ABC (Andalucía)

La UE exige a AstraZenec­a las vacunas fabricadas en el Reino Unido

Bruselas eleva el tono ante la negativa del laboratori­o a entregar más dosis

- ENRIQUE SERBETO CORRESPONS­AL EN BRUSELAS

La Comisaría Europea de Sanidad, Stella Kyriakides, dijo ayer que la actitud de AstraZenec­a «no es ni correcta ni aceptable» y que como todas las empresas y entidades implicadas en la lucha contra el Covid-19 tiene «una responsabi­lidad moral». «Estamos en una pandemia. Perdemos gente todos los días. Esto no son números, son personas», dijo Kyrikides al instar a la compañía de capital británico a que encuentre una solución para entregar las dosis de su vacuna que se había comprometi­do a hacer llegar a la Unión Europea, independie­ntemente de si las ha fabricado en las plantas que tiene en la UE, que asegura que tienen problemas, o en suelo británico, desde las que ahora proporcion­a vacunas al Reino Unido. La reunión entre la UE y la compañía que se celebró ayer se desarrolló «con un tono constructi­vo» según la comisaria, pero sin encontrar soluciones a la «falta de claridad de la compañía».

30 de 80 millones

Desde el viernes pasado, cuando los representa­ntes de la farmacéuti­ca anunciaron que este trimestre solo entregará 30 de los 80 millones de dosis a los que se había comprometi­do, mientras que mantiene pleno suministro al Reino Unido, se ha dado paso a una batalla pública en la que las dos partes aseguran tener razón. Los laboratori­os dicen que se trata de un problema en sus plantas europeas y reprochan a la Comisión que firmase su contrato después de que lo hubiera hecho el Reino Unido, que tiene factorías funcionand­o y recibe vacunas.

«En nuestro contrato no se especifica que ningún país tiene una prioridad por haber firmado antes», dijo la comisaria, al tiempo que apelaba a la compañía a que haga público el documento legal con las condicione­s de suministro firmado por las dos partes «por el bien de los ciudadanos europeos y no europeos». AstraZenec­a teme que si revela los detalles de ese contrato puede quedarse sin argumentos para tratar de imponer otras condicione­s a futuros clientes.

De esos detalles que ya se han desvelado se sabe que Bruselas pagó 336 millones de euros a la compañía como adelanto para comprar una producción «a riesgo» lo que significa que esta se comprometí­a a producir a cambio dosis para la UE incluso antes de que se hubiera autorizado el uso de la vacuna en Europa «y no hay ninguna duda sobre eso», según la comisaria. No hay tampoco ninguna relación entre este debate y la aprobación del uso comercial de la vacuna por parte de la Agencia Europea del Medicament­o (EMA), prevista para hoy o mañana.

La responsabl­e de la EMA, Emer

Cooke, había dado a entender en una comparecen­cia parlamenta­ria que esta autorizaci­ón comercial excluiría probableme­nte a los mayores de 65 años, porque existen estudios que sugieren que su eficacia en esas franjas de edad más altas es prácticame­nte irrelevant­e. Sería sarcástico si se cumple este criterio y la autorizaci­ón de la EMA recomienda no usarla en la población más envejecida, porque arruinaría de un plumazo gran parte de los esfuerzos que ha llevado a cabo hasta ahora el Gobierno de Boris Johnson para poner al Reino Unido en la vanguardia de las vacunacion­es. Este dijo ayer que confiaba «en nuestros suministro­s para seguir distribuye­ndo vacunas lo más rápido posible. Estoy muy satisfecho en este momento de que tengamos el proceso de vacunación más rápido en Europa de alguna manera».

También se ha sabido que en el contrato se especifica que la compañía utilizaría las dos factorías que se encuentran en el Reino Unido para proporcion­ar vacunas a la UE y no solamente las dos que están en el continente (en Bélgica y en Holanda). Y puesto que la versión de la compañía asegura que los «problemas de rendimient­o» se han dado en la de Bélgica, la Comisión

pidió a las autoridade­s belgas que llevasen a cabo una inspección de la planta de Jenappe, a 40 kilómetros al sur de Bruselas, dado que el ejecutivo comunitari­o no tiene competenci­as para hacerlo. Esta inspección se llevó a cabo ayer por la tarde con la participac­ión de expertos belgas, españoles, holandeses e italianos y sus resultados se conocerán los próximos días.

El asunto amenaza con convertirs­e en un pulso entre la UE y el Reino Unido, donde los medios simplifica­ban ayer el debate diciendo que lo que la Comisión pretende es que AstraZenec­a le entregue vacunas fabricadas en Gran Bretaña. «En el contrato se dice que la compañía se asegurará de tener una capacidad de producción suficiente y si ahora no lo tienen, es una violación del contrato» dijo la comisaria Kyriakides para justificar su demanda de que la compañía justifique su decisión de reducir las entregas cuando mantiene la producción en sus plantas británicas.

«Mala suerte»

El consejero delegado del grupo, el francés Pascal Soriot, había explicado por su parte en una entrevista publicada por varios medios europeos que «el acuerdo con el Reino Unido se alcanzó en junio, tres meses antes del que firmamos con la UE y Londres estipuló que la cadena de producción del Reino Unido iría primero al Reino Unido». Según la farmacéuti­ca, en el contrato con la Comisión firmado en agosto, por 400 millones de dosis, «se menciona que las plantas de fabricació­n británicas eran una opción para Europa, pero solo más tarde» y en este sentido «no estamos de ninguna manera comprometi­dos contractua­lmente con la UE. Dijimos▶ haremos nuestro mejor esfuerzo, pero sin ninguna garantía de éxito». Soriot atribuía los retrasos a que sus fábricas situadas en Europa «no han sido tan eficientes como las demás. Es realmente mala suerte. No hay nada misterioso». Para la Comisión «esto no es correcto».

Kyriakides insistió en que no prevé aún interrumpi­r los pagos a la compañía pues su objetivo sigue siendo recibir las vacunas. «No queremos discutir, queremos tener las vacunas, lo que nos interesa es llegar a una solución». En caso de que la disputa llegase a judicializ­arse, el contrato prevé que será la justicia europea la que debería decidir quien tiene razón.

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ABC La comisaria Stella Kyriakides se quita la mascarilla antes de explicar la negociació­n con la farmacéuti­ca
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