Casi 90 inmigrantes saltan la valla de Melilla por una zona en obras
Se había retirado ya uno de los elementos de protección, pero aún no han puesto los nuevos
Ochenta y siete subsaharianos lograron saltar la valla de Melilla a primeras horas de la mañana de ayer en una avalancha, la primera del año, protagonizada por unos 150 inmigrantes. Se trata de la mayor entrada ilegal por este método en más de dos años y la primera desde que comenzaron las obras en la zona para sustituir, entre otros elementos, las polémicas concertinas por los llamados «peines invertidos».
Los implicados aprovecharon las obras que se hacen en el perímetro fronterizo, en concreto en una zona en la que ya se había retirado la llamada sirga tridimensional –una serie de hilos de acero entrecruzados a poca altura que retrasan el acceso a la verja–, pero en la que no se han colocado aún los nuevos elementos de protección aprobados por el Gobierno. De hecho, el punto concreto del asalto es uno de los pocos en donde aún no se ha completado esa operación. En esta ocasión los «sin papeles» no utilizaron la violencia, aunque hay diez heridos leves, uno de ellos guardia civil que sufrió una torcedura en uno de sus tobillos. No se teme por la vida de ninguno de ellos.
Los inmigrantes comenzaron el asalto a las siete y veinte de la mañana. Según las fuentes consultadas por ABC, desde más de dos horas antes un helicóptero de la Guardia Civil sobrevolaba la zona, en un servicio habitual de vigilancia. Se había detectado hace algún tiempo una bolsa de subsaharianos en el monte Gurugú, y los responsables del Instituto Armado saben que eso es una señal clara de que antes o después se iba a producir una avalancha.
Lo cierto es que el movimiento del grupo de inmigrantes, a pesar de ser bastante numeroso, no fue detectado hasta que los «sin papeles» estuvieron muy cerca de la valla. Se trata de algo habitual porque estas personas aprovechan las vaguadas para evitar ser vistos. No obstante, la rápida reacción de la Guardia Civil y de agentes marroquíes al otro lado de la frontera evitó que un número mayor de irregulares consiguiera su objetivo. Una veintena de ellos fueron rechazados en la misma frontera por los agentes del Instituto Armado –fueron expulsiones en caliente, avaladas por el Tribunal Constitucional–, y medio centenar más por las fuerzas marroquíes.
Efecto sorpresa
El asalto se produjo en la zona de Río Nano, en la subida a los Pinos de Rostrogordo, donde como se ha señalado ya se acometen obras para sustituir la sirga tridimensional y las concertinas por los llamados «peines invertidos». Los inmigrantes sabían que esa circunstancia era una buena oportunidad para tener éxito porque tenían garantizada la rapidez hasta llegar a la verja, y con ella el efecto sorpresa.
Con ganchos y tornillos en las zapatillas para poder superar la valla en pocos segundos, los inmigrantes, superiores en número a las Fuerzas de Seguridad –acudió, además de la Guardia
Civil, la Policía Nacionay y la Local– lograron desbordar la capacidad de respuesta. Nueve de ellos sufrieron heridas en su acometida, y uno fue encontrado por los agentes de la Guardia Civil en las proximidades con algunas heridas.
Por las calles de la ciudad autóno
tre quienes son detectados en su entrada a la UE sin la debida documentación, sólo superados por los sirios. Por detrás, tunecinos y argelinos. Esta catalogación provisional vuelve a mostrar que en el norte de África se localiza la presión máxima, desplazada hacia el Atlántico a juzgar por las entradas que no remiten en el archipiélago canario.
Allí, como ya se despejó en 2020, más de la mitad de los pasajeros de las embarcaciones son magrebíes, lo que ha llevado al Ministerior del Interior a acelerar negociaciones con sus países de origen para retomar las repatriaciones.
Frontex subraya que los cruces de fronteras ilegales de la UE detectados
Los primeros
En la UE, las entradas han bajado un 29% y España acabó 2020 como
primera ruta
en 2020 cayó un 13%, hasta niveles de 2013, lo que atribuye al impacto de la pandemia y las consecuentes restricciones a la movilidad interna y externa impuestas en muchos estados.
La mayor caída del número de entradas se ha producido en el Mediterráneo este mientras que en el occidental, el que afecta a España, las incursiones han bajado un 29% hasta situarse en torno a las 17.000. No obstante, ese positivo cómputo es indisociable a efectos de política migratoria en nuestro país de las incursiones en las Canarias. Frontex habla de «récord» para referirse a lo sucedido en las costas insulares, particularmente durante los últimos cuatro meses del año.