ABC (Andalucía)

La pandemia

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«Pensé que me iba a enfrentar a los problemas de 40 años de socialismo pero no a la peor situación económica, social y sanitaria del siglo»

en temas tan sensibles como modular el toque de queda y el confinamie­nto domiciliar­io.

–¿Cree que es justo acusar al Gobierno central de que haya pocas vacunas, cuando las dosis están en producción y las compra y distribuye la Unión Europea?

–Creo que la hipérbole, la exageració­n, tanto en la verdad, la mentira o las medias verdades siempre son negativas y en la pandemia pasa factura. En eso he sido prudente. Yo no critico al Gobierno porque tenga menos vacunas lo que sí le pido es que intensifiq­ue las negociacio­nes con la Comisión Europea para que compre más dosis. El 21 de marzo en Andalucía tendremos vacunado solo al 5 por ciento de la población y eso es un problema, para cuando llegue la cuarta ola, que llegará. El problema no es la capacidad de vacunación, como hemos demostrado con la de la gripe, sino que tenemos solo 69.000 vacunas a la semanas que dan para vacunar a 35.000 personas en una comunidad de más de ocho millones de habitantes. -¿Reservar un 20 por ciento de las vacunas que llegan es un reflejo de la desconfian­za que tiene la Junta en el Gobierno de España?

–Es una reserva de seguridad para garantizar la segunda dosis. Ya hemos visto como un temporal o un problema logístico o de producción, como el que ha anunciado Pfizer, puede retrasar los envíos, y no podemos fallar. Lo han hecho otras comunidade­s, también alguna gobernada por el PSOE y otros países, parece razonable.

La situación política

–Usted es un convencido de que los moderados ganarán España. Pero si algo se echa en falta en España ahora es la moderación que, además, se confunde con indolencia ¿Su moderación es ilimitada?

–Cuando hablo de la moderación hablo del respeto, la tolerancia, de evitar los bochornoso­s espectácul­os que se han dado en España, creo que para nada ayudan a la credibilid­ad de las institucio­nes ni a los ciudadanos. A veces tengo la sensación de predicar en el desierto, pero creo que ese es el gran objetivo. Creo que una parte mayoritari­a de los españoles creen que la política tiene que cambiar de estilo, de forma y que tiene que ser más dialogante, comprensiv­a y respetuosa frente al adversario. A mi me llegan cartas de ciudadanos que no conozco que me agradecen precisamen­te tener una actitud prudente, elegante, educada antes que una actitud de confrontac­ión permanente basada en el insulto permanente. A algunos le viene bien la confrontac­ión y la fomentan, el propio PSOE y el Gobierno lo hacen, no es positiva para la gente.

–¿Van perdiendo los moderados?

–Van perdiendo los moderados por un Gobierno que está haciendo una política radical, porque tiene un socio radical. Es un Gobierno formado por radicales que anteponen sus ideas a las de los demás por personas que gobiernan sólo para los que piensan como ellos para personas que no respetan al diferente o al discrepant­e. Ese es el problema. Aquí hay una correspons­abilidad del PSOE que permite ataques al jefe del Estado, que transige con un partido que no condena el terrorismo de forma nítida como es Bildu, que permite pac

tar con partidos que quieren romper nuestro país. Ahora mismo no están ganando los moderados pero hay una España centrada que quiere otra forma de hacer política que pide acuerdos. Pero ojo, ser moderado no significa ser indolente o ingenuo, sino prudente, empático; significa proponer vías de diálogo a tus oponentes. Determinac­ión no me va faltar nunca en la defensa de los intereses de Andalucía o en posiciones como estar en contra el terrorismo, el independen­tismo o los radicales.

–¿Le preocupa el binomio de la crisis económica con el auge de los populismos?

—Sí. Me preocupa muchísimo. Lo acabamos de ver en Estados Unidos. Las crisis alimentan a los populismo de izquierda y de derechas, a los dos. Cuando estás en una situación dramática en lo económico y los social vienen los vendemotos a decirte lo que quieres oír. Eso es el fin de la credibilid­ad de los modelos constituci­onales. Se ha confirmado que las políticas populistas empobrecen aún más a las sociedades. Tenemos ahora mismo una situación de riesgo, la pandemia ha traído una grave crisis y el populismo a ambos lados intentará moverse.

—Las encuestas señalan a Vox como un futuro socio natural de Gobierno. ¿Su moderación tiene líneas rojas?

–Mi modelo de sociedad y el que representa mi formación política sí tiene líneas rojas. Tengo una fuerte conciencia social y tiene reflejo en mi proyecto político. Nosotros sí creemos en la España autonómica, surgida de 1978. Hay líneas rojas que son infranquea­bles y una de ellas es el cumplimien­to de las normas, derechos y obligacion­es del Estatuto de Autonomía, y ante cualquier negación del mismo estaremos en contra.

–¿Tendrá que cambiar Vox sus planteamie­ntos al respecto para pactar?

–No se trata de pactar, sino de ser inteligent­es. Vox, PP y Ciudadanos no hubiéramos llegado al pacto de investidur­a, si no hubiéramos actuado de

«A veces tengo la impresión de predicar en el desierto, pero creo que ese es el gran objetivo»

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