ABC (Andalucía)

El embudo en las UCI ya obliga a aplazar cirugías y pruebas en al menos 8 regiones

España marca un nuevo récord de contagios y supera los 40.000 en 24 horas

- ESTHER ARMORA / TONI JIMÉNEZ / ESTEFANÍA DOMINGO

La tormenta epidemioló­gica arrecia y la situación en las UCI españolas empieza a complicars­e seriamente. España marcó ayer otro día de récord▶ 40.197 en un día. Con la amenaza latente de este «temido acelerón» que los expertos auguran aún no ha llegado pero será inminente fruto de los excesos de las navidades, los hospitales se rearman para contener esta nueva embestida del virus que ya nos sitúa en una incidencia similar a la registrada en el pico más alto de la segunda ola de pandemia, el otoño pasado. Cansados, física y psicológic­amente, los sanitarios afrontan con «preocupaci­ón» el goteo incesante de ingresos de estas últimas semanas.

La presión, cada vez mayor, del SARSCoV-2 en las UCI (en comunidade­s como Valencia o Cataluña la cifra de pacientes con Covid-19 en estas unidades supera ya el 40%, cuando todo lo que sea más del 25% es «riesgo extremo») alimenta día a día el fantasma del fatídico colapso que en marzo noqueó al sistema pese a que los expertos matizan que estamos lejos de la situación de «shock» de primavera. Coinciden en que esta vez, el problema no será la falta de recursos tangibles, sino de profesiona­les y de camas. «En la primera ola faltó material de protección, ahora el gran problema puede ser la falta de recursos humanos y de camas. Si me falta una enfermera de UCI pierdo dos camas», señaló en declaracio­nes a ABC el presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), Ricard Ferrer.

«Delicada línea roja»

Tras casi un año de batalla cuerpo a cuerpo con el virus, los profesiona­les de la medicina intensiva saben que, pese a no estar como en el peor bache del primer ataque del virus, se han encendido ya las luces de alarma. La prueba definitiva es que en varias comunidade­s (al menos en ocho) se están desprogram­ado o cancelando operacione­s, una delicada línea roja que hasta ahora, en la tercera ola, no se había cruzado y que «abre el camino hacia el colapso de marzo». «Si no mejora, la situación es preocupant­e», señala Ferrer. En los hospitales españoles se teme un «colapso inminente» si no remite el temporal epidemioló­gico. En Cataluña, La Rioja, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Baleares, Murcia, Castilla y León y Galicia se han desprogram­ado o retrasado ya intervenci­ones no urgentes, como las de cataratas o prótesis.

Las autoridade­s sanitarias catalanas trabajan con el escenario de que el virus se acelere en las próximas semanas y ponen el foco en las unidades de Intensivos. «El ritmo de entradas en las UCI se mantiene y eso pone en una situación difícil a los centros y asistencia­lmente hace pensar que podemos tenerlo mucho más complicado en las próximas semanas. No podemos descartar que la pandemia se acelere», aseguró la consejera de Salud, Alba Vergés. Cuando se sobrepasan los 400 enfermos en intensivos, la actividad asistencia­l no relacionad­a con el Covid-19 comienza a estar condiciona­da. A partir de 500, la desprogram­ación es generaliza­da. Cataluña tiene a 498 pacientes. A partir de 650 personas, podrían verse comprometi­dos todos los procesos urgentes.

Según los datos del Ministerio de Sanidad, las UCI catalanas están ya al 85% de su capacidad, y el 42,38% son positivos en Covid-19. Como en la primera ola, los hospitales más azotados por la presión son los comarcales, mientras que los grandes centros hacen encaje de bolillos para que la presión del virus no paralice el circuito asistencia­l no Covid. Hospitales pequeños y medianos como los de Igualada, Mataró o el Parc Taulí de Sabadell han retrasado operacione­s estos últimos días. El Hospital de Sant Pau de Barcelona, con 25 de las 40 camas de UCI con pacientes Covid y 75 en planta de hospitaliz­ación, ayer tuvo que cancelar las operacione­s no urgentes, según indicaron a ABC fuentes del centro. En el Hospital del Mar el 100% de las camas tradiciona­les de UCI (son 20) se encuentran ocupadas por enfermos de Covid. En el Josep Trueta de Gerona reestructu­ran la actividad, pero no aplazan operacione­s. Resisten sin desprogram­ar el Clinic y el Vall d’Hebron. Ambos admiten que si la situación no mejora «no tendrán otra opción».

En hospitales de La Coruña, Ferrol y Santiago ya han pospuesto algunos servicios quirúrgico­s sin riesgo vital para

Cataratas y prótesis

La presión del virus anula o reprograma operacione­s no urgentes como cataratas o prótesis

dejar margen ante posibles necesidade­s de camas en los próximos días o, incluso, semanas. En todo caso, desde el servicio de salud gallego (Sergas) se asegura que todas estas intervenci­ones serán de carácter no urgente, sin ningún riesgo vital para los pacientes afectados. Quedan garantizad­as, informan, las de carácter urgente y del ámbito oncológico. El Sergas quiere que los quirófanos reprograma­dos sean usados para hacer procedimie­ntos de cirugía mayor ambulatori­a, es decir, que no requieran ingreso, por lo que, predice el Sergas, podrá aumentar incluso el número de pacientes operados. El resto de la actividad quirúrgica de cualquier otro ámbito «continúa con normalidad».

En el complejo hospitalar­io de La Coruña (Chuac), el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos, David Freire, ha alertado de una situación «crítica». La UCI tiene ahora una ocupación en la unidad Covid próxima al 75%.

Valencia, el peor horizonte

La autonomía con peor pronóstico en sus unidades de cuidados intensivos es la Comunidad Valenciana. Sus UCI son las que más presión soportan de todo el país con prácticame­nte la mitad de las camas disponible­s –el 48,09%– ocupadas por pacientes con coronaviru­s. Es, de hecho, la región que más ingresos ha registrado esta semana, con cifras que no se habían notificado ni en los peores momentos de la pandemia▶ más de tres mil enfermos, 455 de ellos en estado crítico. El mayor miedo de los profesiona­les que sujetan la mano a quienes mueren solos es no poder atender a todo aquel que necesite su ayuda. Para evitarlo se ha duplicado o triplicado, en algunos casos, el espacio en las UCI.

Ante un colapso inminente, la Consejería valenciana de Sanidad suspendió la semana pasada las cirugías sin ingreso y las pruebas no urgentes y ha derivado a un centenar de pacientes no Covid a centros privados. «El déficit asistencia­l va a dejar muchas secuelas», lamenta Marisa Blasco, jefa de los intensivis­tas en el Clínico de Valencia. Además, se han habilitado 280 camas en los tres hospitales de campaña instalados desde marzo junto a los centros de referencia de cada provincia para aliviar la presión, aunque aún no se han utilizado. Allí se trasladará a enfermos leves o moderados y a los contagiado­s que no puedan guardar el aislamient­o preventivo en sus casas.

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Sanitarios se protegen antes de entrar en un box para atender a un ingresado por coronaviru­s en la UCI del Reina Sofía de Murcia. La imagen no es de primavera: es de este 13 de enero
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EFE

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