Una ceremonia en la que no estará el presidente saliente en más de 150 años
Donald Trump se ha negado a recibir a su sucesor y le da la espalda en su salida
Por primera vez desde marzo de 1869, las puertas de la Casa Blanca se abrirán hoy para recibir a su nuevo ocupante, y su predecesor se habrá marchado antes, sin decir ni «bienvenido» ni «adiós». Donald Trump, iconoclasta donde los haya, rompe costumbres y protocolos hasta el instante mismo de su marcha. Al alba, se subirá en el helicóptero Marine One, y se marchará a que le despidan con honores militares en la base aérea de Andrews, 21 salvas de artillería sin que al presidente número 45 de la nación se le hayan oído las palabras «he perdido las elecciones, le deseo buena suerte a mi sucesor».
Trump, según quienes le han visitado estos días de ocaso presidencial, se marcha apagado, abatido, incapaz de procesar su derrota, que aun a día de hoy atribuye a un fraude que no le ha creído ni una sola corte de Justicia. Recusado en dos ocasiones en el proceso del «impeachment», expulsado de las redes sociales, repudiado por no pocos líderes de su partido y con la popularidad por los suelos; Trump ni siquiera se ha tomado la molestia de tratar de explicarle a la nación cuáles han sido sus principales logros, aparte de una breve vista al muro la semana pasada, que pasó desapercibida, ya que ni la emitió ninguna de las grandes cadenas en directo, todo un drama para el presidente que llegó a la política de la telerrealidad. No ha dado entrevistas ni ruedas de prensa. Estos días, sólo silencio ha emanado de la residencia del presidente más locuaz de la historia reciente.
Lo tradicional es que los presidentes salientes, aun los que se presentaron a la reelección y perdieron, reciban en la Casa Blanca a sus sucesores, les den un paseo por la mansión, les ofrezcan un café, se monten con ellos en la limusina, les lleven al Capitolio y allí ya lo dejen todo en sus manos. A las doce, ya nada en la
Casa Blanca es suyo.
Los camiones de mudanza
También es costumbre que faciliten la mudanza, y que permitan que los camiones con los enseres del nuevo presidente descarguen antes de la jura oficial. Nada de eso ha salido de Trump. Se marcha sin ni siquiera haber llamado a Biden para felicitarle o preguntarle si necesita algo. La ultima vez en que ocurrió fue en 1869, después de que el demócrata Andrew Johnson, sometido también al «impeachment», perdiera las primarias de su partido. Las elecciones las ganó después el republicano Ulysses S. Grant.
Otra tradición es que el presidente saliente deje una carta a su sucesor en el escritorio del Despacho Oval, un mensaje personal de apoyo, con algún consejo. Uno de los escritos más emotivos fue el de George Bush padre, que perdió la reelección, en el que le deseaba suerte a Bill Clinton y le decía, con elegancia▶ «Cuando leas esta nota serás nuestro presidente. Te deseo lo mejor. Le deseo lo mejor a tu familia. Tu éxito es ahora el éxito de nuestra nación. Te apoyo con toda mi fuerza». Tampoco ha dicho Trump si dejará carta alguna en el despacho, aunque todo parece apuntar a que no.
Y no es sólo el presidente. Su mujer, a la que los Obama recibieron amablemente en el periodo de transición, se ha negado a llamar o invitar a Washington a Jill Biden, la nueva primera dama. Desde tiempos inmemoriales era tradición que ambas mujeres se vieran en la Casa Blanca, para que la nueva inquilina de la residencia presidencial comenzara a hacerse una idea del espacio y las necesidades de decoración.
En ese paseo, ambas se solían detener en una ventana del segundo piso de la residencia que da al Ala Oeste y al Despacho Oval, desde la que se puede ver al presidente trabajar, un pequeño detalle sentimental. Melania Trump no lo ha creído necesario, y se ha despedido con un discurso grabado en vídeo ante un atril en que pedía a la nación paz y concordia.
Juntos en Arlington
Biden jurará el cargo a mediodía, las 18.00 en la España peninsular, y solo entonces entrarán los camiones, y los equipos de limpieza desinfectarán la residencia, con todos los protocolos que manda la pandemia de coronavirus. Mientras, a las 15.00, el presidente entrante se irá al cementerio de Arlington con Bill Clinton, George Bush y Barack Obama y sus mujeres a un
Washington, D.C.
El ujier Cuando las puertas de la Casa Blanca se abran a los Biden los recibirá
el ujier
La nota
Es tradición que
el presidente saliente le deje a su sucesor una afectuosa nota de
ánimo
Las medidas por la pandemia han obligado a limitar el número de invitados. Un férreo dispositivo de seguridad trata de evitar incidentes como el asalto
al Capitolio del 6 de enero
homenaje ante la tumba al soldado desconocido. Están todos los presidentes vivos menos Trump, y Jimmy Carter, que está delicado de salud y se queda en Georgia.
Tras las 15.30, al llegar a su nueva residencia, a los Biden les recibirá el ujier, Timothy Harleth, que fue empleado por los Trump tras trabajar en el hotel de estos aquí en Washington durante unos meses.
Entonces, Jill Biden deberá decidir cómo organiza la residencia, que está en la segunda planta. Habrá algunos cambios. Donald y Melania Trump dormían en habitaciones separadas. Los Biden lo harán en la misma, por lo que tendrán más espacio para despachos, estudios o vestidores. Existe un tercer piso también a disposición de la familia presidencial, en que el vivía la suegra
2021
Unas 191.500 banderas se han colocado en el National Mall en honor de los estadounidenses que no podrán asistir a la investidura
Capitolio
2009
Biden llega al Capitolio y comienza la ceremonia de investidura, que incluye▶ Invocación (Padre Leo J. O’Donovan), Juramento a la bandera (Andrea
Himno Nacional (Lady Gaga). lectura de poesía (AmandaGorm actuación musical (JenniferLopez) de Barack Obama y en el que se ha instalado en años recientes Barron, el hijo menor del matrimonio Trump.
A pesar de esta negativa a participar en nada que tenga que ver con el traspaso de poderes, Donald Trump ha tenido el detalle de no hacer coincidir el homenaje militar que se va a dar en la base de Andrews con la jura de Biden. Se va en el Air Force One sobre las 09.00 de la mañana, las 15.00 en la España peninsular, y aterriza en Palm Beach, su nueva residencia en Florida, sobre las 11.00, De ahí se va a su gran mansión de Mar-a-Lago, donde ya dormirá como expresidente.
Al quedar ya instalado en la Casa Blanca, Biden comenzará a trabajar inmediatamente desde el Ala Oeste, pues prepara una serie de decretos para revertir algunas de las medidas más polémicas de Trump, sobre todo vetos migratorios a países de mayoría musulmana y salida de acuerdos medioambientales como el Tratado de París. Es también tradición que el nuevo presidente redecore a su gusto el Despacho Oval.
Para llegar a la Casa Blanca Biden no recorrerá la ruta habitual en esta ceremonia
(línea negra)
Desplegados miembros de la Guardia Nacional, además del Servicio Secreto, la Policía Metropolitana de Washington D.C. y la Policía de Parques, el FBI y la Policía del Capitolio
La Guardia Nacional es una fuerza de reserva integrada por voluntarios que son movilizados ante emergencias domésticas y otras misiones.
En los estados la puede convocar cada gobernador, mientras que en Washington su despliegue depende del Pentágono o el presidente