ABC (Andalucía)

«Ver una película en un cine no es lo mismo que en una televisión»

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capaz de imponer la ley con una pistola. Eso en la iconografí­a del Oeste le da un poder extraordin­ario, un hombre de ley que es rápido y capaz de matar en defensa de la ley y de una situación injusta. Estamos ante la creación de leyendas que, como decía Ford en «Fort Apache», son necesarias para la construcci­ón de un país. La historia se crea a través de impulsos de mitos, de leyendas, que de alguna forma representa­n el liderazgo del país. Lo que pasa es que Ford cuenta siempre la verdad. Nos dice cómo se construyó la leyenda pero luego nos cuenta la realidad. —Ser una leyenda no ha protegido a Ford o Wayne de la corrección política, desdeñados por muchos que los consideran machistas o anticuados. ¿Qué opina de este revisionis­mo y censura tan de moda?

—Es deplorable, una forma inquisitor­ial, una caza de brujas. Resulta curioso que, quienes han condenado –con mucha justicia– el macartismo, la caza de brujas y la censura y persecució­n de quien no pensaba exactament­e lo mismo, ahora defiendan esa posición de lo correcto políticame­nte que no está siempre amenazada; Montesquie­u esos equilibrio­s hay bastantes problemas. ya dejó clara la fragilidad del Poder Judicial En una escena de la película, en respecto al Ejecutivo. Siempre la escuela, se muestra esta frase en la que el Ejecutivo intenta modificar el pizarra▶ «La educación es la base para Estatuto de Autonomía y de independen­cia la democracia». Pensar que en España es un ataque preocupant­e, y en no ha habido consenso en cuarenta este momento, lo digo sinceramen­te, y tantos años de Constituci­ón sobre tanto no renovar un órgano judicial la educación, que es la base para el como intentar modificar las reglas del progreso de un país, es tristísimo. La juego que afectan al Poder Judicial sin igualdad en la educación es muy importante un consenso suficiente no es bueno y que no haya consenso en para el Estado de Derecho y no es bueno torno a las leyes de Educación en España para el equilibrio de poderes. dice muy poco de nuestro posible —Tampoco para las institucio­nes españolas. progreso de cara al futuro. ¿Se ha convertido en una —Stoddard levanta su reputación mala costumbre atacarlas siempre? como senador sobre una mentira.

—Sí, y es muy grave. Lo que ha sucedido ¿Existe alguna alternativ­a a las mentiras en EE.UU., no ya el asalto físico para asentarse en el poder?

al Capitolio sino el muy poco respeto —Es una película inagotable para todos que ha tenido el presidente Trump para los tiempos y es otro de sus misterios. la institucio­nalidad y la gobernanza El primer misterio es el impulso del país conforme con las reglas democrátic­as, que tiene Stoddard de no aceptar la nominación gobernando a base de tuits como candidato porque él, y de forma autoritari­a, es muy preocupant­e. un hombre de leyes, ha utilizado la violencia En nuestro caso, una joven para matar a alguien. Cuando democracia, que necesita asentamien­to, Wayne le dice que fue él quien mató a que necesita desarrollo institucio­nal Valance le quita esa conciencia, pero consensuad­o, que se pongan en acepta el mito que se ha creado alrededor riesgo institucio­nes como el Poder Judicial de él▶ el hombre de leyes que es o la propia forma de Estado encarnada en la Monarquía sin el suficiente consenso que está exigido por la Constituci­ón es muy preocupant­e. «Los que condenaron al macartismo, la caza de brujas

Pero a mí me preocupa más el deterioro de quien no pensaba lo mismo, ahora defienden esa del Estado de Derecho, el no respeto a la ley, porque la ley, aparte de ser legítima, tiene que ser justa, y el Esta-√

posición desde lo correcto políticame­nte»

do de Derecho requiere fundamenta­lmente muchos consensos y equilibrio­s. El ejemplo fue la Transición y lo que ha venido después; cuando se rompen «Que en España no haya habido consenso sobre la educación es tristísimo»

Torres-Dulce, que se gastaba los aguinaldos en ir al cine junto a sus hermanos, ve con preocupaci­ón una de las consecuenc­ias más inmediatas de la pandemia: el cierre de salas. «Es terrible, ir al cine es un hábito espléndido. La desaparici­ón de esa forma de convivenci­a, de tribu, alrededor de la hoguera de un relato que es una sala de cine es una tragedia», cuenta. Da igual que haya más facilidade­s para ver a su apreciado John Ford en otros formatos. Aunque reconoce que hay más películas que nunca, «es evidente que ver una película en una sala de cine no es igual que verla en una tableta, en un ordenador o en una magnífica pantalla de Home Cinema». Por muchas plataforma­s que haya, para el escritor no hay nada como pagar una entrada, que se apague la luz y empiece la película: «Esa experienci­a, en términos de psicología individual y social, es inapreciab­le». deja de ser una censura. Hay situacione­s que hay que corregir, pero no a costa de destruir el objetivo mismo y, sobre todo, las obras artísticas. He crecido en un mundo en el que se censuraban películas, se prohibían libros, y creo que estamos cada vez más cerca del «Farenheit 451» de Bradbury y Truffaut▶ se queman libros, se proscriben películas, se decapitan estatuas, que es como decapitar la Historia. Es una forma de censura intolerabl­e, por muy legítimas que sean las aspiracion­es que haya detrás. La expresión artística no puede estar sujeta a ningún tipo de censura; hay que debatirla, criticarla, permitir un debate democrátic­o al respecto, pero no se puede impedir la voz de la disidencia. —¿Somos cada vez menos libres para dar nuestra opinión?

—Sin ningún género de duda. Vivimos en una tendencia de puritanism­o moral e ideológico, de imposición de pensamient­o único y de eliminar cualquier forma de disidencia de lo que se considera un supuesto canon. Canon que la vida nos ha demostrado que es de lo más variable. A comienzos de los sesenta se condenaba a alguien por tener el «Playboy» o la Guardia Civil detenía a chicas por hacer toples, pero que eso, mutatis mutandis, ahora se produzca en sociedades teóricamen­te más avanzadas me produce una enorme tristeza y debilita extraordin­ariamente la convivenci­a ciudadana, que se basa en debatir las ideas. Con limpieza, con libertad, pero sin prohibir. Cuánto hemos retrocedid­o desde Mayo del 68 y de su famoso «prohibido prohibir».

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ÁNGEL NAVARRETE Eduardo TorresDulc­e publica «El asesinato de Liberty Valance»

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