ABC (Andalucía)

«El porno os está dejando impotentes»

Educadora sexual

- SALVADOR SOSTRES

—Ahora el dolor de cabeza lo tenemos los hombres.

—No me extraña.

—¿Por qué?

—Os habéis tirado a la vía fácil.

—¿Cuál?

—El porno.

—Así seguro que no acabamos en comisaría.

—El porno normaliza el maltrato a la mujer.

—Ya empezamos.

—Eliges lo que te interesa a golpe de clic y cada vez necesitas más.

—Hay mucha variedad.

—No «más» de cantidad, sino porno más enrevesado, violento, raro. Como en las drogas, cada vez más dosis.

—Son fantasías.

—Y es cierto que ninguna fantasía es culpable.

—Menos mal.

—Pero en la realidad no os encontráis a una actriz sino a una mujer con sentimient­os, más complicada que un clic.

—Ella está porque quiere.

—Pero su cuerpo no puede ser tan fuerte como vuestra mano, ni ir al ritmo y a la presión a la que vuestra mano va cuando os satisfacéi­s solos.

—Otra vez la fuerza como queja, incluso cuando es para el yo con yo.

—No te equivoques. El porno no es vuestra fuerza. El porno os está dejando impotentes.

—Bueno, vamos progresand­o. A mi padre le decían que le dejaría ciego.

—Cada vez tengo a más pacientes de 21 y de 22 años que están desesperad­os porque les cuesta mucho la erección con una mujer real. Y si la consiguen, son incapaces de llegar al orgasmo.

—Es que los jóvenes de hoy lo quieren todo.

—El problema no es sexual. El problema es la tecnología y la estimulaci­ón constante. Tú vas al sexo desde el descontrol programado por la cantidad de lo que encuentras en Internet.

—Señora, yo hace tiempo que no voy a ninguna parte.

—Hemos perdido el roce, la ternura.

—Habiendo restaurant­es tan buenos, ¿es imprescind­ible el sexo?

—Los hombres habéis perdido vuestra razón de ser emocional.

—Hartos de que nos llamarais maltratado­res y de ser culpables de todo.

—Y en lugar de preguntaro­s qué hay de verdad en nuestra queja, os habéis encerrado en el porno.

—Es mejor acabar las noches así que con una denuncia falsa por agresión.

—Yo quiero entenderme con el señor que tengo delante. Si no hubiera porno estaríamos más cerca los unos de los otros.

—Haberlo pensado antes de criminaliz­arnos.

—Las mujeres no podemos contra el porno, no somos tan duras. Nos sentimos cohibidas ante la imagen que os habéis creado de lo que que es y hace una chica.

—Mucho más amable que la imagen que tenéis vosotras de que el hombre es un violador en potencia.

—El amor hay que trabajarlo. Los hombres tenéis que volver a ser capaces de desear a una mujer de carne y huesos.

—Nunca hemos dejado de hacerlo.

—Es cierto. Pero es deseo sin erección.

—No estamos tan mal.

—La viagra no funciona sin deseo.

—¡Qué me va a contar!

—Ahora ya no es el «me duele la cabeza» de la mujer, sino el «no puedo, no sé qué me pasa» del hombre.

—¿Y qué prescribe?

—Un mes sin mirar porno. Notarás un cierto deseo hacia otro ser humano. Hay que volver a lo básico, a sentir la caricia. Hay que estar en lo físico, no tanto en lo mental.

—Yo es que me tengo que concentrar pensado en las facturas del procurador o en recados que tengo pendientes para no hacer la Pascua antes de Ramos.

—Hay que sentir lo sutil.

—Hay que no hacer el ridículo.

—Hay que esforzarse en el otro.

—Cuesta mantener el deseo a una sola persona.

—A principios del siglo XX la esperanza de vida era de 50 años. Ahora es de 87 y tenemos de todo. Es normal que cueste. Pero es que lo queremos todo sin trabajar nada.

—Pasamos del porno a la infidelida­d.

—Ahora la infidelida­d no se considera tan grave. Se entiende mejor que somos débiles y tenemos necesidade­s.

—Esto con Franco no pasaba.

—El deseo varía.

—Propaganda relativist­a.

—Si te gusta lo mismo que a los 20 años, eres un imbécil.

—España y yo somos así, señora.

—En los años 60, el sexo oral no se hacía con las esposas.

—Es que la boca está para comer.

—Pero se hacía con las putas.

—Pues claro.

—Si eres sincero contigo mismo y con la otra persona. te permites experiment­ar fantasías que antes no te atreverías.

—No atreverse a veces es bueno.

—Falta emoción, sinceridad, juego.

—Se empieza jugando…

—Y se acaba redescubri­endo tu cuerpo como elemento sensorial.

—O en un cuarto oscuro. Al principio de la entrevista me hablaba usted de lo enrevesado.

—De lo enrevesado a golpe de clic, pero es distinto si la pareja evoluciona junta. El amor hay que trabajarlo, hay que investigar­lo, hablarlo, sentirlo, y entonces se puede hacer en condicione­s.

—¿Usted se imagina que yo tuviera que sentir e investigar a Ferran Adrià para que me gustaran sus platos?

—Vuelves a la inmediatez. Y hay que huir de ella.

—Y quedarse mirando la peli porno hasta el final por ver si él le pide matrimonio.

—Ya que te gustan este tipo de metáforas, el porno es comida basura que impide que la sobremesa sea culta y civilizada.

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