas, libros de no ficción, películas… ¿Cómo se mueve entre géneros tan distintos?

—Es siempre el mismo trabajo: tratar de entender algo sobre el mundo, sobre las experienci­as de la gente, sobre mí, y explorar el tema de la forma más seria y profunda que lo pueda hacer. Y no importa si es ficción, no ficción, un libro o una película. Es lo mismo.

En la piel del otro «Una de las razones para escribir libros es la sensación de qué pasaría si uno no fuera uno mismo»

«A sangre fría» «Es un libro que tiene una influencia inevitable en todo autor que intente escribir un crimen real»

 ?? BELÉN DÍAZ ?? Emmanuel Carrère, ayer durante la entrevista con ABC en la Casa de América
BELÉN DÍAZ Emmanuel Carrère, ayer durante la entrevista con ABC en la Casa de América

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