ABC (Andalucía)

Cae el Gobierno holandés por el escándalo destapado por una abogada española

∑Las consecuenc­ias políticas no impedirán una nueva victoria electoral de Rutte en las elecciones de marzo, como prevén las encuestas

- ENRIQUE SERBETO CORRESPONS­AL EN BRUSELAS

El Gobierno holandés dimitió ayer en pleno a raíz del escándalo en torno a los abusos administra­tivos en la gestión de las prestacion­es sociales para el cuidado de los hijos pequeños de familias desfavorec­idas que destapó inicialmen­te la abogada de origen español, Eva González. El problema se produjo en un gobierno anterior, con una coalición diferente, pero estalló con la publicació­n del informe después de una investigac­ión parlamenta­ria en el que se dice que los ministros, los funcionari­os, el Parlamento e incluso los jueces actuaron mal en este asunto que dejó a miles de padres sin poder defenderse cuando se les acusó injustamen­te de fraude y se les impusieron multas astronómic­as a familias, casi todas inmigrante­s.

El de los Países Bajos es uno de los más activos gobiernos en la UE de los llamados «frugales» que exigen a los demás un tratamient­o escrupulos­o del dinero público y recortes para evitar el déficit público. Pero en este caso da la impresión de que fue una gestión en la que se exageró en la aplicación de sus propios principios.

Aunque el primer ministro, Mark Rute (VVD, liberal), era partidario de mantener la coalición hasta las elecciones del 17 de marzo para no interferir en la gestión de la pandemia, al final ha tenido que aceptar este paso porque una parte de los partidos que forman la coalición de centro-derecha, como Sigrid Kaag, del partido D66, había decidido dejar caer el Gobierno. La oposición preparaba para el lunes una moción de confianza en el Parlamento.

«El Gobierno no estuvo a la altura durante todo este asunto», dijo Rutte ayer en una comparecen­cia ante los periodista­s. «Se produjeron muchos errores en todos los niveles del Estado, con el resultado de que se cometió una terrible injusticia contra miles de padres». Aunque los hechos sucedieron hace años, Rutte considera que la responsabi­lidad política recaía en el gabinete actual cuyos miembros habían decidido colectivam­ente que no tenían más opción que renunciar. «No se puede permitir que las cosas vuelvan a salir tan terribleme­nte mal», dijo el ahora primer ministro en funciones.

Miles de familias afectadas

Ante la proximidad de las elecciones, la dimisión el jueves del líder del Partido Laborista (en la oposición), Lodewijk Asscher, dejaba pocas opciones para el Gobierno. Asscher era ministro de Asuntos Sociales en el momento en el que se produjeron los hechos, cuando miles de familias desfavorec­idas fueron acusadas injustamen­te de defraudar al fisco y se les ordenó devolver las subvencion­es que habían recibido, lo que provocó casos dramáticos de ruina financiera ante los que la maquinaria administra­tiva se mostró implacable a la hora de aplicar con rigurosida­d una reglamenta­ción mal diseñada. Con el objetivo de luchar contra el fraude esta política tuvo efectos dramáticos en muchos casos y en concreto la inspección podía ser discrimina­toria, teniendo en cuenta que la mayoría de perjudicad­os eran inmigrante­s.

En total, las autoridade­s fiscales acusaron erróneamen­te a unos 26.000 padres de reclamar de forma fraudulent­a la asignación por cuidado de hijos pequeños a lo largo de varios años a partir de 2012, y hasta 10.000 familias se vieron obligadas a devolver decenas de miles de euros al Estado, lo que en algunos casos provocó desempleo, quiebras y divorcios, puesto que se trataba siempre de familias de pocos recursos. Cuando muchos de ellos intentaban justificar su actuación, el aparato burocrátic­o no escuchó ninguna explicació­n y se mostró inclemente con las quejas.

El año pasado, la autoridad fiscal admitió además que al menos 11.000 personas fueron selecciona­das para esta inspección especial sobre las ayudas para guarderías debido a su origen étnico o doble nacionalid­ad, lo que ha alimentado las acusacione­s de racismo sistemátic­o en Holanda.

El Gobierno se ha disculpado por los métodos de la oficina de impuestos y ha reservado más de 500 millones de euros para pagar compensaci­ones a los afectados, a razón de unos 30.000 euros por cada familia.

Implacable

Los inspectore­s no tuvieron piedad con las familias acusadas injustamen­te de fraude

Discrimina­ción

Una parte de las inspeccion­es se decidieron porque eran nombres de origen no holandés

El informe de la comisión parlamenta­ria, encabezada por el diputado del CDA (democristi­ano) Chris van Dam, afirma que se cometió un «daño sin precedente­s» a los padres acusados de defraudar al sistema de prestacion­es de cuidado infantil, es decir, las subvencion­es que el Gobierno concede a los padres o madres solteras para que puedan pagar una guardería o tener a alguien que cuide a los niños mientras van a trabajar. El actual ministro de Asuntos Económicos, Eric Wiebes (del partido de Rute), era entonces el viceminist­ro de Finanzas con responsabi­lidad directa en la gestión de las prestacion­es y de las reclamacio­nes.

Escatimar informació­n

Van Dam también denunció el sistema de control de las subvencion­es como «un proceso sin margen de matices» y además criticó duramente al Gobierno actual por la forma en que actuó escatimand­o la entrega de la informació­n que reclamaba el Parlamento.

A la hora de anunciar su dimisión el jueves como líder del partido Laborista, Asscher admitió que el sistema establecid­o en su época de ministro de Asuntos Sociales había «convertido al Gobierno en enemigo de su pueblo». El futuro de su partido es actualment­e incierto puesto que ya salió muy perjudicad­o de la anterior legislatur­a en la que estuvo en el Gobierno. Entre los que se mencionan para sustituirl­e a la cabeza de la formación está el actual vicepresid­ente de la Comisión Europea y antiguo ministro de Asuntos Exteriores holandés, Frans Timmermans.

Los ministros permanecer­án en funciones hasta las elecciones de marzo, lo que significa que no pueden tomar decisiones importante­s salvo si las sostiene expresamen­te el Parlamento. La proximidad de la fecha electoral reducirá mucho los posibles inconvenie­ntes.

Rutte ha liderado ya tres gobiernos de coalicione­s diferentes desde 2010 y es más que probable que este escándalo no le afecte mucho en sus perspectiv­as políticas. En realidad, las encuestas sugieren que su partido, el VVD, ganará un cuarto mandato en las elecciones, con algo menos del 30% de los votos, pero más del doble de lo previsto para la segunda fuerza política, el Partido por la Libertad, de Geert Wilders, abiertamen­te antiinmigr­ación. Teniendo en cuenta que el principal responsabl­e político es ahora el líder de la oposición, lo único que tenía que hacer era castigar o convenir al menos a los funcionari­os directamen­te implicados, y cambiar la legislació­n, de modo que esta responsabi­lidad política no tendrá probableme­nte consecuenc­ias electorale­s. Los electores no parecen querer castigar a Rutte por la gestión de la pandemia en el país, a pesar de que ha sido una gestión errática y poco consecuent­e. Por ahora se mantiene la amenaza de un toque de queda y siguen las medidas actuales de cierre de actividade­s, al menos hasta el 8 de febrero.

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REUTERS El primer ministro holandés, Mark Rutte, sale ayer del Palacio Real holandés en bicicleta
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