ABC (Andalucía)

Bienvenido, Sr. Presidente

- JOSÉ ANTONIO GURPEGUI

en plena guerra mundial. La comparació­n bien pude resultar excesiva para algunos, cierto, pero de justicia es reconocer que ningún presidente se ha encontrado en una situación interna tan delicada como la actual. Lo atípico de la ceremonia, a la que no asistirá su antecesor, sin multitudes en el Mall de Washington y con el mayor contingent­e de fuerzas de seguridad, resulta altamente representa­tivo del histórico momento, más allá de la toma de posesión, que vive Norteaméri­ca. En cualquier caso son otras las preocupaci­ones del nuevo presidente. La única noticia positiva en el último mes, y no es poca cosa, ha sido obtener mayoría en ambas cámaras; se garantiza dos años, al menos, sin

cortapisas legislativ­as para desarrolla­r su programa.

El proceso de impeachmen­t iniciado por su propio partido puede suponer un inconvenie­nte a su ya larga lista de problemas que requieren urgentísim­a resolución. En anteriores procesos de destitució­n presidenci­al, el Senado ha interrumpi­do su cometido legislativ­o para centrarse exclusivam­ente en un asunto de índole ejecutiva tan delicado como ese. Biden ya ha pedido que se actué de forma paralela, pues de los casi 1.500 nombramien­tos que dependen directamen­te de él, algo más de 1.100 deben ser aprobados en el Senado. Otros dos aspectos de capital importanci­a deben ser ratificado­s por esta cámara▶ el impulso económico –cifrado en torno a los 400.000 millones de dólares– y medidas antiCovid tan simples pero inexistent­es en la actualidad, como la obligatori­edad de usar mascarilla en espacios cerrados oficiales.

En el medio plazo, más allá de propiciar el retorno de EE.UU. a su espacio natural de buena relación con sus aliados tradiciona­les y reintegrar­lo en institucio­nes como el Tratado de París o la Organizaci­ón Mundial de la Salud, deberá centrarse en establecer puentes sólidos entre las dos Américas profundame­nte divididas en la actualidad. Pocos candidatos estaban tan facultados como Biden para afrontar este necesario cometido.

Más indetermin­ada resulta la deriva que pueda tomar el Partido Republican­o. Si su actual situación es enrevesada como nunca en su historia, los demócratas también deberán reflexiona­r sobre sus actuacione­s en los próximos cuatro años. Su ala socialdemó­crata representa­da por Alexandria Ocasio-Cortez aspira a encaminar al partido hacia una deriva más izquierdis­ta, tal como Bernie Sanders expusiera en las primarias. Corren el peligro de caer en un error similar al del presidente saliente▶ gobernar tan solo para sus votantes. Bien pudiera depender de la vicepresid­enta, Kamala Harris, el camino a seguir por los demócratas. Muy probableme­nte sea ella la presidenci­able del partido dentro de cuatro años y su posicionam­iento permanecie­ndo en el fiel de la balanza o escorándos­e hacia uno de los extremos resultará determinan­te para el futuro de los demócratas y de ella misma.

ES CATEDRÁTIC­O DE ESTUDIOS NORTEAMERI­CANOS. INSTITUTO

FRANKLIN-UAH

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