ABC (Andalucía)

En la coalición infausta que rige los destinos patrios Iglesias desempeña el papel menor de parásito

¿QUIÉN ES EL GAFE DEL GOBIERNO?

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EL pasado 25 de noviembre se celebraba en Palma la tradiciona­l Cumbre hispano-italiana, presidida por Pedro Sánchez y su homólogo, Giuseppe Conte. En la rueda de prensa posterior, el jefe del Ejecutivo anfitrión expresaba su admiración por la fórmula de gobierno vigente en el país invitado y suscribía estas palabras de Pablo Iglesias▶ «España tiene que aprender de Italia a gestionar coalicione­s». No han transcurri­do ni dos meses y el Gabinete en cuestión ha saltado por los aires, después de que Mateo Renzi le haya retirado su apoyo por una disputa relativa a los fondos europeos. Conte, cuya poltrona corre grave peligro, se pregunta en estos momentos quién ha sido el «jettatore» que le ha traído el infortunio y lamenta no haberse provisto de amuletos suficiente­s para contrarres­tar el influjo de semejante aojador. ¡Bienvenido al club!

Desde que el tándem maléfico desembarcó en La Moncloa, España no ha dejado de sufrir catástrofe­s.

Primero vino el Covid, cuya incidencia aquí iba a ser de «unos pocos casos a lo sumo», según el docto vaticinio de ese Rapel de la epidemiolo­gía llamado Fernando Simón, quien contra toda decencia sigue encabezand­o el plantel de «expertos» llamados a combatir la pandemia. Si hemos de creer al INE, 83.700 muertos ha causado ya entre nosotros el virus, por más que el Ministerio de Sanidad mienta con descaro en la cifra oficial de víctimas. No en vano su titular, Salvador Illa, fue colocado ahí sin la menor preparació­n ni otro propósito que el de adquirir notoriedad con vistas a las elecciones catalanas, también gafadas, como se ha visto, por el infalible cenizo.

Tras unos meses de pesadilla agravada por una gestión deplorable, que deja en la ruina a millares de autónomos y empresario­s, una bolsa de paro inasumible y una generación de jóvenes condenada a la frustració­n, llega al fin a España la vacuna, portadora de renovada esperanza. Urge agilizar al máximo la administra­ción de las inyeccione­s. Pero hete aquí que el mal fario vuelve a cebarse en nosotros y sobreviene Filomena; el peor temporal de nieve y frío de los últimos cincuenta años. El país se paraliza y la vacunación se retrasa, salvo para algunos alcaldes socialista­s, mientras media España se congela justo cuando el recibo de la luz se dispara. El líder de Podemos se atrinchera en su chalé a escuchar música y ver series de televisión para comentarla­s en tuiter, sabiendo que, pase lo que pase, sus asesores nombrados a dedo y demás cargos inútiles pagados por el contribuye­nte están blindados. El del PSOE, que bajo su mandato ha obtenido los peores resultados electorale­s de su historia, se esconde. En la conjunción infausta que rige los destinos patrios Iglesias desempeña el papel menor de parásito. El gafe causante de nuestras desgracias no puede ser otro que Sánchez, quien, como buen «jettatore», esparce a su alrededor mala suerte sin sufrir las consecuenc­ias de la calamidad que desata.

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