ABC (Andalucía)

Al alejarse le vieron llorar

Puigdemont boicoteó el intento de Torra de convocar elecciones en agosto. Hoy ya habría nuevo Govern

- SALVADOR SOSTRES

ABC es en gran medida culpable de que las elecciones al Parlament de Cataluña no se hayan celebrado todavía. El pasado 12 de agosto publicamos que el entonces presidente de la Generalita­t, Quim Torra, tenía previsto llamar a los catalanes a las urnas el 11 de octubre. Torra, que hacía dos meses que no se hablaba con Carles Puigdemont, no había consensuad­o con nadie su decisión y tenía previsto anunciarla el jueves de aquella misma semana (14 de agosto) en TV3.

Una vez más, el expresiden­te fugado se enteró de los planes de su sucesor leyendo la informació­n de ABC. Su partido no estaba ni siquiera formalment­e constituid­o, ni se había pensado en un candidato. La decisión de Torra, unilateral y visceral, dando la legislatur­a por acabada, dejaba fuera de juego y sin tiempo a los convergent­es, y ante el abismo de perder la presidenci­a de la Generalita­t▶ Pere Aragonès –«sembla un director d’oficina del Banc de Sabadell», según el cruel retrato de Puigdemont– y Esquerra lideraban aquellos meses todas las encuestas.

Puigdemont vio amenazado no sólo su poder en la distancia y la luz cada vez más débil de su vela carismátic­a, sino su tren de vida en Waterloo, manifiesta­mente favorecido por las argucias que hasta el momento había podido hacer un presidente afín. De modo que llamó a Torra, le pidió que no tomara ninguna decisión precipitad­a, y le invitó a pasar unos días en Collioure, concretame­nte entre el 19 y el 26 de aquel mismo mes.

Entre los invitados, además de Torra, estaban los periodista­s orgánicos Pilar Rahola y Xevi Xirgo; algunos de los empresario­s que habitualme­nte patrocinan a Convergènc­ia y más específica­mente a Puigdemont desde que se encuentra huido en Bélgica; y sólo durante unas horas, el expresiden­te atendió a Jordi Juan, director de «La Vanguardia», que hizo un «sube/baja», interesado en conocer de primera mano el horizonte electoral.

Torra claudicó ante Puigdemont, no adelantó las elecciones, tuvo que soportar lo que él considerab­a la humillació­n de ser cesado por una sentencia del Tribunal Supremo y se llevó de souvenir de aquellos días el triste premio de poder provocar una pequeña crisis en su gabinete cesando a tres consejeros que le incomodaba­n para nombrar a otros tres, grises, anónimos, que no decidió él y que a nadie le pueden importar menos. Torra regresó a Barcelona con la amarga sensación del vencido. «Al alejarse le vieron llorar», canta Serrat sobre Machado, aunque el camino del poeta fue en el sentido contrario.

El 11 de octubre habrían podido celebrarse sin problema las elecciones al Parlamento de Cataluña. Las necesidade­s partidista­s y sectarias de Puigdemont han alargado artificial­mente una legislatur­a que estaba más que agotada y que ahora agoniza entre el Covid y la patológica cobardía de Esquerra Republican­a, haciéndono­s perder un tiempo precioso a los catalanes.

Pero tiempo es precisamen­te lo que le sobra al forajido, en este museo del tedio que es Waterloo, sobre todo a partir de las cuatro de la tarde. Tal vez por ello se dedica a hacer propaganda de agencias de citas a ciegas en sus historias de Instagram.

El tiempo de Puigdemont Al forajido le sobra tiempo y ha alargado, por interés partidista y sectario, una legislatur­a agotada

 ??  ?? Publicidad de una agencia de citas compartida por Puigdemont
Publicidad de una agencia de citas compartida por Puigdemont

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain