La UE exige a AstraZeneca las vacunas fabricadas en el Reino Unido
Bruselas eleva el tono ante la negativa del laboratorio a entregar más dosis
La Comisaría Europea de Sanidad, Stella Kyriakides, dijo ayer que la actitud de AstraZeneca «no es ni correcta ni aceptable» y que como todas las empresas y entidades implicadas en la lucha contra el Covid-19 tiene «una responsabilidad moral». «Estamos en una pandemia. Perdemos gente todos los días. Esto no son números, son personas», dijo Kyrikides al instar a la compañía de capital británico a que encuentre una solución para entregar las dosis de su vacuna que se había comprometido a hacer llegar a la Unión Europea, independientemente de si las ha fabricado en las plantas que tiene en la UE, que asegura que tienen problemas, o en suelo británico, desde las que ahora proporciona vacunas al Reino Unido. La reunión entre la UE y la compañía que se celebró ayer se desarrolló «con un tono constructivo» según la comisaria, pero sin encontrar soluciones a la «falta de claridad de la compañía».
30 de 80 millones
Desde el viernes pasado, cuando los representantes de la farmacéutica anunciaron que este trimestre solo entregará 30 de los 80 millones de dosis a los que se había comprometido, mientras que mantiene pleno suministro al Reino Unido, se ha dado paso a una batalla pública en la que las dos partes aseguran tener razón. Los laboratorios dicen que se trata de un problema en sus plantas europeas y reprochan a la Comisión que firmase su contrato después de que lo hubiera hecho el Reino Unido, que tiene factorías funcionando y recibe vacunas.
«En nuestro contrato no se especifica que ningún país tiene una prioridad por haber firmado antes», dijo la comisaria, al tiempo que apelaba a la compañía a que haga público el documento legal con las condiciones de suministro firmado por las dos partes «por el bien de los ciudadanos europeos y no europeos». AstraZeneca teme que si revela los detalles de ese contrato puede quedarse sin argumentos para tratar de imponer otras condiciones a futuros clientes.
De esos detalles que ya se han desvelado se sabe que Bruselas pagó 336 millones de euros a la compañía como adelanto para comprar una producción «a riesgo» lo que significa que esta se comprometía a producir a cambio dosis para la UE incluso antes de que se hubiera autorizado el uso de la vacuna en Europa «y no hay ninguna duda sobre eso», según la comisaria. No hay tampoco ninguna relación entre este debate y la aprobación del uso comercial de la vacuna por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), prevista para hoy o mañana.
La responsable de la EMA, Emer
Cooke, había dado a entender en una comparecencia parlamentaria que esta autorización comercial excluiría probablemente a los mayores de 65 años, porque existen estudios que sugieren que su eficacia en esas franjas de edad más altas es prácticamente irrelevante. Sería sarcástico si se cumple este criterio y la autorización de la EMA recomienda no usarla en la población más envejecida, porque arruinaría de un plumazo gran parte de los esfuerzos que ha llevado a cabo hasta ahora el Gobierno de Boris Johnson para poner al Reino Unido en la vanguardia de las vacunaciones. Este dijo ayer que confiaba «en nuestros suministros para seguir distribuyendo vacunas lo más rápido posible. Estoy muy satisfecho en este momento de que tengamos el proceso de vacunación más rápido en Europa de alguna manera».
También se ha sabido que en el contrato se especifica que la compañía utilizaría las dos factorías que se encuentran en el Reino Unido para proporcionar vacunas a la UE y no solamente las dos que están en el continente (en Bélgica y en Holanda). Y puesto que la versión de la compañía asegura que los «problemas de rendimiento» se han dado en la de Bélgica, la Comisión
pidió a las autoridades belgas que llevasen a cabo una inspección de la planta de Jenappe, a 40 kilómetros al sur de Bruselas, dado que el ejecutivo comunitario no tiene competencias para hacerlo. Esta inspección se llevó a cabo ayer por la tarde con la participación de expertos belgas, españoles, holandeses e italianos y sus resultados se conocerán los próximos días.
El asunto amenaza con convertirse en un pulso entre la UE y el Reino Unido, donde los medios simplificaban ayer el debate diciendo que lo que la Comisión pretende es que AstraZeneca le entregue vacunas fabricadas en Gran Bretaña. «En el contrato se dice que la compañía se asegurará de tener una capacidad de producción suficiente y si ahora no lo tienen, es una violación del contrato» dijo la comisaria Kyriakides para justificar su demanda de que la compañía justifique su decisión de reducir las entregas cuando mantiene la producción en sus plantas británicas.
«Mala suerte»
El consejero delegado del grupo, el francés Pascal Soriot, había explicado por su parte en una entrevista publicada por varios medios europeos que «el acuerdo con el Reino Unido se alcanzó en junio, tres meses antes del que firmamos con la UE y Londres estipuló que la cadena de producción del Reino Unido iría primero al Reino Unido». Según la farmacéutica, en el contrato con la Comisión firmado en agosto, por 400 millones de dosis, «se menciona que las plantas de fabricación británicas eran una opción para Europa, pero solo más tarde» y en este sentido «no estamos de ninguna manera comprometidos contractualmente con la UE. Dijimos▶ haremos nuestro mejor esfuerzo, pero sin ninguna garantía de éxito». Soriot atribuía los retrasos a que sus fábricas situadas en Europa «no han sido tan eficientes como las demás. Es realmente mala suerte. No hay nada misterioso». Para la Comisión «esto no es correcto».
Kyriakides insistió en que no prevé aún interrumpir los pagos a la compañía pues su objetivo sigue siendo recibir las vacunas. «No queremos discutir, queremos tener las vacunas, lo que nos interesa es llegar a una solución». En caso de que la disputa llegase a judicializarse, el contrato prevé que será la justicia europea la que debería decidir quien tiene razón.