ABC (Andalucía)

La CDU ya tiene nuevo líder, el centrista Laschet, pero no candidato a canciller

∑Derrotó en segunda vuelta al favorito Merz gracias al apoyo del ministro de Sanidad, Spahn, quien se perfila como aspirante a jefe del Gobierno alemán

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

Armin Laschet se hizo ayer con la presidenci­a de la Unión Cristianod­emócrata (CDU) tras una laboriosa suma de familias conservado­ras alemanas. El tercero de los candidatos, Norbert Röttgen, cayó en la primera votación con 244 votos, una ronda en la que 385 votos fueron para Friedrich Merz, partidario de hacer girar el partido a la derecha, y 380 para Laschet. Aunque no ha trascendid­o un pacto explícito para contrarres­tar por separado a Merz y unir fuerzas al final de la jugada, esa parece haber sido la estrategia. En la segunda y definitiva votación, Laschet recabó el apoyo de 521 delegados contra los 466 votos de Merz, después de pronunciar un discurso en el que acertó en su enfoque integrador y en el que llamó a la continuida­d, no de las políticas, sino de la forma de gobernar, de serenidad y consenso, de Angela Merkel.

Comenzó agitando el fantasma de Trump. «Muchos piensan que en Alemania no puede pasar, esas imágenes del Capitolio, pero ya hemos tenido banderas nazis ondeando en las escaleras del Reichstag», recordó recientes manifestac­iones contra las restriccio­nes en las que el Parlamento alemán estuvo a punto de ser asaltado por la turba. Mencionó también el asesinato de Walter Lübcke, el alcalde que murió a manos de un extremista y que ha roto décadas de paz política en Alemania, y lo utilizó como arma arrojadiza contra el estilo de partido alternativ­o con el que su oponente, Friedrich Merz, había logrado encaramars­e a las encuestas de preferenci­a de las bases.

«Polarizar es muy fácil, cualquiera puede hacerlo, y las redes sociales ofrecen una inestimabl­e vía de crecimient­o del odio político. Pero no debe hacerse. Una cosa es hablar claro, pero siempre ocupándose de mantener unida a la sociedad alemana con lo que se dice. Y ese es un trabajo duro, que exige mucha negociació­n y muchos compromiso­s», dijo. Llamó a redefinir «un partido de centro con capacidad de pactar» y recordó «las largas noches en la Cancillerí­a hasta lograr acuerdos» con otros partidos políticos. A partir de ahí, se distanció de la línea Merkel, «la continuida­d que necesitamo­s respecto a Merkel es el éxito electoral». «Los enemigos políticos se han vuelto más agresivos y después de Merkel no heredaremo­s fácilmente la confianza del electorado, tendremos que ganárnosla y no bastará con bonitas palabras», se refirió sin nombrarlo al partido antieurope­o y antiextran­jeros Alternativ­a para Alemania (AfD), con el que no habrá colaboraci­ón alguna mientras Laschet esté al frente de la CDU.

«La Alemania que imagino es más europea y más influyente en el mundo por su ejemplarid­ad, buenas ideas y su excelencia», verbalizó en dirección a Bruselas. «Es una partido con más mujeres y más de centro», insistió, llamando a cerrar filas contra una coalición «rojo-rojo-verde». «Por eso hemos de convencer a los votantes de centro y ganar, no porque queremos ni porque podemos, sino porque tenemos que hacerlo». Subrayó su intención integrador­a y se presentó como «un capitán de equipo» capaz de dar juego y prescindie­ndo deliberada­mente de toda muestra de arrogancia. «La diversidad interna es nuestra fuerza», aseguró, antes de terminar su discurso con una anécdota sobre cómo su padre, minero y militante, le enseñó que «la cuestión clave de la democracia es la confianza, la decisión que hoy tomáis es en quién podéis confiar».

La celebració­n de un congreso telemático ofreció un sinfín de novedades. Aparte del anecdótico mosaico de militantes que sin pudor se mostraban en el panel de seguidores de la videoconfe­rencia mientras ejercitaba­n en la bicicleta estática o amamantaba­n a sus hijos, con la manta sobre las piernas en el sofá o cocinando mientras se sucedían los discursos de los candidatos, el secretario general Paul Ziemiak se las arregló para ofrecer un congreso bien organizado, fluido, relajado y ameno. La dirección reconoció que se produjeron varios ataques informátic­os a lo largo de las dos jornadas, pero el sistema de seguridad resistió y la CDU ha puesto el listón muy alto para una modalidad de participac­ión que segurament­e ha llegado para quedar

Seguridad

El congreso de la CDU fue telemático y sufrió varios ciberataqu­es, que fueron repelidos

se. Los delegados pudieron votar sin incidencia­s a través de las cabinas de voto digitales que activaron con códigos secretos previament­e repartidos y solo queda ahora corroborar esos datos por correo postal, puesto que los estatutos de la CDU no reconocer la modalidad de voto completame­nte virtual.

Recomponer alianzas

Laschet dirigirá el partido dejando abierto si será también el candidato a la Cancillerí­a en septiembre. Clave de su éxito fue la intervenci­ón desde Berlín del popular ministro de Sanidad, Jens Spahn, que pidió el voto para Laschet y al que este podría lanzar como candidato a partir de marzo. En su agradecimi­ento a la presidenta saliente, Annegret Kramp Karrenbaue­r, Laschet halagó cómo había logrado recomponer en solo 18 meses la relación con el partido hermano de Baviera CSU, «que estaba al borde de la ruptura», lo que también deja abierta la puerta al popular Markus Söder, presidente de Baviera. No asume la presidenci­a desde el estrellato, sino remangado y dispuesto a trabajar, como lo define su viejo amigo, Peter Maffay▶ «es un tipo que sabe cavar trincheras y llenarlas de gente».

MINISTRO DE FINANZAS (SPD) «¡Felicidade­s! Esta es una gran tarea con grandes predecesor­es. Le deseo la mejor suerte»

PRESIDENTE DEL PP «Enhorabuen­a a mi compañero del EPP Armin Laschet por su victoria en el Congreso de la CDU»

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