El hijo único de Edmond de Rothschild
«Mi trabajo consiste en transmitir a mis hijas más de lo que recibí de mi padre», decía Benjamin de Rothschild. Y ha cumplido su compromiso al dedillo▶ a día de hoy, el «Groupe Edmond de Rothschild», fundado en 1953 por su progenitor, gestiona activos por valor de 150.000 millones de euros y la fortuna familiar asciende a 4.300 millones, lo que hace de este Rothschild el más opulento de la rama francesa del clan. El hijo único de Edmond de Rothschild (1926-1997) y de Nadine Lhopitalier –una antigua actriz reciclada en autora de éxito, especializada en manuales sobre las bonnes manières– se aferró a la tradición familiar no solo en las finanzas, sino también en la viticultura a través del burdeos «Château Clarke» y, obviamente, por un elevado –a la par que discreto– tren de vida repartido entre varios castillos y un palacete parisino situado frente al Elíseo. Esa proximidad fue motivo de un desagradable incidente acaecido en 2007▶ mientras manipulaba una escopeta de mira láser, deslumbró involuntariamente a una agente de Policía que custodiaba la sede de la presidencia de la República. El barón pasó varias horas detenido en comisaría antes de formular disculpas.
Pero ha innovado positivamente respecto de su linaje en dos aspectos▶ en materia deportiva prefirió la vela a la cría caballar, creando el «Gitana Team», que ha cosechado importantes victorias en competiciones de travesía marítima. Aunque la aportación más novedosa ha consistido en ceder paulatinamente el control del grupo a su esposa Ariane Langner. Hasta entonces, los Rothschild habían contado entre sus filas con mujeres de fuerte personalidad, pero dedicadas exclusivamente a los ámbitos cultural, caritativo o mundano. Sin embargo, su forma de dirigir el grupo ha sido motivo de desavenencias con su suegra, por lo que esta última decidió encomendar la gestión de su fortuna a otra entidad financera. Igual de sonora fue la disputa que Benjamin de Rothschild mantuvo hace unos años con su primo David, jefe de la rama mayor y artífice del renacimiento del histórico banco, nacionalizado en 1981 por François Mitterrand. Ambos discrepaban sobre la denominación de sus respectivos negocios, cuyo origen histórico es, obviamente, el mismo. Afortunadamente, lograron zanjar el asunto y preservar sus respectivas reputaciones corporativas. En cambio, Benjamin ya no podrá asistir este año al centenario de la estación de esquí de Megève, una de las más famosas de los Alpes, fundada por su abuela Noémie.